Los habitantes de Ciudad Esmeralda, las malvadas brujas y la fantasía de un mundo de sueños regresan en Oz, el Poderoso, el nuevo estreno en cines de Disney que nos cuenta una historia original en el mito, una precuela donde conoceremos el ascenso de uno de los magos más conocidos de la literatura infantil. Pero, ¿el largometraje está la altura de este reino mágico o es otra versión live action de cuentos que la compañía ya no debería tocar?
Oz el Poderoso
Amo El Mago de Oz. Las catorce novelas de L. Frank Baum y sus adaptaciones en cine, televisión e historietas impresas salpicaron varios de los mejores momentos de mi infancia, como seguramente lo hicieron con varias otras personas. La serie animada japonesa (que abarca los primeros seis libros) y la oscura secuela Regreso a Oz (también de Disney) son las dos versiones que recuerdo con más cariño.
Retomar esta franquicia en cines inmediatamente despertó mi curiosidad y Oz, el Poderoso se convirtió en uno de los filmes que más esperaba para inicios de año. En esta ocasión, Disney le concedió la batuta del director a Sam Raimi, cineasta que francamente viene en caída libre, mientras el papel del protagonista recayó sobre James Franco, quien da vida al célebre mago.
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La premisa de Oz, el Poderoso es narrar la coronación del hechicero como rey de Ciudad Esmeralda. La historia se centra en Oscar Diggs, un mago de circo que se hace llamar Oz, quien tras una desafortunada función es tragado por un torbellino y transportado a mundo mágico que tiene su mismo nombre, donde inmediatamente es identificado como el salvador del reino: un hechicero que, según la profecía, ocuparía su justo lugar como rey, acabaría con la amenaza de una temible bruja y traería tiempos de prosperidad.
Oscar Digss, más bien un elaborado estafador, ve la oportunidad de volverse monarca de manera “fácil” y se embarca en una aventura de la cual desconoce riesgos y su magnitud, pero que, como todo mundo puede anticipar, sacará lo mejor de sí mismo. Además de la bruja Theodora (Mila Kunis), Evanora (Rachel Weisz) y Glinda (Michelle Williams), Oz pronto conoce a Finley (con la voz de Zach Braff), un simio volador que se volverá su escolta y ayudante incondicional, y a China Doll (voz de de Joey King), una pequeña muñeca de porcelana que desea seguir a su benefactor.
Una precuela poco poderosa
Al ser una historia original, Oz, el Poderoso se toma ciertas libertades en la narrativa tratando de respetar los elementos clave de las obras originales, no siempre de la manera más atinada. Los personajes son simples, metódicos y poco “humanos”, con diálogos realmente estúpidos y un nulo desarrollo de los protagonistas, como si se trataran más de personajes de una pésima película infantil animada o de alguna telenovela mexicana. Ya sabes, risas maquiavélicas, hablar a solas en voz alta y mentiras obvias son el pan de cada minuto.
De todos los personajes de Oz, el Poderoso, los únicos que realmente me parecieron divertidos son Finley y la niña de porcelana (luce genial), o sea, los que no son actores humanos, lo que refuerza mi teoría de que este filme bien pudo quedar un poco menos peor si lo hubieran hecho en animación. Aunado a la pobre trama y al cero entrañable casting, tenemos efectos especiales y maquillajes técnicamente sorprendentes, pero muy mal aterrizados: mas que un mundo real, parece una pintura sobre la que desfilan los actores.
Ciudad Esmeralda se ve falsa y acartonada, el bosque oscuro simula más bien una escenografía de una obra de teatro, el camino de las lozas amarillas nunca resalta y sus ciudadanos son todos burdas caricaturas de los habitantes de cualquier cuento de hadas genérico, con bigotes, pelucas y coletas tan falsas que sólo faltaría que un grupo de enanos cantara a media película… bueno, eso también sucede en Oz, el Poderoso.
El argumento de la cinta de Disney navega con torpes enredos y bromas apagadas que te harán bostezar en más de una ocasión, aunque para su fortuna nunca se vuelve tan aburrida como para que valores levantarte de tu asiento y salirte de la sala de cine. Por momentos me da la impresión que quisieron parecerse demasiado a El Mago de Oz, el musical de 1939, largometraje que honestamente nunca me gustó y no ha envejecido bien: un acercamiento demasiado ingenuo y con tantos errores de coherencia, que termina por enfadar al espectador.
Realmente lo único que me pareció entretenido en Oz, el Poderoso es el cierre. La conclusión de la película apela al corazón nostálgico de los que crecimos con estos cuentos, viendo los orígenes de las brujas que todos conocemos y poniendo las bases del futuro sabio soberano de Oz, siempre lleno de trucos para mantener unido a su reino e impresionar a las masas.
Oz, el Poderoso es en resumen, patética. No sé si sea por mi adoración a las obras de L. Frank Baum o la alta expectativa generada, pero me decepcionó prácticamente en todo, incluso en los rebuscados, pero pocos creíbles efectos especiales. A menos que seas fanático de Oz o quieras invitar a tus hijos/sobrinos al cine, no existe razón alguna para ver este bodrio. Mi recomendación es que mejor compres o rentes Regreso a Oz, ese si es un peliculón, que aún con casi 28 años de antigüedad representa la mejor versión en cine de este mágico, pero también oscuro mundo de fantasía.
1 comentario
Lo mejor fue la muñequita de porcelana, está hermosa lo demás pff mal, mal,mal…