Si algo es o no arte siempre será tema de discusión, así se trate de obras que estén exhibidas propiamente en algún museo. ¿Y si al arte le acompaña la polémica y figuras conocidas? Entonces el debate será mayor, tal como le pasó al artista mexicano José Rodolfo Loaiza Ontiveros con su colección Profanity Pop.
Las obras de Loaiza tienen sólo una constante: Disney. Las princesas, magos, hechiceras, reinas, carpinteros, hadas, niños de madera y hasta personajes del reino animal son plasmados en sus pinturas en situaciones que muchos podrían llamar incómodas o sombrías, o bien, en retratos que son claras críticas a la sociedad contemporánea: sus prejuicios, sus modas, sus miedos, sus tabúes y subculturas.
La colección, exhibida en La Luz de Jesús Gallery, de la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos, está compuesta de ilustraciones donde se polemiza sobre la homosexualidad, con las princesas o príncipes besándose; el culto a la belleza, con Jessica Rabbit inyectándose bótox; el suicidio, retratado en una escena ficticia de Blancanieves, y el uso de drogas, con personajes como Goofy, Donald y hasta Pinocho.
Profanity Pop ha causado ya polémica y comentarios encontrados, sobre todo en las redes sociales. No falta quien evoque a una nostalgia malentendida, a la destrucción de los mitos de Disney y hasta quienes piden sanciones o el veto para el mexicano.
Entre algunos de los cuadros que ya se vendieron destacan “¿Quién soy yo para juzgarlos?”, donde el artista ilustró al Papa Francisco casando a los príncipes de Blancanieves y La Bella Durmiente, así como “Paloma negra”, donde algunas princesas de Disney toman alcohol junto a Frida Kahlo. La primera pintura costó mil 800 dólares, la segunda se fue por dos mil 600.
Aquí tienen una galería con algunas imágenes del trabajo de José Rodolfo Loaiza. Pueden ver más (y en mejor calidad) en su página de Flickr o en el sitio web de DisHollywood, una exhibición similar que realizó el año pasado.
Profanity Pop es descrita por su autor como un proyecto visual que intenta mezclar los personajes más queridos de los cuentos de hadas de Disney, con otros elementos de la industria del cine, las celebridades y la muchas veces profana realidad de la sociedad actual.
Rodolfo Loaiza reúne una colección de curiosidades visuales que empuja al espectador a reimaginar los clásicos que tiene ya grabados en su memoria, para zambullirse a escenarios alternativos, donde las figuras que todos conocemos se alejan de las manzanas encantadas, las marionetas que quieren ser humanos y los finales felices.