Cuando Retro Studios reveló en la E3 del 2013 que su siguiente proyecto sería una secuela a la serie de Donkey Kong Country y no Metroid, se pudo sentir una pequeña decepción a pesar de que el equipo ha mostrado ser bastante capaz en proyectos muy ambiciosos. Tras jugar Donkey Kong Country: Tropical Freeze para Wii U uno se olvida de cualquier desconfianza y es imposible no deleitarse en cómo han mantenido cada uno de esos aspectos para crear uno mejores juegos de plataformas de los últimos años, accesible para jugadores casuales y con un reto gratificante para veteranos de la serie.
Donkey Kong Country: Tropical Freeze
La premisa es esta nueva aventura es una invasión de vikingos del Artico, los Snowmads, quienes usando extraños poderes de hielo echan a Donkey Kong de su isla, obligando al gorila a recorrer una serie de parajes antes de poder reclamar aquello a lo que llama hogar.
Esta vez Donkey no solo será acompañado por Diddy (quien funciona de la misma forma que en el último videojuego para Wii), sino también por Dixie, quien nos da la posibilidad de un salto adicional para alcanzar lugares altos, y Cranky, quien gracias a su bastón puede saltar sobre picos sin sufrir daño. Otra mecánica que Retro trajo de vuelta son las secciones submarinas, que se sienten similar a como se controlan en los recientes títulos de Rayman, dando un movimiento fluido en todas direcciones y la capacidad de atacar bajo el agua.
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El diseño de niveles de Donkey Kong Country: Tropical Freeze es agresivo, con secciones que requieren ese clásico momentum, saltos calculados y reflejos rápidos para aterrizar cómo se debe. El reto nunca se siente que sea injusto, ya que el control responde de manera perfecta y nunca perdemos de todo lo que sucede en pantalla gracias a que el juego corre a 60 cuadros por segundo, sin alentarse, lo cual nos permite un gran nivel de respuesta.
Además, el juego es muy intuitivo al señalar mecánicas secundarias como agarrarse de lianas o golpear el suelo para activar un trampolín o switch. Para fortuna del usuario casual, la tienda también regresa con ítems que hacen el trayecto más manejable, como globos verdes que te perdonan una mala caída, un escudo que te da hits adicionales y un barril extra por si pierdes a tu compañero.
La dirección de arte de Donkey Kong Country: Tropical Freeze también es digna de resaltarse, ya que cada mundo tiene una temática a la que aprovecha para presentarnos obstáculos variados, como una isla de praderas que tiene un nivel de desfile tribal, otro escenario con tornados, los nunca faltantes niveles envueltos en llamas y una colorida isla frutal que casi se puede saborear.
El nivel gráfico no impulsa los límites de la consola pero no se puede negar que todo los visuales son muy atractivos, con elementos que siempre están mostrando algo pasando en el fondo. así como escenarios que se van construyendo frente a nuestros ojos. Las animaciones de los personajes también están muy bien logradas sin apartarse del elemento nostálgico de la franquicia.
La cereza sobre el pastel es el regreso del compositor de la trilogía original, David Wise. La música que compuso para esta obra llena ese espacio que faltaba en Donkey Kong Country: Returns, con las a veces tan necesarias composiciones originales, piezas que compiten fácilmente con clásicos como “Aquatic ambience” y “Stickerbrush symphony”, que por si fuera poco, son temas que también escucharemos en algún momento. La música, al igual que el gameplay, es dinámica, adaptando sus tonos y ritmos conforme progresas en el nivel.
¿Y qué sería de un juego de plataformas sin boss battles? Los jefes de Donkey Kong Country: Tropical Freeze son más memorables que en su última aventura, con más carisma y actitud. También son multifacéticos y nos obligan a cambiar de tácticas tras una serie de golpes. Lo único malo es que varios de estos encuentros no presentan mucho reto, pero pese a ello no dejan de ser entretenidos.
Para los que buscan de llenar de callos los pulgares, regresan los niveles especiales con gran dificultad, una colección de retos que te harán perder más de diez vidas en unos segundos; estos exigirán reflejos de auténtico macaco, saltos de fracciones de segundo y también botar en enemigos (presionar A antes de caerles encima) con milimétrica puntería.
El modo Time Attack también viene de vuelta y esta vez los jugadores podrán subir videos con sus mejores rondas a un ranking mundial y compararlos con sus amigos. Esto da incentivo para volver a visitar niveles pasados ya viendo cómo se desempeñan los mejores y lanzarse a jugar de formas insospechadas.
Al igual que en su predecesor, en Donkey Kong Country: Tropical Freeze se puede jugar de forma cooperativa, pero esto deja siempre a alguien jugando con Donkey, quien a diferencia de los otros personajes no tiene un salto generoso, por lo que siempre alguien va a pasarla notablemente más difícil librando obstáculos y abismos.
El único punto realmente negativo de Donkey Kong Country: Tropical Freeze son sus tiempos de carga: puede tomarte hasta 20 segundos en arrancar, y casi otros quince para iniciar cada nivel. Lo bueno es que no carga cuando pierdes, por lo que no hay frustración por ese lado. Notable, aunque no precisamente malo, que no existe alguna interacción especial con el Gamepad, el contro único de la Wii U, y no hay gran diferencia si usas el control Pro o la combinación Wiimote más Nunchuck.
En corto, si quieren un videojuego de plataformas que no sólo sea bonito de ver sino que también contenga una dificultad progresiva hasta retar incluso a los más hábiles, ésta es una gran opción. Si buscas jefes entretenidos, coloridos escenarios y la sensación de los clásicos títulos de los 2D de los años 90, aquí tienes tu veneno. Si además de todo esto ansias regresar a probar algo con la magia de Nintendo, Donkey Kong Country: Tropical Freeze sacará ese primate que llevas dentro.