A muchos sorprendió que el maestro Martin Scorsese decidiera que su vigésimo primer filme fuera la adaptación de una novela dirigida a los niños: La Invención de Hugo Cabret, del escritor Bryan Selznick. Sin embargo, aunque los tráilers e imágenes preliminares de la cinta la anunciaban como una película infantil de aventura, el producto final resulta ser algo bastante distinto.
La Invención de Hugo Cabret | Reseña
La Invención de Hugo Cabret puede definirse como un drama de ficción histórica, ubicada a principios del siglo XX en la ciudad de París, el ambiente inicial casi puede definirse como “dickenesco”, diferente en todo a los intereses y emociones de la niñez actual. La película se centra obviamente en el personaje de Hugo Cabret, un joven huérfano con una inteligencia genial.
Hugo Cabret es un fanático del cine, crece admirando la obra de Georges Méliès, a quien su padre considera el mejor cineasta de todos los tiempos. Desgraciadamente el padre de Hugo muere en un incendio y el niño se queda bajo custodia de su tío alcohólico, un curioso personaje que le enseña todo sobre el mantenimiento de los relojes de la estación de tren pero que termina abandonándolo más tarde.
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Así Hugo tiene que sobrevivir entre las paredes de la estación, robando alimento, manteniendo los relojes y continuando el proyecto más ambicioso que dejó inconcluso su difunto padre: reparar una especie de robot. La historia de La Invención de Hugo Cabret se centra en un principio en la obsesión de Hugo por reparar a este misterioso autómata que rescataron de un museo y su enemistad con el viejo Georges, el amargo propietario de una tienda de juguetes de la estación, quien sin embargo oculta también sus propios secretos.
Desde luego, el ambiente no siempre es tan deprimente, ya que la trama va salpicada con la ternura de la amistad entre Hugo e Isabelle (ahijada del viejo) y una chusca aventura adicional que involucra al estricto pero tierno inspector Gustav (Sacha Baron Cohen), autoridad de la estación que siempre intenta atrapar al huérfano a toda costa.
Hugo, la nostalgia de Martin Scorsese (y Brian Selznick)
La cinematografía de Scorsese en La Invención de Hugo Cabret es impecable en la creación de esa atmósfera delicada y pintoresca que representa la romántica ciudad de París, con sus ancianos, sus amores, sus luces y sus recuerdos. Y precisamente esa línea sigue la historia, ya que el motivo que guía a todos los personajes durante la película es la nostalgia.
El apartado técnico abarca perfectamente la visión del autor, desde el melancólico soundtrack, los cuidados (y por qué no mencionarlo, preciosos) vestuarios, la adecuación de la luz y los escenarios, hasta un uso más que acertado de la tecnología 3D, mediante la cual “espiamos” a través de los escenarios como si de un libro de figuras recortables se tratara. Al igual que seguramente todos disfrutamos una y otra vez algún cuento fabuloso en nuestra infancia, La Invención de Hugo Cabret es un delicado deleite a la vista.
Conviene comentar que lo que da inicio como una infantil historia sobre niños aventureros se convierte poco a poco en un documental dedicado a honrar la memoria de los pioneros del arte cinematográfico, en especial de Georges Méliès. La cinta maravilla al recrear momentos clave de la historia del cine con una magia que continúa sorprendiéndonos; lo mejor de todo es que históricamente es bastante fidedigna.
Las actuaciones reúnen a Asa Buterfield y Chloë Grace Moretz (los niños protagonistas de la cinta) con eminencias de la actuación como Ben Kingsley y Christopher Lee, y otros actores reconocidos como Jude Law (en breve aparición como el padre de Hugo) y Sacha Baron Cohen. Todos logran imprimirle esa fantasía necesaria a sus papeles para atrapar al espectador en un filme de este tipo.
Ahora los “peros”
Aunque Martin Scorsese hace un entrañable y efectivísimo trabajo de homenaje cinematográfico, la introducción de flashbacks casi al final de La Invención de Hugo Cabret se siente como un tirón algo pesado cuando la trama parece estar a punto de alcanzar la resolución final. Algunas escenas tal vez se alargan más de lo necesario, haciendo que esa exploración a la labor de los cineastas llegue a sentirse incluso excesiva y autoindulgente.
Esto no reduce el mérito de La Invención de Hugo Cabret, pero relacionado con esto viene el segundo “pero”: la premisa inicial de la película parece dejarse de lado y pierde mucha importancia para centrarse de lleno en el aspecto histórico. En ese sentido, podría caer en el rubro de la publicidad engañosa, ya que aunque sigue siendo perfectamente apta (y disfrutable) para todo público, la clasificación de “aventura infantil” con que parece anunciarse le queda floja.
La última queja, y ya fuera de cualquier temática, es la duración del filme, es cierto que la tranquilidad con que todo sucede en La Invención de Hugo Cabret no es aburrida, pero a la larga vuelve la cinta demasiado extensa y puede sentirse cansada para algunos espectadores ávidos de más “acción” y “sucesos”.
Dejando de lado los pequeños fallos, La Invención de Hugo Cabret es una película que cautiva a todos los niveles. Su propuesta no va dirigida al sentido infantil de la diversión, ni al corazón, sino que es una invitación directa a celebrar la creatividad, la generosidad y la imaginación del cine, en una cinta que pone todos estos elementos en la nostalgia de soñar cuando éramos niños. La Invención de Hugo Cabret es un excelente pretexto para visitar el cine.
2 comentarios
asi que es una especie de homeaje a otros directores, lo que uno se viene a enterar, buena critica
Te quedó muy buena la reseña Magegg, espero pronto ir a verla. Gracias por la recomendación 🙂