La saga de Killzone prometió muchas cosas cuando llegó al PlayStation 3: prometió un gran multijugador que sería el “Halo killer” que tan desesperadamente necesitaba Sony, prometió un gameplay lleno de innovaciones y una campaña como nunca habíamos visto en un FPS y sobre todo, prometió las mejores gráficas que habíamos visto hasta el momento. Mientras que sus primeras dos promesas nunca se realizaron podemos hablar maravillas de los gráficos de Killzone 2 y Killzone 3.
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Ahora que Killzone: Shadow Fall viene al PlayStation 4 su mayor fortaleza es ser el título de siguiente generación con mejores gráficas, tener un gameplay sólido y utilizar las ventajas que ofrece el nuevo control DualShock 4 de manera sensata y no tan forzada.
Esta nueva entrada en la franquicia de Killzone presenta una notoria mejoría en tanto al gameplay, sobre todo por el nuevo diseño de los gatillos en el DualShock 4, el cual permite un mayor control sobre cada disparo del arma, pero como ya dije el punto más fuerte de Killzone: Shadow Fall son sus gráficas.
A momentos Shadow Fall parece una película, sólo a momentos, pero al ocurrir una explosión, al entrar a un nuevo cuarto, al recargar un arma puede que te preguntes ¿Esto es real? ¿O sigue siendo un videojuego? La ventaja que Killzone: Shadow Fall tiene sobre sus antecesores es el escenario, mientras que en Killzone 3 todo estaba destruido y tú llegabas a ver los escombros, aquí todo parece nuevo, y llegas a destruirlo.
Los colores, las luces, los aparatos electrónicos que realmente parecen del futuro brindan una experiencia como ninguna, el nivel de detalle en los escenarios es inconcebible para la generación actual, jamás había visto nada así, cada cristal que se rompe, cada casquillo que cae o cada herida en un enemigo es tan detallada que de verdad piensas que lo que ves es real.