Con más de 1.3 millones de copias vendidas durante su fin de semana de estreno, The Last of Us se convirtió en el videojuego más exitoso del año, al menos hasta su lanzamiento. La exclusiva de PlayStation 3 llegaba con la promesa de una épica aventura, exprimir la consola al máximo y mostrar que la nueva generación podía esperar.
The Last of Us
Aunque no desde el nacimiento de la industria, pronto los desarrolladores de videojuegos se dieron cuenta del potencial que tenían en sus manos para contar historias. Si bien al principio eran apenas esbozos con más corazón que estilo, estos primeros intentos nos decían algo más que “Congratulations” o que nuestra princesa estaba en otro castillo cuando finalmente alcanzábamos el objetivo.
Géneros como el RPG florecieron bajo este concepto, donde además de terminar el juego parte vital de la experiencia era conocer el cuento y recorrer ese mundo que habían creado para nosotros. Pronto el poder de cada nueva generación de consolas ofreció herramientas a los diseñadores para extender su historias a otros géneros y emplear elementos narrativos más complejos, que asemejaran en la medida de lo posible ya no a leer un libro, sino a ver una película.
The Last of Us es el más reciente intento de Naughty Dog para transportar este tipo de experiencias a los botones de un mando de PlayStation 3. Este título no es sólo un ambicioso shooter en tercera persona montado en un clásico escenario cuasi apocalíptico, como podría parecer de entrada, The Last of Us redibuja bajo su propio ritmo la línea que separa a los videojuegos de la cinematografía moderna, en un concepto de gameplay que tiene reminiscencias de Resident Evil y Metal Gear Solid, pero también del progreso argumental estructurado de una buena serie de televisión.
The Last of Us nos ubica en mundo post pandemia. Unos 20 años atrás una mutación del hongo cordyceps infectó a millones de humanos matándolos y/o convirtiéndolos en horrendos seres desfigurados que atacan e infectan a otros como parte de su instinto natural. Militares han tomado el control de las zonas en cuarentena mientras que grupos rebeldes surgen en todas partes, algunos con la única misión de sobrevivir a toda costa, otros intentando restaurar el orden y encontrar una cura. El resto del territorio se ha convertido en una tierra hostil, con la naturaleza reclamando las grandes ciudades y millones de infectados acechando en cada paraje.
Los primeros minutos de la experiencia sirven para ponernos casi toda esta información en contexto, mientras que al mismo tiempo aprovecha para exhibir el toque dramático con el que nos toparemos el resto de nuestra aventura al lado de Joel y Ellie. No pasa ni media hora y The Last of Us ya transpira sentimiento y desgracia, y el final del prólogo sirve para inducir de manera perfecta al usuario a un mundo donde el mañana dejó de ser importante hace varios ayeres.
Joel y Ellie
Joel es un auténtico sobreviviente, un hombre curtido que sacó lo mejor y lo peor de sí mismo tras el brote: ha sobrevivido a la milicia, a los infectados y a los saqueadores que cazan a cualquiera que ose aventurarse en su territorio. Áspero, de pocas palabras y con un estilo metódico de vida, Joel se dedica a contrabandear armas, alimento y medicinas entre los diferentes campamentos. Su próximo embarque, sin embargo, es muy especial: pasar a una niña y llevarla hasta el territorio de las Luciérnagas, un grupo rebelde perseguido por el ejército.
Ellie es la jovencita en cuestión. Con catorce años de edad, ella no conoció el modo de vida antes de la pandemia y su visión del mundo es limitada, pero idealista, añorando las películas de antaño y los inventos que ya nadie recuerda cómo funcionan. La chica es el contrapeso ideal para Joel: ella siempre con miles de preguntas y él sólo intentando mantener la boca cerrada y los recuerdos atados. Como es de esperarse, ambos trabajan en equipo para progresar durante la historia, aunque la mayor parte del tiempo tu rol es el de controlar a Joel para proteger a Ellie.
En este punto es donde realmente brilla The Last of Us y destaca muy por encima de otros productos con temáticas similares. Neil Druckman, el escritor del argumento, nos cuenta una historia disímil a lo que uno pudiera anticipar. Nuestra misión no es desentrañar los por qué ni los cómo, el juego nunca apunta nuestro destino hacia atrás, para conocer el pasado de la infección, ni hacia adelante en cómo se las arreglará la humanidad para reparar el daño. The Last of Us es pura y mera sobrevivencia al día en los ambientes más hostiles, situación que crea un lazo emocional efectivo entre nosotros, los protagonistas y otros personajes que vamos encontrando en nuestro camino.
Druckman tuvo un tino tal que nos permite conocer parte de la situación viendo nuestro entorno, recolectando mensajes, escuchando lo que otros nos tienen que contar, pero dejando todo el peso a las relaciones interpersonales que estableces en The Last of Us, logrando que desees progresar con tu misión más por la empatía que tienes con la pareja y un genuino interés por mantenerlos vivos, que por conocer la conclusión de la trama. La química entre Joel y Ellie es tan importante como la química que la narrativa va ejerciendo entre el jugador y sus personajes. Brillante.
The Last of Us también golpea con fuerza al paradigma de las decisiones morales en los videojuegos. Naughty Dog demuestra que no es necesario que se le pregunte a cada rato al usuario si desea hacer algo bien o mal para sentir remordimiento o peso sobre sus acciones. Lo importante, al contrario, es presentar rumbos bien definidos para que los personajes actúen bajo sus “propios criterios”. Varias partes de este título nos harán fruncir el ceño y dejarán cuestiones éticas flotando en nuestra mente, invitando a pensar en diversas salidas posibles para lo que hemos presenciado en un mundo donde es comer o ser comido, pero dejando que el ritmo natural y violento de este cuento siga sin alteraciones. Doblemente brillante.
Sobreviviendo a la pandemia
Claro que el viaje para llevar a Ellie es uno bastante largo, atravesando montón de locaciones abandonadas en panoramas que realmente lucen fantásticos gracias a la calidad gráfica de The Last of Us. Así como el desarrollo de la trama destaca por sí mismo, la belleza visual de la obra de Naughty Dog es otro aliciente, con paisajes urbanos, bosques, parajes nevados, un campus universitario y decenas de zonas que invitan a (y deben de) ser exploradas hasta el último rincón.
El alto estándar gráfico también se nota en los modelos humanos, con impresionantes texturas de piel, ropa, cabello, mugre, humedad y en especial los ojos más expresivos que haya visto en un juego de video. Me llamó fuertemente la atención el esfuerzo por mostrar emociones a través de las miradas, especialmente cuando la vista se les nublaba y sus ojos enrojecían de llanto o miedo. Este detalle, sumado a la intensa combinación entre gameplay y drama, es parte de la fórmula secreta para mantenerte pegado al control.
Y hablando del control, la jugabilidad de The Last of Us, como ya había mencionado antes, trae a la mente los shooters en tercera persona que todos conocemos del género zombi, aunque en este caso la mira es un poco más tiesa y a cambio tienes un mejor repertorio de ataques físicos, ya que puedes usar tus puños junto a palos, ladrillos, cubetas o cualquier objeto que tengas a la mano para atizar a humanos o infectados. El entorno también te puede ayudar a liquidarlos, como por ejemplo, azotándolos contra mesas o paredes, y todo con un sólo botón para atacar y un par más para ajustar la mira y disparar.
The Last of Us también incorpora un sistema de sigilo que se vuelve vital para salir adelante. Puedes avanzar agachado y de manera silenciosa para despachar a tus enemigos desprevenidos sin hacer ruido. Con el botón R2 tienes una habilidad especial que te permite aguzar tus sentidos y escuchar el movimiento aún detrás de las paredes, algo que se vuelve vital para sobrevivir.
Con estas dos premisas junto a un sistema de fabricación de ítems en tiempo real (los haces mientras peleas, por lo que es importante buscar tiempo para hacerlo), basta para ofrecernos buena variedad en los enfrentamientos; hay decenas de formas de avanzar dependiendo de tu estilo, las armas que tengas en ese momento y la situación, pues no es lo mismo enfrentar a patrullas humanas que a hordas de mutantes: las primeras tienen cierto orden y coordinación, pero las segundas imprimen momentos de adrenalina donde a veces ni todo tu arsenal es útil en espacios cerrados.
La sensación de suspenso en estos momentos es alta, dando como resultado algo que casi nunca nos toca ver en este género: le tienes verdadero respeto al infectado. Mi única queja en este aspecto es que a veces los puntos de guardado son demasiado permisibles, reduciendo la necesidad de salir victorioso, pues el checkpoint a veces registra hasta el número de enemigos que habías matado en una sección antes de perder.
Para sobrevivir, en tu arsenal tendrás armas cortas y largas, como pistolas, rifles de caza y escopetas, junto con algunos utensilios explosivos de fabricación casera como bombas de humo y molotov. La selección de armas no es muy amplia, pero sí justa. En The Last of Us las balas no suelen abundar por lo que tendrás que racionar sabiamente su uso. Cada una puede ser mejorada al igual que algunas habilidades como precisión, velocidad de fabricación o el tamaño de tu barra de salud.
Fuera de los encuentros contra grupos enemigos, en The Last of Us resolverás algunos puzles no tan complicados y explorarás un buen rato en busca de municiones, partes e ítems. Las misiones, aunque en fondo relativamente lineales, ofrecen escenarios de buen tamaño que te obligan a recorrerlos por completo antes de tomar un curso de acción, por lo que difícilmente te sientes limitado hacia dónde puedes ir.
La campaña te dará por lo menos unas 18-20 horas de vida si comienzas en la dificultad alta y decides curiosear los alrededores meticulosamente. Al terminarlo tendrás la opción de New Game + para intentar juntar absolutamente todos los coleccionables y llevar a tope tu árbol de habilidades, así como una dificultad extra desbloqueada.
Somos varios sobrevivientes
Sorpresivamente el modo multijugador de The Last of Us traslada de forma puntual todos estos elementos a los combates en línea. Armamento, sigilo, elaboración y recolección de ítems en combates entre dos equipos cuyo principal punto fuerte es la necesidad de trabajar de manera coordinada. Aunque no tan espectacular como la campaña, el componente multiplayer es adictivo y añade profundidad al ofrecernos opciones de personalización, objetivos secundarios y mejoras por subir de nivel. Actualmente está bastante activos y dada la dinámica de los enfrentamientos se ve que puede durar años antes de mermar su participación.
En cuanto al apartado musical, The Last of Us presenta una banda sonora sublime y certeramente utilizada. Las composiciones de Gustavo Santaloalla no suenan en todo momento y dejan gran parte de la musicalización a los sonidos ambientales de cada escenario, pero cuando aterriza lo hace con fuerza y en momentos clave, añadiendo dramatismo en la adecuada proporción.
El casting de voces también es impresionante y se nota que los desarrolladores han perfeccionado esta técnica de captura de movimiento y voz para dar vida a sus creaciones. Joel, Ellie, Tess y todos los invitados que cruzamos en nuestro camino se sienten vivos gracias a su contraparte real y al doblaje tan atinado. A esto le sumamos diálogos inteligentes, referencias para hacer pensar al jugador y en general un script cual si fuera la mejor producción de cine. Las voces en español latino también son buenas, pero es obvio que no cuentan con el mismo control de calidad del doblaje original.
¿Una compra obligada? Si tienes una PlayStation 3 definitivamente lo es, y si no lo tienes, The Last of Us te obligará a adquirir una. Es un gusto contar con videojuegos como éste, que permiten ver que la innovación no es por fuerza hacer algo que nadie había realizado antes, sino generar un nuevo enfoque o elevar la cota de calidad al máximo. Naughty Dog demostró que en un tema aún tan rascado como el zombi, puede haber propuestas inteligentes que mezclen distintos modos de juego de manera acertada con una historia que nos seduzca a no soltar el control.
El estudio detrás de Crash Bandicoot y Uncharted de nuevo pone el listón muy alto en cuestión narrativa y gameplay, retando a toda una industria a ofrecer algo más que botonazos e historias sobadas. The Last of Us es sin duda el eslabón más destacado en la cadena evolutiva entre jugabilidad y recursos cinematográficos. Cierto, tiene algunos bugs por aquí y por allá, y en un par de momentos los escenarios tan vastos y solitarios abruman, por lo que The Last of Us no es una obra inmaculada, pero da gusto que alguien intentara hacer el videojuego perfecto y estuviera tan, pero tan cerca de lograrlo.
1 comentario
Lastimosamente no tengo ninguna consola de nueva generación pero he logrado ver el gameplay entero de este juego, y es casi una película. Los diálogos ingame son algo a destacar en The Last of Us.