Cuentan las leyendas que hubo una época en la que los guerreros, previo a un peligroso viaje, se disponían alrededor del gabinete de arcade y colocaba cada uno tres o cuatro monedas con las que pretendía terminar la misión. Muchos años después, Atlus y Vanillaware retoman esta antigua práctica y nos presentan en Dragon’s Crown lo que parece un gran pretexto para retomar las armas con nuestros amigos y visitar tierras medievales como se estilaba en los años 90.
Dragon’s Crown
Lo primero que salta a la vista en Dragon’s Crown son los exuberantes senos de la hechicera y el rebuscado, pero nunca menos atractivo arte que adorna cada esquina de este videojuego. Aunque despampanantes mujeres y recontra musculosos hombres no es lo único que hay aquí. Vanillaware, fiel a su tradición, nos presenta una experiencia centrada en repartir catorrazos y el combate con armas, mientras imbuye cuidadosamente elementos de RPG en la fórmula con una dirección de arte especialmente llamativa.
La principal diferencia con otras creaciones del estudio, como Muramasa Rebirth y Odin Sphere, es que el gameplay en Dragon’s Crown es mucho menos técnico y más explosivo, rescatando de cierta manera el sentimiento de los beat’em up de los años 90, en especial de la saga Dungeons and Dragons de Capcom. Y no podía ser más claro esto que con la inclusión de un modo cooperativo para hasta cuatro jugadores.
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La historia es simple. Un ladrón llamado Ronnie recuerda una increíble anécdota de las tierras de Hydeland, donde un grupo de aventureros es atrapado en una serie de complots e intrigas, aliándose con distintos bandos en el reino hasta que finalmente son encomendados para buscar una legendaria joya conocida como la Corona del Dragón, la cual se dice es clave para despertar a una temible bestia que puede acabar con la humanidad entera.
La mayoría de la trama en Dragon’s Crown la vas descubriendo mediante algunas escenas con hermosas imágenes estáticas y un narrador que pareciera esforzarse por que le piques el botón de tache para no seguirlo escuchando. La voz de este cuentacuentos no es mala, pero sus frases son tan repetitivas, rebuscadas y las oyes en todos los escenarios una y otra vez aunque ya los hayas superado en anteriores ocasiones, así que por mera inercia lo que intentas es que hable lo menos posible.
La narrativa de hecho pareciera puesta ahí sólo para adornar y darle un mínimo sentido de dirección a tu aventura, pues no es ni tan intrigante ni tan interesante como pudiera parecer en un principio. Los personajes que controlas no se desarrollan como tales y nunca interactúan, lo que sólo te deja una opción: tomar el control sin hacerle mucho caso a lo demás.
Buscando la Corona del Dragón
En el sistema de juego es donde realmente brilla Dragon’s Crown. Ciertamente adelanté que esta nueva obra del productor George Kamitani no maneja un pulso de combate tan pulido como sus anteriores creaciones, pero no por ello menos adictivo. Puedes escoger entre seis clases: guerrero, caballero de gran fuerza ofensiva y defensiva; enano, especialista en atascar a sus oponentes y lanzarlos contra la pared; la hechicera, que si no bastara con sus impresionantes curvas tiene una plétora de ataques especiales entre los que se incluye revivir a los muertos; el mago, cuya fuerza está en las magias elementales; amazona, rápida y mortal combatiente de corta distancia, y la elfa, especialista en flechas con diversos efectos.
La selección de personaje no es tan obvia y controlar a cada uno realmente da una experiencia de juego distinta debido a sus ventajas y desventajas. Con el guerrero puedes cubrir a tus compañeros con tu escudo, pero es un personaje algo lento; la elfa, por su parte, no cuenta con flechas infinitas y tendrás que usarlas racionalmente, además de que no puedes poner barrera; mientras que la hechicera y el mago pueden ser difíciles de utilizar al principio por la necesidad crear un espacio con tus enemigos… Igual todos sabemos a quién vas a escoger primero.
El gameplay es bastante básico, también recordando el estilo retro, con un botón principal de ataque, uno más para un golpe cargado (que te desarma unos segundos), brinco, barrera, esquivar y selección de algunos ítems mediante la cruz. También, en varios escenarios encontrarás algunas armas como ballestas y bombas, y podrás montar un par de animalejos tipo Golden Axe.
Puedes ejecutar algunas combinaciones entre tus ataques, aprender poderes especiales con un sistema de cartas de habilidad y hacer más fuerte tu repertorio actual, pero el sistema no está hecho para que encadenes combos de 99 golpes en una esquina o cosas por el estilo, sino para -literalmente- hacerle bola a los enemigos con cuatro jugadores al mismo tiempo.
Este modo cooperativo sirve tanto de manera local como en línea. En casa puedes simplemente crear un personaje para cada uno de los compañeros que te asistan, o bien conectarte a Internet una vez que hayas desbloqueado esta opción. Si no tienes amigos o aún no avanzas lo suficiente en la historia, Dragon’s Crown te ofrece la posibilidad de recolectar los cadáveres de guerreros cáidos para más tarde resucitarlos. Los personajes controlados por la computadora no suben de nivel y a veces son algo torpes a la hora de esquivar obstáculos, pero siempre podrás encontrar huesitos de mayor nivel para invocar a un aliado más poderoso.
Dragon’s Crown se divide en un pueblo (donde está la tienda, el templo, el castillo y los NPC) y nueve escenarios principales más o menos variados, cada uno con un inventivo y original jefe de nivel. Una vez que superes estas nueve fases se abrirán caminos alternos en todos ellas, lo que te llevará a nuevas boss battles y, entonces sí, la posibilidad de enfrentarte con el mero mero jefe final. Es también el momento en el que se desbloquea el componente online del juego.
Pero avanzar nueve escenarios (o 18, según lo veas) no es tan fácil. La dificultad incrementa y necesitarás subir de nivel al mismo tiempo de conseguir mejores armas y equipamiento. Esto es también parte medular de Dragon’s Crown, pues se vuelve imperativo rejugar los mundos para completar misiones adicionales, recolectar cofres y obtener mejoras importantes. Cada que completas un nivel ganas experiencia además de un cuantioso botín donde con algo de suerte podrías encontrar tu próxima gran arma.
Obtener el mejor equipo posible puede ser demandante en tiempo, pero nunca repetitivo a pesar de visitar los mismos lugares una y otra vez, sobre todo gracias a la capacidad de completar toda la segunda parte con distintos equipos en línea, algo que vuelve más transigente el recorrido y también mucho más placentero.
Terminar Dragon’s Crown te tomará entre quince y 20 horas por personaje, y al hacerlo obtendrás una nueva dificultad. Pero no es todo, pues aún hay otra dificultad adicional bastante enferma, que exigirá que lleves al máximo nivel a tu monito, con el mejor equipamiento, sus habilidades a tope y otras personas para jugar con las mismas características. Cada dificultad tiene un tope de nivel (35 en Normal, 65 en Hard y 99 en Inferno), más armas para encontrar e incluso nuevos enemigos. Sacarle todo a esta curiosa mezcla de beat’em up y RPG puede tomarte entre 100 y 120 horas dependiendo de tu habilidad, de la suerte y de la habilidad de tus compañeros.
Para solventar esta necesidad de juego cooperativo, Vanillaware y Atlus presentan un sobrio pero robusto sistema en línea que te permite conectarte con gente de todo el planeta sin problemas de lag. Puedes escoger entrar a una zona al azar con un grupo de guerreros desconocidos o preparar invitaciones privadas para hacer equipo con tus amigos. Más adelante también desbloquearás el modo de Arena, una batalla campal todos contra todos para cuatro jugadores, que si bien no es un auténtico juego de peleas, sirve para matar el tiempo entre misión y misión. Al acabártelo por primera vez también abres el laberinto, un calabozo de varios pisos con dificultad ascendente y enemigos más duros.
El voluptuoso mundo de Dragon’s Crown
En lo que respecta a la presentación, poco a nada hay que reprocharle a Dragon’s Crown. El título muestra increíbles gráficos en dos dimensiones que asemejan cómics y pinturas, con un diseño de arte con cuerpos y musculaturas exageradas, pero no desagradables. La variedad de enemigos es buena y las escenas cinemáticas tienen su muy particular toque. Si algo se puede decir del aspecto gráfico es que tiene su propia, atractiva y muy marcada personalidad.
La música también es excelente, con melodías que incitan a aventurarte en el bosque o a dirigir una invasión contra algún algún castillo. Puedes seleccionar las voces de los personajes en inglés o japonés, pero dado que rara vez se expresan a algo más que gritos es una opción que pasa de noche.
Entre puntos malos, Dragon’s Crown ciertamente tiene algunos. Aunque está orientado a revivir el feeling de antaño, me parece que no costaba agregarle algo al sistema de combate para volverlo más dinámico y estratégico; ya que en muchos momentos no se trata tanto de la habilidad que tengas en los pulgares, sino simplemente de “spammear” ataques entre varios jugadores. La habilidad de esquivar no la vas a usar prácticamente en las dos primeras dificultades más que con los jefes, y aún en Inferno se vuelve más una pelea de fuerza bruta que de destreza.
Me di a la misión de repasar algunos escenarios y ciertamente hay varios donde lo único que tengo que hacer es caminar en línea recta y apretar el botón de ataque tantas veces pueda. No deja de ser un button masher divertido, sobre todo si tienes un amplio sillón para jugarlo con amigos en casa, pero repito: más estrategia en favor de menos botonazos hubiera ofrecido un mejor producto.
También, aunque muy poco frecuente, me tocó vivir algunos alentamientos en Dragon’s Crown debido a la cantidad de flashes, enemigos, armas y personajes en pantalla, así como congelamientos cuando por alguna razón se desconectaba alguien de la partida en línea.
Ambas versiones de Dragon’s Crown -PS3 y PS Vita- se venden por separado y un parche permite la posibilidad de cross-play entre ellas; también, si por alguna razón compras ambas, podrás jugar en un dispositivo y continuar tu progreso en el otro, pues los archivos de guardado son compatibles y se suben la red sin necesidad de una suscripción a Playstation Plus.
Definitivamente, si eres fan de los action RPG, del gameplay con sabor al ayer y/o de Calabozos y Dragones, Dragon’s Crown es el videojuego que habías estado esperando. Seis clases de personajes muy distintos entre sí, una excelsa y voluptuosa dirección de arte, y montones, literalmente montones de pretextos para retomar tu espada por decenas de horas sirven para maquillar cualquier “pero” que pudiera tener. No es lo mejor de Vanillaware, pero sí una bocanada de aire medieval imposible de no tomar en cuenta.
2 comentarios
El juego es largo?
Me tomó 17 horas la primera pasada en Normal con la mayoría de sidequests y un solo personaje. Sacarle todo, todo incluyendo terminarlo en las dificultades más altas te toma arriba de 120 horas. Puedes ahorrar tiempo jugando con tus amigos desde tu casa, así te lo acabas con 4 personajes (casi) de una sentada. :p