“El Rey León para adultos”. Así es como describo en cinco palabras Pride of Baghdad cuando quiero convencer a alguien de leerlo. Sin embargo, este cómic de Vertigo y DC es mucho más que un joven felino buscando su lugar en la cadena de la vida y retrata las guerras humanas en los ojos de aquellos que quizá menos las entienden.
Pride of Baghdad
Escrita por Brian K. Vaughan (Y: The Last Man y Ex: Machina), el punto que quizá más enganche a los curiosos a esta historia es que no todo es precisamente una obra de ficción, ya que para Pride of Baghdad el autor se inspiró en un evento real: Durante los bombardeos a Iraq en 2003, el Ejército estadounidense encontró cuatro leones africanos que escaparon del Zoológico de Bagdad.
Vaughan tomó esto como punto de partida y logró construir un interesante drama donde los animales son los protagonistas. Safa, una vieja leona, empieza a ver los beneficios de vivir en zoológico alejada de la vida salvaje de las praderas; Noor es todo lo contrario, ella anhela escapar y saciar a sus anchas sus instintos; Zill es el único macho adulto del grupo, aunque aún joven, por lo que intenta mediar entre las dos leonas. Finalmente está Ali, un cachorro que vive a gusto en cautiverio pero que siempre sueña con las anécdotas de la vida más allá de los barrotes.
Casi como ironía para zanjar sus disputas, los cuatro serán puestos en libertad tras un bombardeo que alcanza las paredes y jaulas del zoológico, y empezarán a vagar por las calles de una derruida Bagdad por los conflictos bélicos, sin comida, sin agua y sin cuidadores que se hagan cargo de ellos.
Los leones de Bagdad
Algo que me agradó de sobremanera es que a pesar de que cada integrante de la pequeña manada (y cualquier animal en sí) tiene una personalidad bien definida, Brian K. Vaughan nunca intenta volverlos súper inteligentes o atribuirles demasiadas cualidades humanas. Los leones piensan (quiero creer) como leones y perciben todo a su manera: no entienden la mayoría de lo que sucede y se impresionan y horrorizan con escenas que escapan a su comprensión.
El drama de la guerra es visto desde otro ángulo en Pride of Baghdad, uno fuera de las víctimas y de los victimarios, sino de meros y extraños testigos que por azares del destino llegaron al corazón del conflicto. Algunos animales más ancianos recuerdan pasajes similares mientras los felinos empiezan a notar la gran diferencia entre la vida en zoológico, la ansiada libertad y la realidad que enfrentan en ese momento. La pregunta siempre vaga en el aire: ¿Ser libre es obra de la casualidad o del esfuerzo?
Vaughan no sólo presenta en Pride of Baghdad a unos leones perdidos en la capital iraquí. El autor les acomoda algunos situaciones propias de los animales, donde tendrán que interactuar con otras especies y que sirven a la vez como un cruel espejo de los excesos de los ricos hombres árabes y las todavía extrañas costumbres de esta región oriental del mundo.
A la par de los excelentes diálogos y la encerada narrativa, Niko Henrichon hace gala de uno de los trabajos visuales más llamativos que ha visto la línea Vertigo, mezclando marcados trazos a carboncillo con una paleta de colores estilo acuarela. El resultado no es propiamente detallado ni deslumbrante, sino simplemente justo y hermoso.
El arte alivia la crudeza que alcanza en ciertas partes la trama, pero no la disfraza, nunca la suprimer, y es casi imposible pensar en otro estilo de ilustración que quedara mejor para esta obra. Con sólo ver algunas páginas te darán ganas de leer por completo la novela gráfica.
Bello y orgulloso como león
Pride of Baghdad es una novela gráfica redonda, casi perfecta, que invita a ser leída con sólo ver la portada. El final puede parecer algo abrupto para algunos, pero no sólo es fiel al relato verdadero sino a la realidad de esta y de cualquier otra guerra. Siempre podrán comprar la versión digital en Comixology, pero mi recomendación es que encarguen la hermosa edición de pasta dura en inglés y hagamos changuitos porque la publiquen pronto en México en español.