Far Cry Primal es el más reciente intento de Ubisoft por alejarse un poco de la franquicia sin dar muchos pasos al costado de la misma, pero más que nada en ambientación y era, pues debajo de su carcasa de animal prehistórico de hace diez mil años tenemos un videojuego que cumple al pie de la letra con las mecánicas de progresión y estilo de misiones que conocemos desde que salió el primer título de la saga en 2004.
Far Cry Primal
En Far Cry Primal tomamos el rol de Takkar, un cazador de la tribu de Wenja que tiene que reclamar para los suyos el dominio de Oros, un valle que provee todos los recursos que su clan pueda necesitar pero que al mismo tiempo está infestado de criaturas peligrosas y el odio de sus vecinos, que también quieren reclamara para ellos, y sólo para ellos, el dominio del territorio. En específico tenemos a la tribu de Udam, quienes comen carne sin importar si es de animal o de sus enemigos, liderada por el sanguinario Ull, y los Izila, que ya manejan el fuego
La trama, simple como tal, no es el elemento fuerte de Far Cry Primal, que en este renglón se encuentra claramente detrás de lo logrado por la tercera y cuarta entrega. Buena parte de la acción y los momentos cinematográficos de suspenso en este título son intercambiados por lisa y llana brutalidad; la historia nunca intenta tornarse compleja y a cambio nos entrega una inteligente y vívida recreación de la época.
Realmente se agradece el esfuerzo y la atención al detalle de Ubisoft Montreal en este renglón. Far Cry Primal nos sumerge en su mundo no por medios narrativos tradicionales sino haciéndonos sentir que la limitada historia es parte también de una serie de recursos utilizados para colocarnos en la época. Por ejemplo, el estudio desarrollador creó tres lenguajes, uno para cada una de las tribus presentes, con sus particularidades fonéticas y lingüísticas muy claras.
Palabras cortas, sonidos bruscos y ciertas similitudes entre los tres dialectos nos hacen darnos cuenta que sólo en este apartado se invirtieron decenas de horas, no únicamente en idear estas formas de comunicación, sino en transmitirlas a los actores que prestaron su voz y quienes también se metieron de lleno en el papel. Cierto, no hay mucho qué contar, pero lo que se cuenta es de la forma correcta.
Combate íntimo y personal
Parte de esa intimidad entre el lenguaje y el jugador se traslada al sistema de juego. Far Cry Primal es mucho más frontal, visceral y directo que sus antecesores, favoreciendo en demasía el combate a corta distancia por encima de cualquier otra táctica que pudieras idear.
La habilidad que más resalta de Takkar, y de la que seguramente ya todos han escuchado o visto algo, es ser el Amo de las Bestias, lo que le permite, si tiene la destreza y fortaleza adecuada (y carnada, claro), amansar a las distintas criaturas que habitan Oros: desde el búho y el lobo con quienes empezamos nuestra aventura, hasta osos de las cavernas, tigres dientes de sable y pequeños mamuts.
Sin embargo, no necesariamente el poder de aliarnos con las bestias es nuestra principal arma, aquí lo más importante es que somos el Cro-Magnon más inteligente del valle. Ubisoft supo incrustar esa sensación de superioridad al gameplay de forma certera; si bien las armas y las criaturas de soporte nos dan una ventaja palpable sobre los adversarios, es el decidir sabiamente cómo y cuándo hacer uso de estas habilidades lo que nos diferencia del resto de humanos controlados por la inteligencia artificial.
Ir de frente sin pensar mucho en el siguiente paso nos costará irremediablemente la muerte, pero analizando la situación y el entorno, algo que se supone las tribus rivales no pueden hacer tan bien como nosotros, y empleando cada recurso, arma y bestia de forma inteligente podremos avanzar sin mayores complicaciones. De cierta manera sentí bastante más sencillo Far Cry Primal que sus antecesores: las ventajas que tenemos son muchísimas y salvo curiosas situaciones aleatorias que nos presenta este mundo abierto, como cruzarte con un grupo de mamuts o algún carnívoro peligroso en el momento incorrecto, avanzar resulta relativamente sencillo.
Mecánicas prehistóricas
Ahora, tampoco es que tengamos muchísimas opciones de qué hacer con nuestro arsenal y nuestro catálogo salvaje. Estamos en la Edad de Piedra, lo que impera en esta era es golpea primero y pregunta después, y si golpeas de cerca y te evitas las preguntas es mucho mejor. El sistema de juego ofrece la posibilidad del sigilo, pero la mayoría de veces te irás por lo más divertido: soltar a tus animales y batirte de frente contra lo que se te venga; el mismo gameplay te orilla a ello, a ser brutal y cercano, con pocos momentos para duelos largos con el arco y flecha o avanzadas tácticas de guerrilla.
Pero pese a la aparente sencillez de ir progresando en Far Cry Primal, la campaña no es tan corta como uno pudiera pensar. Al menos de 20 horas son necesarias para recorrer este sandbox y todas las misiones alternativas que te van saliendo al paso: recolectar, mejorar tus utensilios, desarrollar tu árbol de habilidades, amansar todos animales, dominar las diversos campamentos con fogatas (que sirven a manera de torre de radio control y viaje de rápido de los anteriores Far Cry) hasta finalmente colocarte en la cima de la cadena alimenticia, toma tiempo y dedicación.
Una mecánica nueva aquí es la capacidad de reclutar, o más bien convencer por la fuerza, a los integrantes de las tribus y campamentos derrotados que se unan a nuestro clan. Parte central del argumento es también reconstruir nuestra tribu, por lo que nuevos habitantes nunca están de más y más cuando su inclusión trae de la mano mejoras para la seguridad de los nuestros y especialistas que nos apoyen en mejorar nuestras herramientas y armas.
Hablando de armas, otra de las razones por las que menciono que el combate de Far Cry Primal nos obliga a ser íntimos y cercanos es que en realidad sólo manejas tres de ellas: arco, lanzas y mazo, cada una con sus ventajas evidentes y pudiendo mejorarlas, pero reduciéndose a estas tres al final y con las flechas poco útiles a la hora de las peleas más vertiginosas. Se hubiera agradecido una mayor variedad en este aspecto, aunque tuvieran que brincarse un poco el apego histórico y tecnológico con el que pretenden ubicar el videojuego.
Aparte de estas tres armas, tendremos distintas clases de “bombas”, algunas que liberan abejas, otras que confunden a los enemigos, además del mejor amigo del cavernícola: su lobo, que puedes luego intercambiar por una plétora de criaturas prehistóricas para atacar, cazar y arrollar los puntos de control enemigos. El búho te otorga una visión área de la cercanía, el oso es pura fuerza bruta, mientras que los felinos son fuertes y discretos al matar, y el mamut es como un pequeño tanque con patas.
Los altibajos que suele tener Far Cry
En este punto, después de unas diez horas y de haber encontrado a la mayoría de animales, notarás que cada uno tiene realmente pocas animaciones a la hora de despachar enemigos, y aunque las primeras veces cada que lances uno te dejará esa sensación de “guau”, pronto se vuelve repetitiva pues sus patrones de ataque son reducidos y la sorpresa se disipa pronto.
Repetitivas también se sienten la mayoría de misiones a mediano plazo, que no pasan del “recolecta esto”, “caza lo otro”, “necesitamos esto”, “necesitamos lo otro”, “conquista este punto”, “conquista este otro”. Sí, tal como siempre ha sido en Far Cry, con la desventaja de que sin tantas armas ni vehículos a disposición el factor de similitud entre los encargos es más evidente. A esto hay que sumarle la ausencia total de cualquier modo multijugador, algo que no necesariamente es tan malo, de vez en cuando es buena idea tener un título en tu colección que no te pida estar permanentemente conectado para disfrutarlo y sacarle todos los logros.
Las partes de juntar plantitas realmente me pareció frustrante, pero cuando inesperadamente me cruzaba con animales o enemigos, lo cual por la naturaleza misma de la era pasa muy seguido, la cosa mejoraba drásticamente. El punto fuerte en Far Cry Primal es su combate melee, las misiones que lo involucran son las más divertidas, pero su abanico de actividades falla en mantener la adrenalina a tope de manera más constante y cuando la acción brinca es más accidental que incidental.
Gráficamente, Far Cry Primal mantiene estos altibajos. Todas las criaturas vivas del juego lucen deslumbrantes, desde plantas, pasando por animales y obviamente los personajes y antagonistas, pero la calidad no se mantiene en buena parte de los escenarios del Valle de Oros: el agua tiene una muy pobre animación, las rocas pecan de ser texturas repetitivas y las pequeñas aldeas no se sienten tan vivas como debería.
El brinco visual de Far Cry 4 a Far Cry Primal existe, pero es un poco difícil de percibir a menos que uses una PC potente para correrlo, y se entiende, pues ambos usan exactamente el mismo motor gráfico; sin embargo, al ser desarrollado exclusivamente para nuevas consolas se notan ciertas mejorías, especialmente en detalles en los rasgos cutáneos como heridas y barba, así como en los efectos de iluminación y clima dinámico. La otra versión que tuve oportunidad de probar es la de PS4, y aunque obviamente el dibujo de la distancia es menor, la calidad gráfica es buena a pesar de los mencionados altibajos.
La cuestión de sonido es quizá el punto técnico más excelso de la experiencia. Fuera del impresionante trabajo de lenguaje y fonética que ya comentaba de Far Cry Primal, la ambientación y los sonidos de los distintos animales, ya sean pequeños como el tejón o grandes como el rinoceronte, son impresionantes y bien logrados. Riachuelos, fuego, gritos de dolor y hasta lo que escuchas cuando despellejas a un animal en busca de recursos suena tal como te imaginas que sonó hace diez mil años.
¿Yabadabadoo?
Far Cry Primal mantiene una estructura de juego similar a la ya conocida en la franquicia con la diferencia de tener la Edad de Piedra de su lado: usar animales salvajes para atacar y los sangrientos combates pueden convencer a más de uno, lo mismo que una campaña larga que promete que no te acabes el videojuego en un fin de semana, mientras que la carencia de modo multijugador alguno y lo repetitivo que se torna puede desencantar a varios. El fin de una reseña es fundamentar al lector/visitante qué tan recomendable es la compra de determinado producto y Far Cry Primal me parece una experiencia interesante y casi obligada, aunque no necesariamente de lanzamiento.