El pasado 10 de abril llegó a Netflix Marvel’s Daredevil, la primera pieza de Marvel Studios en colonizar con su Universo Cinematográfico la televisión digital. Aquí te traemos nuestra crítica sobre la (esperemos) primera temporada de esta serie basada en uno de los superhéroes emblema de Marvel.
Marvel’s Daredevil
El show es por fin una adaptación digna de los cómics de Daredevil, totalmente alejada de la payasada que fue la película de 2003 y mucho más parecida a Batman Inicia, pero respetando la esencia del personaje y, en cierto sentido, logrando algo superior.
Charlie Cox es Matt Murdock, joven y ambicioso abogado ciego que junto a su fiel compañero Foggy Nelson (Elden Henson) intenta establecer una firma de abogados en un barrio de Hell’s Kitchen, Nueva York, infectado de corrupción hasta la médula. Daredevil es su brazo de acción, que llega a esos lugares donde la gobernabilidad termina y la ley pierde sus efectos, y gracias a sus sentidos agudizados a niveles sobrehumanos, es la única persona capaz de detener al variado círculo de mafias que se adueña de la ciudad.
El origen mítico del famoso personaje no pudiera estar contado de mejor forma: Hijo de un peleador orgulloso, cegado por una tragedia y levantado por el destino, Marvel’s Daredevil aborda en los momentos exactos que se necesita los dilemas del hombre-diablo; con su tradicional culpa católica camina en la línea entre el bien y el mal.
Mismo universo, nuevas reglas
Daredevil toma lugar en el popular Universo Cinematográfico Marvel, pero se trata de una bestia diferente, concebida especialmente para el formato de serie televisiva. A diferencia del tono ligero y jocoso de las cintas que la editorial acostumbra, Marvel’s Daredevil se siente, en una palabra, madura.
El término había sido usado por los productores para describirla durante entrevistas, suponíamos que a la ligera y de forma indiscriminada, y sólo para referirse al nivel de violencia que se maneja (el cual sí es bastante), pero el resultado es sorprendente de una forma inesperada.
Marvel’s Daredevil está incluso a leguas de distancia de las películas más respetadas de Marvel como Capitán América y el Soldado del Invierno. Aquí no hay ninguna confusión: trata con problemas reales, en ámbitos reales y con consecuencias reales. El universo de Daredevil, vivamente recreado, retrata con fidelidad la variedad de personalidades, agendas y la forma de conducirse de abogados, criminales, periodistas, corporativistas y policías.
Se nota que Marvel se puso las pilas para conseguir al mejor talento en cuanto a escritores, y como resultado Marvel’s Daredevil trata al espectador con la misma inteligencia que las mejores series dramáticas y suspenso que producen los canales de Estados Unidos.
Nuestro vigilante no se basta solo ni es un personaje invencible, el elenco de soporte, entre quienes descatan la investigadora civil Karen Page (Deborah Ann Woll) y el periodista otoñal Ben Urich (Vondie Curtis-Hall), tienen tanta importancia para la historia como el héroe titular, y emprenden una cruzada paralela ellos mismos.
Una serie a la medida
Los productores describieron Marvel’s Daredevil como “una película de trece horas”, y sin duda este formato fue el idóneo para adaptar a un personaje tan sui generis como es Matt Murdock (y su alter ego). A lo largo de los trece capítulos de esta temporada avanzan de forma lenta e inexorable los protagonistas, cada cual en su drama personal mientras construyen sus armas para el reto que les espera.
El villano es un monstruo de muchas cabezas, y contamos con un bastante nutrido elenco de adversarios, obstáculos y agentes, cada cual con sus distintos carácteres, entre ellos destacan Leland Owlsley (Bob Gunton), un corrupto accionista de Wall Street, y desde luego el empresario metido a gangster Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio), a quien los fans recordarán como Kingpin.
Pero además de ellos tenemos a los miembros de la mafia rusa, los hermanos Vladimir (Nikolai Nikolaeff) y Anatoly Ranskahov (Gideon Emery), la inescrutable madame oriental Gao (Wai Ching Ho), y el yakuza japonés Nobu (Peter Shinkoda), entre muchos más que no mencionamos para no perder todas las sorpresas.
Aunque algunos de estos inclusiones no son originarias de las página impresas, quienes desean recrear el sabor del cómic verán en pantalla pequeña a personajes como el maleante Turk (un genial Rob Morgan), al “Gladiador” Melvin Potter (Matt Gerald) y a Stick, antiguo mentor de Daredevil, con una actuación apabullante de Scott Glenn.
Respecto a este último, la primera temporada se da el lujo de dedicarle un episodio completo, que además sienta bien las bases para lo que vendrá en este subuniverso de Marvel, pues a través de ciertas pistas no tan difíciles de conectar, alcanzamos a ver parte de los temas que se verán en futuras miniseries con personajes como Luke Cage o Iron Fist.
Ángel y demonio (lo bueno y lo malo)
Para quienes no han tenido la oportunidad de ver Marvel’s Daredevil, puedo asegurarles que se trata de una de las series con mejor producción hoy en día. Las escenas de acción están certeramente coreografiadas y aunque no se trata de un superhéroe tan espectacular como El Hombre Araña, cada uno de los stunts, batallas y persecuciones de nuestro nuevo vigilante favorito enganchan y se sienten reales.
El elenco también es de primera categoría, lo mismo que la escritura de la mayoría de los episodios, y a pesar de un par de tropezones, el show es capaz de sumergirte por completo en el bajo mundo de Daredevil. Los aplausos en este sentido van para Cox, atrapado entre la culpa católica y un inmenso deseo de hacer lo correcto, dudoso de su estatus ante Dios y temeroso de la gente que lo rodea, al tiempo que en el día a día se esfuerza por mantener siempre su fachada de recto abogado para el resto del público.
Tampoco se trata de una serie perfecta. Algunos acusan Marvel’s Daredevil de desarrollarse de forma lenta y arrastrar por el final. En lo personal no lo vi así. La química entre el cast principal es correcta aunque no siempre da todo de sí en cuanto a la escritura. Los intercambios, al menos los iniciales, entre Foggy y Karen se sienten débiles, del mismo modo el compañerismo de Matt y Foggy a veces parece carecer de vida, aunque algunos capítulos del medio mejoran esto.
El otro gran protagonista de la historia es Wilson Fisk, alias “Kingpin” (bueno, no aquí). Marvel’s Daredevil le dedica una impresionante cantidad de minutos a desarrollar a este personaje y profundizar en él, su trasfondo, historia y motivaciones, sin embargo si esperabas al villano de los cómics, no es precisamente lo que verás aquí.
Si bien la idea es mostrar a Kingpin en sus primeros pasos, siento que intentan enfatizar demasiado el lado trágico del criminal, llegando a lo cursi, haciéndole carecer de autoridad como villano, y personalmente la actuación de Vincent D’Onofrio la sentí forzada, así fuera como adaptación o personaje aparte. Eso sí, las confrontaciones entre Daredevil y Wilson Fisk son para erizarte los vellos de la nuca.
Daredevil, una serie sin miedo
Pero nada de lo anterior opaca la gran sorpresa que nos ha dado Marvel’s Daredevil, tratándose de probablemente la mejor adaptación que ha hecho de uno de sus personajes hasta el momento, sí, al nivel o incluso por encima del que tienen las películas. La esencia del Hombre Sin Miedo está preservada de forma íntegra y se trata tal vez de la versión definitiva del personaje que jamás esperamos llegar a ver.
Cuenta además con una narrativa sólida, que no deja cabos sueltos (o si los deja, son muy pocos) y nunca intenta forzar su material, por el contrario la evolución del protagonista parece darse de forma fluida y consecuente, hasta convertirse en la fiel imagen de uno de los mejores mitos superheroicos en la industria del entretenimiento.
En conclusión, Marvel’s Daredevil es otra gran anotación de Marvel, un gran acierto también para Netflix y una serie recomendable a un amplio público, incluso a quienes consideran que el género de superhéroes es limitado, inmaduro o vacío. Veredicto: Hay que verla para creerla.