Si les gustan las historias estilo el videojuego The Last of Us o el cine post apocalíptico que tan de moda se ha puesto los últimos años, seguramente les llamará la atención Hinterkind, de DC Comics, parte del sello Vertigo y su línea editorial para lectores maduros. El argumento es de Ian Edginton, un autor de cómics británico especialista en cuentos de terror y suspenso.
Hinterkind
A primera vista me llamó la atención el asombroso arte de portada (obra de Greg Tocchini, que en cada número parece superarse), y una rápida ojeada me permitió descubrir dentro de sus páginas dos de mis temas favoritos: el futuro post apocalíptico y la fantasía medieval. A pesar de esto, no le presté mucha atención porque el dibujo, de Francesco Trifogli, deja que desear, pero si uno le da una segunda oportunidad a la historia, queda enganchado.
La premisa de Hinterkind es la siguiente: una plaga decimó a la población humana en toda la Tierra y los escasos sobrevivientes se encuentran atrincherados dentro de pequeñas comunas donde sobreviven a la vieja usanza: cazando y sembrando su comida. Fuera de la seguridad de su pueblo, la jungla de asfalto es dominada por bestias salvajes que corren libremente en las ciudades que la naturaleza volvió a reclamar como suyas, enredaderas corriendo por las fachadas de los edificios incluidas (como Doce Monos o Soy Leyenda).
Elfos, unicornios y el fin de los tiempos
La travesía del cómic comienza con Prosper (o P, como le dicen), una cazadora novata, y Angus, su fiel amigo desde la infancia. Los dos son más curiosos de lo razonable en un mundo tan peligroso como el que acabo de describir, y por azares del destino terminan afuera de la isla de Manhattan, la zona que durante tantos años les había permitido sobrevivir sin estar a la vista de amenazas más grandes.
Es aquí donde las cosas toman un giro inesperado en Hinterkind, ya que debido a la plaga que azotó a los humanos la naturaleza dio un vuelco, poniendo a los animales más allegados a ella en un lugar preferencial de la cadena alimenticia. Pero no fueron los únicos, ya que criaturas olvidadas al punto de considerarse cuentos y leyendas, llevadas al borde de la extinción por los humanos, vuelven a tomar el lugar que les corresponde como amos del planeta.
Estoy hablando de elfos, hadas, centauros, unicornios y todo lo que se les ocurra. Es una intromisión muy rara la de estos personajes en un escenario post apocalíptico, pero créanme cuando les digo que el resultado es bastante original e interesante.
El primer desafío de los que les esperan a nuestros héroes es un troll, de esos que viven bajo los puentes, y que les abrirá un camino de conocimiento y aventuras a un mundo mucho más grande y complejo de lo que se imaginan. En los números siguientes disfrutaremos de tramas adicionales de un elfo que solía ser de la realeza, su no tan fiel compañero, el fauno Lachlan, y una hada que solía ser estrella porno.
A la Game of Thrones
La historia de Hinterkind se ramifica tanto que no parece que tenga un tema central, pero en números subsecuentes las tramas se cruzan y los personajes se topan entre ellos para seguir su camino, más o menos similar al concepto usado en Game of Thrones. Hablando del show y sus similitudes con éste comic, las intrigas no se hacen esperar entre la familia real de los elfos y un poderoso enemigo que viene del Este para arrasar con todo lo que encuentre.
Hasta el momento hay diez tomos publicados de Hinterkind, y en cada uno presentan nuevas razas y un final de suspenso/cliffhanger al más puro estilo de serie televisiva. En los números 4 y 5 se torna algo flojo el argumento, pero sólo para volver a agarrar fuerza sobrehumana en la siguiente entrega. El primer volumen compilatorio ya está a la venta y si te interesa puedes comprarlo en formato digital en Comixology.
Hinterkind es una obra que vale la pena leer, maneja una narrativa fluida, con personajes bastante complejos a pesar de que siempre parecen muy cuadrados a primera vista. Tal vez no sea del agrado de muchos por el coctel tan raro de elementos de ciencia ficción con fantasía y el dibujo que no convence en las primeras páginas, pero los que se den la oportunidad de leer más allá del “ay no mames”, lo disfrutarán mucho.