Sólo para mayores de edad y aun así, únicamente para quienes puedan soportar una historia donde continuamente pareciera que se pone a prueba al espectador escena, tras escena, tras escena, tras escena. Así es Hobo With a Shotgun, un clásico del cine grindhouse.
Hobo with a Shotgun
Dirigida por Jason Eisener y protagonizada por Rutger Hauer en su papel de Hobo o el vagabundo; la trama cuenta sobre una ciudad llamada Hope Town que por el crecimiento de las pandillas y delincuencia organizada se ha hundido en la desesperación total de sus habitantes a tal punto que el término “Hope” (esperanza) es reemplazado por “Scum” (basura).
La ley no puede (y en algunos casos no quiere) detener al que pareciera es el dueño de tal lugar, The Drake (Brian Downey), quien gobierna y reparte caos junto a sus dos hijos, Ivan y Slick (este último el más sádico y violento). Claro, todos sabemos que con el transcurso de la historia estos tres personajes se toparán con Hobo y su escopeta.
Nuestro protagonista se encuentra asqueado de la corrupción y falta de ayuda por parte de las autoridades y en un momento clave decide defender de los temibles hermanos a una prostituta de nombre Abby, enfrentamiento del que Ivan y Slick logran salir libres y Hobo malherido. De aquí en adelante el vagabundo se convierte en el único amigo de Abby y al mismo tiempo en una suerte de vigilante de las calles.
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El escenario de HopeTown es extremadamente violento y tras estos minutos introductorios uno se percata del “clima de la película”, es allí cuando entra el juicio del espectador entre no seguir viendo o quedarse para conocer la conclusión de los eventos de Hobo With a Shotgun. El protagonista anida un sentimiento de malestar que crece rápidamente y se transforma en odio, una aberración completa por todo lo que acarrean los criminales; es allí cuando explota en ira y con la ayuda de una escopeta sale a matar a sangre fría a todo aquel que represente una amenaza para la paz y el bienestar.
Rápidamente se esparce la voz de lo que está haciendo este “hombre sin hogar” y el pueblo comienza a aplaudirle e idealizarlo por sus acciones. Los malandrines comienzan a dejar las calles, pero aún faltan The Drake y sus dos vástagos, momento en que la violencia recrudece y sube el listón de lo que se puede soportar. Claro, tomando en cuenta que desde comienzo las cosas ya estaban verdaderamente mal.
Por desgracia, no creas que la escala de violencia pinta para mantenerse en este estándar. Luego de un terrible suceso, la población se pone en contra de las acciones de este vigilante y decide comenzar a asesinar a cualquier vagundo por temor, una vez más subiendo el nivel de sangre y tripas, llevando caos y más eventos en cadena que sólo traerán desdicha y muerte a todos.
Noventa minutos de violencia sin tapujos
Lo repito, Hobo With a Shotgun no es una cinta para cualquier público. Mantiene una constante de violencia explícita de todo tipo, cuando no es gráfica, es verbal, y las escenas gore realzan y sirven para acentuar el desolador panorama en el que viven los ciudadanos de Hope Town. Sin embargo, todo tiene una especie de freno, siempre se deja al espectador en el filo de lo insoportable y grotesco, para entrar en una”calma momentánea que después nuevamente sube a tal punto que reta al público de alejarse del filme.
Lanzada en 2011, es por varias razones una de esas películas que de forma instantánea han entrado en la categoría de culto; las actuaciones presentadas son creíbles y en algunos casos expuestas de una forma casi caricaturesca para marcar una serie de eventos plagados, como he dicho, de una violencia en ascenso junto a una fotografía saturada de colores fuertes y un aspecto ochentero.
Hobo With a Shotgun es una historia cruda y hasta cierto punto trágica; una crítica que nos plantea un mundo tan brutal que la misma sociedad lo ha aceptado como normal y cotidiano, algo del día a día, de tal manera que sólo una persona sin hogar lo descubre como intolerable. Una tragedia de hora y media dentro de un escenario en decadencia y sin futuro.
Basada de un corto ficticio aparecido en Grindhouse de Quentin Tarantino y Robertt Rodríguez (al igual que Machete), Hobo With a Shotgun, con su estética llamativa, ágil narrativa y la crudeza de las situaciones mostradas se convierte en un largometraje que muchos encontrarán imperdible en el género. En lo personal, mucho, mucho mejor Machete y bastante recomendable para los seguidores de este tipo de cine, aunque quizá sólo para ellos.