Dirigida por Emilio Portes y con un guion escrito por Andrés Bustamante, Armando Vega Gil y también Emilio Portes nos llega una nueva “comedia” mexicana. El Crimen del Cácaro Gumaro está situada en el pueblo ficticio de Güepes y nos relata la historia de dos hermanos que continuamente compiten el uno al otro y con la intervención del alcalde de la entidad llevarán su conflicto a niveles caricaturescos.
El Crimen del Cácaro Gumaro
Amable lector, usted ha llegado a conocerme por medio de otras críticas, ha experimentado mis sufrimiento y compartido mis alegrías. Cuando inicié este viaje por el cine mexicano dejé a un lado las altas expectativas para no salir decepcionado. Cásese Quien Pueda, Amor a Primera Visa, ¿Qué le Dijiste a Dios? y No se Aceptan Devoluciones forman parte de mi viaje y debo admitir que pese a algunas sorpresas, nunca cambiaron mi forma de ver las películas nacionales, sólo me enseñaron a que a veces hay cintas que se esfuerzan más que otras. Y algunas, como ésta, que ni siquiera intentan esforzarse.
El Crimen del Cácaro Gumaro era sin duda de todos estos largometrajes el que más esperaba y con el que pensé que pasaría un rato más agradable. No pude estar más equivocado. Es decir, ¿un filme mexicano que se ríe de la mismísima industria local? Además de tener un argumento que lucía arriesgado parecía la excusa perfecta para burlarnos de todo lo que conlleva las visitas a los complejos, los estrenos, la piratería e incluso los directores involucrados. Pero como mencioné, no es el caso.
Un crimen de verdad
Concentremos primero nuestra atención en los personajes principales. Gumaro (interpretado por Carlos Corona) y Archimboldo (Alejandro Calva) conviven como unos hermanos disfucionales que al parecer nunca se han llevado bien. Por un accidente que sufre su padre ambos se involucran en la pelea por el cine que tenía su progenitor en vida, mientras uno intenta regresar la gloria al cine que olvidó Dios (con todo y un festival), el otro tiene la imperiosa necesidad destruirlo con triquiñuelas que van desde vender películas piratas, hasta literalmente crear un súper virus que se contaminará el pueblo entero. Todo con la participación participación del edil de Güepes, que sólo quiere sacar su tajada. Y sí, eso es todo.
Sí, todos los personajes invariablemente estúpidos. Todos. Ninguno tendrá el mínimo rastro de haber sido escrito con algo que no fuera el típico rol cliché de sketch de televisión. Tenemos protagonista, al idiota que lo acompaña, a la belleza que siempre enseña, al villano pelele cuya única virtud es hacerle la vida miserable a los demás y el típico pueblo que con bofetadas al aire intenta retratar a nuestra sociedad. Sin embargo, ésta acercamiento de la realidad mexicana también falla, pues las situaciones llegarán a un punto caótico donde ya cualquier parecido con la realidad se tira por la ventana y terminamos viendo un capítulo de Tom & Jerry con actores, y uno muy malo.
Siendo sinceros, uno sabe que todo se va a ir al carajo en El Crimen del Cácaro Gumaro desde los primeros tres minutos. Si bien se trata de una parodia hasta de sí misma, la pobre calidad del primer “efecto especial”, cuando aún la trama no empieza ni a cocinarse es tan pobremente caricaturesco que no pude pensar para mis adentros: “ya valió”.
¿Por qué?
Dejemos a un lado las referencias al cine mexicano, todos los guiños que puedan hacerse están dentro, el título es obviamente la primera de todas, pero nunca hay un esfuerzo por ir más allá de lo evidente. En México el gobierno es corrupto por una ambición desmedida que nadie comprende, los hermanos nunca llegan a intentar conciliar intereses porque eso sería tener un poco de visión y la historia terminaría más de una hora antes de lo que debe, los chistes son obvios y la narrativa pierde todo sentido lógico.
El humor no es infantil, es infumable, burdo y de mal gusto. El Crimen del Cácaro intentará hacerte reír muchas veces con la misma broma una y otra vez a veces sin poder lograrlo. Veremos a gente cagando (porque eso siempre es divertido), escenas donde una pura y casta madre de familia se transforma de la noche a la mañana en una mujer de lo más alegre, y ¿por qué no?, miles de cameos, como buscando de alguna forma arañar la identidad que sus creadores no supieron darle.
Si usted hubiera podido compartir la sala conmigo se hubiera dado cuenta que al público no le importa realmente que atasquen de referencias cualquier parodia, uno asiste al cine con la simple intención de pasar un buen rato, pero El Crimen del Cácaro Gumaro no tiene respeto alguno por su público.
Al final El Crimen del Cácaro Gumaro no deja nada que no sea la sensación que lo asaltaron a uno en la taquilla. No es una sorpresa que la película simplemente se detenga y nos aviente los créditos para liberarnos de su martirio. Y sí, la participación de Andrés Bustamante es sólo el gancho más vil de todos, no vale la pena ir al cine verla, adquirirla pirata o dedicarle siquiera más tiempo después de haber leído esta crítica.
3 comentarios
Estuvo para pasar el rato, pero te doy la razón en que la película no se toma a sí misma en serio y los chistes, cuando dan risa, no darían risa la segunda vez que los ves.
Si bien hay personas que se rien muchas de las que asistieron conmigo soltaron algunas risas Y admito que la parte de Chabelo fue divertida (¿?), no vale para nada lo que pagas del boleto.
Creo que desgraciadamente hicieron una película de culto, si los gags no solo son cliches, son cliches que donde tienes que ser contemporáneo de Andres y compañía para entender muchas referencias, la historia efectivamente no se sostiene y tener de narrador a quien anuncia los productos acme en el correcaminos, no ayuda, yo me reí con muchas ganas y me decepcione en que no hubiese siquiera desarrollo alguno de los personajes, tal cual se quedan no acartonados, sino de cartón, donde uno no conecta con ellos, en efecto ni el costo del boleto.
Lo peor, no se me ocurre ni por donde pudieron haberla arreglado en la edición… quien sabe a la distancia se podría convertir en el ejemplo de libro de como no hacer una película de comedia.