Cuando en 2009 salió a la venta Muramasa: The Demon Blade para Wii se convirtió pronto en un caso muy especial. Era el videojuego que añoraban los dueños de otras consolas, pero al mismo tiempo un título que pasó sin pena ni gloria en el mercado que lo vio nacer. Aksys Games, en un intento por revertir la situación y darle las ventas que esta obra merecía, lo relanzó bajo el nombre de Muramasa Rebirth, ahora para la portátil PS Vita.
Muramasa Rebirth
Si tuvieron la suerte de blandir espadas con Kisuke y Momohime hace cuatro años, estarán contentos de saber que la experiencia se trasladó con fidelidad asombrosa e incluso presentando un esquema de control más sólido y amigable.
Para quienes no lo conocían, Muramasa Rebirth es un juego con mucho sabor a la vieja escuela: acción atascada con espadas en 2D y avance lateral por pantallas, una especie de híbrido entre Ninja Gaiden con Metroid (por el backtracking). Los objetivos principales aquí son dos: derrotar diversos enemigos para progresar con la historia, así como ir obteniendo espadas para tu colección.
El poseer nuevas hojas afiladas te permite abrir barreras que conducen a nuevos caminos, pero también facilitan tu travesía por el mundo de Muramasa Rebirth. Cada espada tiene, aparte de cierta fuerza, un poder especial y una habilidad que se equipa a tu personaje. Así pues, pudiendo tener hasta tres espadas a tu disposición en cualquier momento, tienes que balancear tu estrategia entre fuerza, algún poder útil y quizá algo más que ayude a subir tus estadísticas.
Como podrás imaginar también, el hecho de equiparte armas nos recuerda mucho a los RPG, género del que toma muchos elementos, principalmente con el hecho de subir tu nivel. A pesar de ello, el progreso no se basa únicamente en hacerte más poderoso y acumular experiencia, sino que necesitas buenos reflejos con los dedos, rapidez mental y analizar los patrones de los enemigos, especialmente en las batallas contra los jefes.
En Muramasa Rebirth no hay árbol de habilidades o nuevos movimientos que adquieras al subir de nivel (a no ser por el poder especial de las espadas que encuentras o forjas), por lo que siempre dependerás básicamente de los mismos movimientos para evadir, atacar y defenderte. Los controles son precisos y aunque hay cierta inercia hacia el button mashing, el juego te invita a ser creativo y maniobrar con estilo para salir adelante con el menor daño posible.
Al principio podrás escoger entre uno de dos personajes: Momohime, una princesa poseída por un espíritu maligno que busca forjar la espada definitiva, y Kitsune, un ninja que no recuerda nada de su pasado y ahora es perseguido por su clan como un traidor. Las historias de ambos se cruzan en algunos puntos y básicamente recorres los mismos escenarios (en diferente orden), aunque cada uno tiene jefes distintos, espadas únicas y tres finales. Las campañas no ofrecen una narrativa que te “obligue” a querer conocer lo que sucede después, lo que no es totalmente malo pues mantiene el sello simple de Muramasa Rebirth, que confía más en su gameplay que en su historia para atarte de manos.
En cuestión de dificultad, Vanillaware realizó un estupendo trabajo. De arranque tienes un par de opciones para elegir qué tan complicada quieres que sea tu aventura: los novatos se sentirán a gusto escogiendo el modo Leyenda, mientras que los más experimentados pueden elegir Caos, donde los enemigos son más montoneros y agresivos, tienen mayor variedad de ataques y bajan mucho más sangre.
En general notarás que aun el modo Caos es asequible con algo de práctica y paciencia. Un punto en específico que me agradó es que por mucho que mueras el juego no se torna fastidioso y nunca lo consideras injusto, de hecho los puntos de reinicio son muy permisibles y te dejan prácticamente en la pantalla en la que perdiste. Completar ambas campañas con todos sus retos extras puede tomarte más de 30 horas.
No es New Game+, pero casi
Una vez que terminas una de las dos historias de Muramasa Rebirth tendrás disponible la dificultad Furia, una novedad en la versión de PS Vita y apta sólo para auténtico Caballeros de Oro que tengan reflejos a la velocidad de luz en los pulgares, pues bastará con un toque para morir. ¿Alguien buscaba un buen reto? Aquí tienen su veneno.
En cuanto a la presentación, Muramasa Rebirth mantiene la misma línea de su historia -basada en la cultura japonesa- y nos muestra un estilo visual con gráficos dibujados a manos y un estilizado tipo acuarela oriental que luce francamente espectacular. La música es mu pegajosa y tiene cierto sentimiento a los sintetizadores de sonido de las consolas de 8 y 16 bits. ¡Pura nostalgia!
Pero, si jugaste el original en Wii observarás que no hay todo el contenido nuevo que uno quisiera: tienes un nivel de dificultad adicional, decenas de cavernas atiborradas de enemigos y jefes bastantes complejos, set de trofeos y una notable mejora en la localización al inglés, sin embargo se extrañan personajes extras (no DLC) y algún episodio de epílogo, además de que no corrigieron lo molesto que resulta ser que el botón de brinco sirva para activar todo, por lo que es normal que a veces sólo quieras avanzar con saltos y termines entrando a alguna choza.
Sí es la primera vez que pruebas Muramasa Rebirth notarás que una vez superada la inclinada curva de dificultad inicial (en Caos) se convierte en uno de los juegos más disfrutables de la PS Vita. Acción a espadazos, controles precisos, un reto alto pero justo y todo el feeling japonés se combinan para entregar un título que vale la pena comprar ya sea por primera o por segunda ocasión. Además de la versión de disco, puedes adquirirlo de manera digital con una cómoda descarga de poco más de 430 megas.