“Los blogs… a mí los blogueros siempre me sacaban cierta urticaria”, fue el comentario de Alejandro Cárdenas, @ElPrincipeMX en Twitter y periodista de cine con más de 25 años de carrera, durante la mesa de debate “Cine, periodismo y nuevas tecnologías” realizada el día de ayer como parte de las actividades del XIII Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), y con el apoyo de la Red Mexicana de Periodistas Cinematográficos.
Especializado principalmente en cine mexicano, el periodista añadió que los blogs le parecían “una cosa sin sentido porque no hay rigor”. Cárdenas criticó a aquellos que “se asumen como críticos” y suben sus textos a Internet, consideró irresponsable de manera generalizada el ejercicio de los blogueros y recalcó–mirando hacia los otros integrantes del panel- que hoy en día “son muy contados” los críticos de verdad.
A los periodistas de cine no se les pide rigor, reiteró, no se les puede exigir en la cobertura de un evento, en que como en el Festival, debes cubrir “tres proyecciones por la mañana, un evento por la tarde, dos alfombras rojas, una fiesta y aparte escribir”. Llama la atención la forma (un tanto atropellada) en como el periodista describe su fuente como si fuera la única cargada con una agenda similar, cuando en el día a día de los diarios y las agencias noticiosas los reporteros suelen tener una mayor carga de trabajo, no únicamente en festivales, sino en la totalidad de su jornada.
Sin embargo, el comentario del también editor de la plataforma de cine a la carta Film In Latino no surgió de generación espontánea, sino de una tendenciosa pregunta del moderador del encuentro, quien se refirió a los blogueros como “zombis acercándose a los festivales”, para luego disfrazar entre cuestionamientos el calificar a los mismos -también de manera generalizada- de “escoria” y “desayunadores profesionales”, sin exactamente definir el por qué de sus comentarios. “¿Qué es el bloguero?” ¿qué hacemos con ellos en la dinámica, los incluimos”, inquirió.
Es obvio que la pregunta del moderador fue generada con cierta sorna. Si bien es cierto que en algunos blogs puede faltar el rigor del ejercicio periodístico de otros medios, no es en todos, y hay que recordar primero que nada que estos surgieron como un espacio personal de comunicación, no precisamente sobre cine, sino sobre una cantidad prácticamente infinita de temas que cada autor, con experiencia en escribir o no, quería abordar.
Al contrario de lo que se infirió en la mesa de debate, no son los blogueros y los sitios webs propios los que están invadiendo la crítica de cine, sino que son estos críticos de cine los que tarde o temprano tendrán que mudarse a un formato similar que ha demostrado ser más eficiente informativamente hablando, mucho más cercano y del agrado del público cinéfilo y del cibernauta casual.
Se entiende que en este tipo de eventos varias páginas pequeñas, seudoperiodistas y blogs intentan acreditarse como medios especializados y críticos de cine más que nada con la finalidad de participar en las fiestas y las alfombras rojas, pero generalizar es también ir contra muchos otras personas que lo hacen de manera profesional, o bien pagan su boleto y comparten en blogs o webs como Anim-Arte.com lo que antes compartíamos en una charla de café tras la función.
En la mesa de debate “Cine, periodismo y nuevas tecnologías” también participó Ernesto Diezmartínez, de Reforma, quien pese a no estar de acuerdo en la facilidad con la que “cualquiera tiene su página” y publica sus comentarios sobre una película, al menos dejó en claro que así como se encuentra mucha “basura” en Internet, lo mismo se puede decir a veces de los medios impresos, donde pululan textos con deficiencias.
Sin embargo, Díezmartínez, quien por cierto tiene su espacio personal sobre cine Blogspot, dejó entrever que desconoce la forma de monetización o de funcionamiento profundo de estas nuevas tecnologías digitales -su blog es el mejor ejemplo- lo que te da una idea del desconocimiento del tema para los críticos de antaño y por qué existe cierto temor, menosprecio y renuencia a brincar de lleno a Internet y contra quienes ya están publicando bajo este formato, quizá no con la experiencia que ellos acumulan pero sí muchas veces en formatos y textos menos aburridos, digeribles y entretenidos para todo público.
Quizá las dos intervenciones alejadas de esa sensación de celo y recelo contra los blogueros fueron las de Carlos Bonfil (La Jornada) y Arturo Aguilar (Rolling Stones, Gatopardo y Letras Libres). Bonfil acertadamente comentó sobre la necesidad de un espacio adecuado para realizar el ejercicio de la crítica de cine y como el mudarse a los blogs abre nuevas oportunidades ante los espacios reducidos en medios impresos. Aunque pareciera inferir que se trata de un paso hacia el futuro y no un fenómeno que ya ha estado vigente en México por lo menos durante los últimos seis años.
Aguilar, con la mejor contribución del encuentro y mucho más empapado de ambas realidades –la de la crítica de cine y el papel de las nuevas tecnologías-, habló sobre cómo las audiencias han cambiado con los años y el papel de los medios para captar a estos nuevos lectores en plataformas no tan tradicionales, como textos mucho más gráficos e incluso el uso de video reseñas.
En lo personal, uno esperaría que un encuentro titulado “Cine, periodismo y nuevas tecnologías” se dedicara algo con más carnita que desacreditar. Más allá de las frases “falta de rigor”, “se creen críticos”, “para el futuro”, “son escoria” y “los blogueros me producen urticaria”, lo interesante hubiera sido abordar temas como dinámicas de trabajo sugeridas, uso de plataformas en línea, influencia de las redes sociales, diferencias en los nichos de público y mercado, el eterno dilema de calificar o no calificar e incluso compartir sus experiencias y tips con aquellos que aspiran criticar y reseñar películas. La verdad es que de los tres temas hablaron muy poco .
Si se pudiera sacar una conclusión de la mesa de debate sería algo cercano a lo que mencionó Quadratín como cabeza de la nota: “Internet, un peligro y una oportunidad para los críticos de cine”. Oportunidad porque les permite estar vigentes, abordar otras plataformas y llegar a más gente; peligro, porque como dice uno una de las preguntas al panel hacia el final: “la cuestión no es si los blogueros tendrán cabida con los críticos de cine, sino si los críticos de cine tendrán cabida en esta nuevas plataformas”.
2 comentarios
Algo que he discutido mucho con uno de los ponentes fue el por que los blogueros presentes no cuestionaron los comentarios de los criticos arriba. Yo hubiera deseado haber contestado algo a Alejandro, a Ernesto, finalmente tres años y que le digan a uno zombi no es agradable, pero no pude ir, pero tu que estuviste ahi, ¿tenías oportunidad de decir algo?
Yo no tuve la oportunidad de ir, pero leyendo la nota de una reportera del diario donde trabajo fue que me brincó el comentario y busqué el video de la conferencia. Al final hubo una serie de preguntas, no muy profunda y bastante corta, pero sí les mencionaron que la pregunta no era tanto si cabían los blogueros entre los críticos, sino si los críticos cabrían entre los blogueros. Realmente buena parte de la culpa la tiene el moderador, que dirige hacia un discurso equivocado y no plantea realmente temas que abarquen las temáticas combinadas de periodismo, cine y nuevas tecnologías.