El historietista argentino Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido como Quino, reconoció en su cumpleaños número 80 que su personaje consentido no es la mundialmente famosa Mafalda, sino su filosófica amiga, Libertad. En su refugio de Luján de Cuyo, provincia de Mendoza, Argentina, el caricaturista Joaquín Salvador Lavado, Quino, creador de la célebre tira cómica Mafalda, festejó al lado de sus seres queridos sus 80 años de vida. El “padre de Mafalda” como se le conoce en el hemisferio americano, decidió celebrar sus ocho décadas de vida en la intimidad de su hogar.
A mil kilómetros al oeste de Buenos Aires, rodeado de familiares y amigos, Quino admitió que Mafalda, la niña rebelde con conciencia social, no es su personaje favorito. Comentó que la diminuta Libertad, personaje que Lavado incorporó al final de la tira que creó hace 49 años, es su creación consentida.
Quino, quien dejó de crear imágenes en el 2009 para evitar repetirse, reveló que después de diez años de pintar a Mafalda, la pequeña preocupada por la paz mundial y el desarme, se sintió mucho más a gusto con el personaje de Libertad, una pequeña niña regañona y analítica hija de padres hippies.
“Libertad ofrecía muchas más posibilidades. A Mafalda la dibujé desde que empezó hasta que terminó la tira, durante diez años. En cambio, a Libertad la dibujé al final de la tira y, claro, con ese personaje me siento mejor”, agregó Quino.
Joaquín Salvador Lavado creó el personaje de Malfalda en 1964 y empezó a publicar la tira cómica en el semanario Primera Plana; una década después, en 1973, decidió poner fin a la historieta. Nunca imaginó que Mafalda, aquella niña que odiaba la sopa y admiraba a Los Beatles, se convertiría en sinónimo de rebeldía.
Quino advirtió que muchas veces se ha preguntado por qué Mafalda le gusta tanto a los niños, si él la ideó para un público más adulto. “Es más, en el diario El Mundo salía en la página editorial, no en las historietas. Creo que tiene que ver con el grado de información que tienen los chicos. Cuando yo era chico, no tenía idea quién era el Papa ni el jefe de las Naciones Unidas”, señaló. En cambio hoy los chicos “aunque no quieran aprenderlo, lo saben por Internet, por la televisión, los diarios y por todos los sitios donde reciben información. Tienen un grado de información de un adulto”, dijo.
Sobre sus ocho décadas, Quino afirmó: “Los años no pasan, se te quedan en el cuerpo”, y admitió que a sus 80 años se siente “como un arquero de futbol que no sabe por dónde le entró la pelota”.
Explicó que sus problemas visuales le limitan a la hora de dibujar y prefiere disfrutar su tiempo con la música, el cine y la gastronomía: “¿Para qué gastarme en que se me ocurran cosas que después no puedo dibujar? Es como si un tenor tiene problemas con las cuerdas vocales”, añadió. Quino explicó que ya no dibuja. “Las limitaciones físicas te joroban. He tenido muchas operaciones a la vista, un glaucoma muy perverso. Si hay poca luz, me cuesta ver y si hay mucha, me encandila”, concluyó el célebre artista de tiras cómicas.
Quino ha publicado varios libros y ha recibido numerosas distinciones, como el Romics de Oro, máximo galardón que otorga el Festival de Cómic y Animación de Roma, en su edición de 2011, y el II Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos.