Con una recaudación que ya alcanza los 160 millones de dólares en su primera semana, Monsters University llegó a cartelera como una no tan esperada, pero sí deseada continuación de Monsters Inc., película animada de 2001 que nos enseñó que del otro lado del closet existía un universo repleto de monstruos que viven gracias a la energía que provocan los sustos en el mundo de los humanos. Esta segunda entrega nos muestra que lograr esos gritos de los niños es parte de un largo proceso estudiantil que tiene su centro en una auténtica universidad para monstruos.
Monsters University
Pixar no es ajena a las secuelas, por lo que retomar una de sus franquicias más exitosas parecía hasta natural. Pero a diferencia de la trilogía de Toy Story, donde la historia nos guiaba hacia nuevas aventuras, Monsters University usó el recurso de la precuela, contándonos parte de los años mozos de “Mike” y “Sulley”, cuando eran apenas unos jóvenes mozos que asistían a la universidad en la búsqueda de ser los seres más aterrorizantes.
Honestamente, siento que desde el principio la tónica elegida no fue la más indicada. Gran parte de la magia de Monsters Inc. consistió no sólo en ver a los monstruos de las pesadillas de los niños, sino en observarlos interactuar con una pequeña traviesa humana que por primera vez parecía no tenerles miedo. El choque de ambos universos miniatura erigió lo que a mi gusto es una de las mejores cintas del estudio.
En cambio, Monsters University se fue en una dirección mucho más simple. Sacamos de la ecuación la mayoría de la interacción con los humanos (salvo referencias obligadas) y ponemos a nuestro ojo con patas y su amigo, el oso azul, en un ambiente relativamente cómodo, donde todos, por muy diferentes que parezcan son iguales que ellos: Monstruos.
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Ahora, si naciste en los 80, la trama de Monsters University te recordará inmediatamente a un montón de películas de aquella época de un subgénero nerd, que se enfocaba en seguir a un grupo de ñoños en su travesía por tratar de volverse cool y tener sexo con las chicas más guapas del colegio. La premisa es similar, le cambias las ganas de encamarse por el deseo de ser terroríficos y tenemos una fórmula que no estoy seguro que el director, Dan Scanlon, haya obtenido por mera coincidencia.
Monsters University comienza con el siempre rebelde “Mike” Wazowski, quien desde pequeño queda marcado para intentar ser el mejor asustador que exista, razón por la cual se enrola en la universidad más prestigiada, en donde se topará con James Sullivan, otro aspirante a asustador, y con un grupo de monstruos tetos de la fraternidad Oozma Kappa con quienes tendrá que aliarse para poder tener una oportunidad en esta estricta institución.
Pero ser un universitario no es fácil, y mucho menos para los que aspiran a entrar a la famosa Facultad de Sustos; otros equipos, una directora salida de las obras de Stephen King y las propias decisiones de nuestros protagonistas se interpondrán siempre en el camino de la graduación.
Oozma Kappa
Michael “Mike” Wazowski
“Mike” es la clásica personificación del esfuerzo y el ir contra lo que el destino le tiene preparado a cada uno. Y es que dentro del mundo de monstruos, él es uno de los que menos miedo genera, pero ingresa a la universidad confiado en su preparación y perseverancia para demostrar que el talento no lo es todo.
James P. Sullivan
El último de los Sullivan, una familia con una larga tradición de asustadores. De carácter afable y arrogante, “Sulley” está seguro de que su gruñido puede más que mil libros teóricos, por lo que inmediatamente choca con “Mike”. Debido a su fama, de inmediato es invitado a formar parte de otras fraternidades.
Don Carlton
Don es el tradicional estudiante que lleva ya varios cursos atorado en la universidad, aunque en su caso se trata de un regreso para estudiar una nueva carrera. Actualmente un agente de ventas, no dudamos que este monstruo con tentáculos de pulpo y gran pancienca haya fundado Oozma Kappa.
Scott “Squishy” Squibbles
Sin duda alguna el más nerdo del equipo, y todo parece indicar que ha sido bulleado durante gran parte de su vida. No sabemos a cienca cierta cómo entró al equipo, pero estamos seguros que algo tiene que ver con su madre, que dicho sea de paso, sin ser un personaje central es ella quien se roba la película.
Terry & Terri Perry
En realidad no es uno, sino dos monstruos con un sólo cuerpo. De todos los integrantes del equipo, Terry y Terri son los que pasan más desapercibidos, personajes totalmente dispensables y tan desaprovechados que de no ser por la sudadera verde y un par de bromas tontas quizá ni los hubiéramos notado.
Art
Art es el único miembro de los Oozma Kappa que realmente vale la pena recordar tras ver la película. Con una actitud alivianada y hippy, este monstruo amante de las cosas brillantes es esa especie de vago vividor que existe en todas las escuelas . Después de la madre de “Squishy”, Art es el personaje más divertido de Monsters University.
Una universidad sin matrícula
Desgraciadamente, esta temática de los ñoños que en realidad son una bola de chingones la sentí tan rebuscada y cliché que podía anticipar con monstruosa (jajaja) exactitud el desenlace de cada escena. Y si pensabas -como yo- que seríamos testigos de horas de clase, bromas escolares y parrandas épicas al estilo Pixar, lamento decepcionarte. La trama se centra en una competencia interna por equipos y poco vemos realmente de lo que implica el ambiente colegial de este peludo universo con alas y cuernos. Algunas escenas y clips con que anunciaron la película nunca aparecen… Una lástima porque eran bastante más cotorros.
En cuanto al humor, las bromas en Monsters University carecen a mi gusto del efecto de carcajada del filme original y lo sustituye por discretas sonrisas esbozadas, a excepción de un par de chistes realmente memorables. Parte de lo divertido es reconocer a algunos monstruos de la primera parte por ahí regados, siendo el más notable “Randy”.
El doblaje en español es bueno, como uno puede esperar en este tipo de producciones, incluyendo algunas frases regionalizadas y bromas que cambiaron de contexto pero que al final funcionan bien; el único detalle extraño que le encontré es que me pareció que Andrés Bustamente, en su papel de “Mike”, se esforzó demasiado en hacerlo sonar como el “Güiri Güiri”, restándole algo de su propia personalidad al protagonista.
A pesar de todo, Monsters University cumple con el objetivo de entretener, especialmente a los más pequeños. El largometraje animado es predecible y buena parte de la magia se perdió en el brinco a la secuela, pero “Mike” y “Sulley” son garantía suficiente para pasar un buen rato si uno no se pone muy exigente. ¿Lo que más me gustó? El mensaje final, osado y arriesgado para un filme infantil: La universidad y los estudios no lo son todo para la vida profesional.
1 comentario
12 largos años valieron la pena para volver disfrutar Mike wasausky y Sullivan aunque ya no de Boo. Definitivamente esta cinta fue fabulosa.