Después de la muerte prematura de mi consola y revivirla con las esferas del dragón, por fin les traigo la reseña de Dragon Ball Z: Battle of Z, nueva de la saga por parte de Bandai y Namco y disponible para PlayStation 3, PS Vita y Xbox 360, el primer juego coperativo multijugador de Dragon Ball, algo que emociona de sólo ser leído.
Si eres fan de Dragon Ball Z al igual que yo, reconocerás que no hay nada mejor que ser Gokú y enfrentarte a los villanos más poderosos del universo en un videojuego de peleas; si a esto le sumamos poder unir tus poderes a los de tres amigos para hacerle frente a toda la galería de guerreros de la saga el resultado debería ser aún más emocionante, pero no lo es. Vale la pena mencionar que las versiones de PlayStation 3 y PS Vita son cross-save, pero no cross-play ni cross-buy, es decir puedes compartir tu partida guardada pero no jugar con personas en la otra consola.
Dragon Ball Z: Battle of Z
Sí, soy aficionado de Dragon Ball, he leído los mangas, visto cada capítulo de la serie (más de una vez), probado todos los videojuegos y por supuesto que esperaba con ansiaba Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses cuando la anunciaron; es decir, las aventuras de Gokú y sus amigos siempre me han parecido fascinantes y forman parte de mi nostalgia intrínseca.
Toda la acción de las batallas en el anime regresó de cierta forma, desde la pelea de Piccolo y Gokú contra Raditz hasta el último enfrentamiento contra Majin Boo y la más nueva saga de Bills, y debo decir que de verdad disfruté de mis recuerdos, pero al mismo tiempo sufrí al querer divertime con todo este título, pues el gameplay, los gráficos y hasta la interfaz son tan tediosas y aburridas que te costará trabajo dedicarle las seis-ocho horas que necesitas para terminarlo.
Mis alas no tengo, desaparecieron ya
Los problemas inician en el momento que quieres jugar, Dragon Ball Z: Battle of Z está enfocado totalmente a una experiencia multiplayer, pero para hacerlo debes elegir si quieres jugar solo, auxiliado por una frustrante inteligencia artificial, o en línea, pues no posee multijugador local; si querías jugar como Vegeta mientras tu hermano usaba a Nappa necesitarás tener dos consolas y dos copias del juego. Además, la conectividad en general para nada es estable, me costó trabajo completar una sola batalla de cuatro contra cuatro.
Si decides jugar en solitario lo problemas no son menores: el menú es incomprensible, la inteligencia artificial es un chiste que nunca te apoya y seleccionar una misión puede tomar más tiempo que la misión en sí. Para esto debes saber que el juego está dividido en escenarios y objetivos que intentan representar las principales peleas de Dragon Ball Z, pero la interfaz nos obliga a seleccionar un equipo cada vez que empezamos una nueva misión.
Si ya es bastante molesto tener que cambiar nuestro equipo ideal por uno diferente en cada pelea, resulta mucho peor tener que cambiar nuestras cartas (equipos que mejoran el desempeño de nuestros guerreros) cuando el combate requiere que usemos a algún personaje en particular; por ejemplo, para pelear contra Freezer necesitas tener a Krilin en tu equipo, no importa si no te gusta o nunca lo has usado.
Podría aceptar estas condiciones si seleccionar y equiparle las cartas de mejora fuera más sencillo, pero para hacerlo necesitas navegar un menú circular nada intuitivo e ineficiente. Algo que me molesta aún más es que muchas veces los personajes que deben estar en tu equipo de forma obligatoria ni siquiera participaron en la pelea del anime que Dragon Ball Z: Battle of Z quiere emular.
Acercándose el peligro viene ya
El gameplay tampoco resulta de lo más atractivo, hay muy poca variedad en el control: un botón te permite lanzar un ataque especial, con otro realizas un ataque físico y otro más te deja usar tu máximo poder una vez que tu medidor de ki está lleno. Es decir, la mayor parte del tiempo estarás presionando el mismo botón una y otra vez intentando bajar la salud de tu enemigo al mismo tiempo que cargas tu energía para lanzar un ataque especial.
El único punto atractivo de la mecánica de juego de Dragon Ball Z: Battle of Z es que cada personaje tiene un poder distintivo que funciona similar al sistema de trabajos de Final Fantasy o a los shooters técnicos que ofrecen distintos personajes; todos pueden pelear y todos pueden causar suficiente daño, pero algunos pueden curar a sus aliados cuando lo necesitan (Krilin), otros son capaces de causar daño severo con técnicas especiales (Cell) y otros son simplemente imparables con ataques físicos (Broly).
Sin embargo, el gran defecto del juego es su falta de balance: es imposible ganarle a Gokú en su forma de Super Saiyajin fase 3 usando a Nappa y además es una pelea aburridísima que durará apenas unos segundos. Si te conectas al modo en línea y tienes la suerte de no perder la conexión te enfrentarás siempre a los personajes más poderosos del juego y si quieres ganar también tú tendrás que usarlos, lo que provoca peleas llenas de los mismos adversarios.
Los combates cuatro contra cuatro no resultan tan divertidos como podríamos pensar y todo se resume a presionar el botón de golpe o ataque especial tan rápido y tantas veces como puedas, y esperar que el autoapuntador se centre en algún rival para luego eliminar a alguien usando un ataque especial. No hay estrategia, sólo botonazos. Los ataques combinados son más cosa de suerte que de coordinación.
Los Guerreros Z no son montoneros, es más, juegan “piedra, papel o tijeras” para decidir quién va a pelear primero, los combates coperativos no tienen sentido en un juego de Dragon Ball más que con contadas excepciones, si te quieres divertir con Dragon Ball Z: Battle of Z tal vez tú también deberías jugar “piedra, papel o tijeras” y dejar que un sólo integrante de cada equipo pelee mientras los demás se dedican a esperar su turno de luchar.
También hay peleas contra enemigos gigantes, como Vegeta convertido en mono, pero resultan igual de aburridas que el resto. Los golpeas en brazos o piernas hasta que se carga tu ki, usas tu ataque especial y repites el proceso hasta que puedas golpearlo en el rostro, entonces haces lo mismo hasta que caen.
Pasa el tiempo y los recuerdos se van alejando ya
Además de que las mecánicas y el diseño del juego no son de lo mejor, las gráficas tampoco son impresionantes y los escenarios llegan a sentirse vacíos y sin vida; si conoces la serie sabrás que los Guerreros Z preferían llevar las peleas a lugares deshabitados, pero pelear en un alejado desierto no significaba que todo debería ser arena y un par de piedras, en los escenarios de Dragon Ball Z: Battle of Z no encontramos el mismo detalle que en la exitosa obra de Akira Toriyama.
Los mismo le sucede a los personajes que usas y a los que te enfrentas, simplemente no se ven tan detallados como en el anime y, peor todavía, tampoco son competencia para los gráficos de títulos anteriores como Dragon Ball Z: Ultimate Tenkaichi o la reedición de Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi HD. Posiblemente la reducción en la calidad gráfica sea resultado del incremento en la acción que sucede en pantalla gracias a los ocho personajes al mismo tiempo, pero al resultar las batallas tan grises no parece una buena decisión. Las tres versiones lucen idénticas, con la diferente baja en resolución en la portátil de Sony.
Los gráficos también son parte de que las batallas no sean disfrutables, y no sólo por su falta de detalle sino por la incapacidad de la cámara de seguir adecuadamente a tu luchador. Paredes que te estorban, enemigos que no se ven y toneladas de golpes al aire son una constante que no se soluciona ni con el sistema de enfoque al enemigo. ¿Las voces y la música? Ya no tiene ningún sentido para este momento, escuchar la voz japonesa de Gokú no mejora la experiencia.
Mención aparte para La Batalla de los Dioses, que hace su primera aparición en un videojuego de la franquicia. Tanto Bills, el simpático “villano” de la película, como la versión Super Saiyajin Dios de Gokú son personajes jugables, si bien esto es nuevo no es suficiente para justificar la compra…. Pero bueno, al menos brinda a los fans la emoción de enfrentar al dios de la destrucción por primera vez con tus propias manos.
Dragon Ball Z: Battle of Z tenía buenas intenciones y una premisa interesante, pero no logra sentirse como un verdadero juego de Dragon Ball aunque incluya todas las sagas del anime y las películas; el combate cuatro contra cuatro es más torpe que entretenido y la estrategia se reduce a apretar el mismo botón millares de veces. Habrá que pedirle a Sheng Long que el próximo juego no sea tan malo.