Parece que alguien dentro de Capcom se dio cuenta que la compañía no estaba realizando del todo bien las secuelas, o al menos dejando mucho potencial de lado. Siguiendo dos de las más recientes modas en la industria -poner juegos importantes en manos de otros estudios y reiniciar franquicias para darles un look más fresco- llega DmC: Devil May Cry de la mano de los británicos de Ninja Theory, quienes intentaron llevar el concepto de juego a un nuevo nivel.
DmC: Devil May Cry
Claro que las críticas no se dejaron esperar. Miles de fans de la saga cuestionaron fuertemente a Capcom y a Ninja Theory por tener la osadía de cambiar/actualizar tan juvenil/drásticamente a su personaje favorito. Otro numeroso grupo de fieles seguidores ya se adelantaba a asegurar que la historia sería “despedazada” y hubo algunos más que aún tras la demo seguían protestando ante lo que consideraban un proyecto falto de personalidad.
Finalmente DmC: Devil May Cry aterrizó en Xbox 360, PlayStation 3 y PC. ¿El resultado? Sorpresivamente sorprendente. El estudio desarrollador impuso la experiencia adquirida en sus anteriores títulos y le dio una manita de gato, que parecía en su momento innecesaria, pero que salta inmediatamente a la vista y al control.
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Cuando Hideo Kamiya concibió al original Dante y el estilo de juego del primer Devil May Cry lo describió “cool y con estilo”. En esta ocasión, si tuviera que escoger una palabra para definir a DmC: Devil May Cry sería sexy. Este reboot te invita desde el primer momento a ser jugado. Pones el disco y un llamativo cinema de introducción te muestra a la nueva reencarnación de Mundus, el villano de casa, y la nueva versión de Dante, el protagonista de la historia.
Mientras el Dante de cabello blanco era un adicto a las pizzas, tenemos que este nuevo héroe es aficionado a las teiboleras. Si el anterior era un sarcástico burlón, el actual es un desgraciado con temple. Si el primero tenía estilo para atacar, el segundo tiene estilo para todo. Menos mítico, más humano, menos perfecto, más bad-ass.
Madre de todos los demonios
Cuando tomas el control durante el primer nivel y te das cuenta de la gama de ataques, la fluida movilidad, los entretenidos (y exagerados) cortes cinemáticos, el escenario sacado de una caleidoscópica visión de los programadores y una pegajosa melodía de Combichrist retumbando en el fondo, aterrizas por fin que todas las críticas respecto al diseño y la personalidad del nuevo Dante, así como de DmC: Devil May Cry, están lejos de ser justificadas y es mejor olvidarse de ellas para continuar tu viaje.
Es cierto, el ritmo acelerado y agresivo del gameplay, baja un poco en los capítulos dos y tres, pero es justificable, pues te enseñan la mayoría de mecánicas de plataformas y obtienes tus primeras armas demoniacas y angelicales para que aprendas a hacer uso de ellas.
Este es otro punto donde DmC: Devil May Cry cambia lo ya establecido: mientras los primeros juegos contaban la historia de un héroe nacido de la unión de un demonio y una mujer humana, el nuevo Dante es un nephilim, una criatura descendiente de un demonio y una ángel, con poderes y habilidades de ambas razas.
Esto se traslada completamente en el esquema de control, ya que tenemos a nuestra disposición dos tipos de armas, unas de color rojo basadas en el poder oscuro de los demonios, y otras de tonalidad azul con habilidades celestiales. Cada tipo se adapta a diversos enemigos, además de tener que alternar entre ellas para librar algunos obstáculos que sólo puedes pasar con el arma indicada. Tu arsenal lo completas con tu fiel espada Rebellion y la pareja de pistolas con munición infinita Ebony & Ivory, aunque vas encontrando nuevas armas y pistolas durante las 20 misiones que dura el modo de historia, esto sin contar que podrás comprar mejoras, combos nuevos y regresar para abrir rutas alternativas.
Con este equipo a tu disposición cambias entre los modos angelical y demoniaco con el uso de los gatillos, además de rotar entre las armas de cada tipo usando la cruz, todo de manera fácil y orgánica, logrando hacer vistosas combinaciones usando prácticamente todas lo que pone a tu disposición DmC: Devil May Cry junto a sus respectivos movimientos especiales, alzar en el aire a tus enemigos, usar los ganchos para acercarte, atraerlos, atascarlos contra el piso y continuar la jugada usando tu creatividad.
El sistema de batalla de DmC: Devil May Cry es tan libre e intuitivo que a primera vista abruma cuando empiezas a ver la cantidad de opciones que tienes, pero una vez que practicas un poco verás que es similar en parte a esos juegos de peleas con juggles y remates, el secreto está en variar tus ataques para continuar la cadena y evitar que te peguen los enemigos para que no se reinicie tu contador.
Y hablando de enemigos, éstos son variados, aunque no esperes tampoco tantísima diversidad. Tenemos la clásica carne de cañón en forma de demonios esqueletitos, serafines voladores con escudos, enemigos más fuertes con sierras, brujas con escudos burbuja y algunos gigantes y espectros ninja para los últimos niveles. Todos tienen patrones de ataques más o menos definidos y modos de vencerlos de una manera más sencilla, ya sea usando cierto tipo de arma, esquivando, ejecutando parries o poniendo atención a los sonidos que hacen para así atacar (o contra atacar) en el momento justo.
Dante must die
La dificultad de DmC: Devil May Cry, en el auténtico sello de la casa, está en algún nivel entre grosera y mentada de madre, aunque si juegas en normal no tendrás muchos problemas y nada que algunas continuaciones no remedien. Eso sí, para sacar buena parte de los trofeos/logros necesitas terminar todos los niveles en las dificultades más avanzadas, donde mueres de un solo golpe y los setups de enemigos son bastante intransigentes. Ser un maestro con el control ayuda en demasía, lo que tomará tiempo pues aunque la curva de aprendizaje es corta para familiarizarte, es muy empinada para perfeccionar tus movimientos.
La historia, por su parte, también tiene notables mejoras. DmC: Devil May Cry maneja tanto un mejor estilo narrativo como uno más coherente, y aunque pareciera que para un juego de este tipo la trama pudiera ser totalmente accesoria, no lo es. Es cierto, el guion no ganará nada y si conoces la franquicia anticipas varias vueltas de tuerca, pero eso no te quita las ganas de ir desenredando el argumento.
Incluso te quedas con ganas de más historia y algunos niveles extras, ya que DmC: Devil May Cry te toma entre ocho y diez horas de terminar en tu primer recorrido. Afortunadamente hay un bonche de dificultades adicionales, varios coleccionables y cuartos de desafío esparcidos por los distintos escenarios, por lo que sacarle absolutamente todo te puede tomar más de 50 horas dependiendo de tu habilidad. La buena noticia es que a pesar de visitar los niveles por enésima ocasión nunca dejan de ser divertidos, al contrario, encuentras nuevas formas de continuar tus combinaciones y sacar las ansiadas calificaciones “SSS”.
¿Y de qué trata DmC: Devil May Cry? Dante es un nephilim y considerado un peligro por Mundus, un demonio que controla desde las sombras el balance del mundo con bancos de grandes inversiones, cadenas televisivas y poderosas corporaciones. Pronto las huestes de Mundus intentan asesinar a nuestro caza demonios para evitar cualquier rebelión similar a la que intentó su padre, Sparda, hace varios años.
Justo en esos momentos eres ayudado por Kat, una chica con una habilidad muy particular, ya que puede ver el Limbo, una suerte de dimensión sobrenatural paralela a nuestra realidad, por lo que resulta ser una buena guía para abrirte camino y volver al mundo real. Kat trabaja para un misterioso “hombre” que lucha por la liberación de la raza humana del yugo de Mundus… y el resto de la trama, si has jugado los anteriores Devil May Cry, te la puedes ir imaginando, si no, es mejor no spoilearte.
Un paseo por el Limbo
Este idea del Limbo superpuesto a la realidad de los humanos da paso a niveles locamente diseñados, arenas de batalla que parecen salidas de alguna visión de Dalí o de algún muralista y que se ganan un lugar entre los escenarios más originales que ha presentado un videojuego a últimas fechas, más con la alta calidad gráfica con que cuenta el título en todas sus versiones (aunque corre obviamente mejor en PC).
Los visuales de DmC: Devil May Cry están en el mismo nivel de la jugabilidad, no sólo en el diseño de los niveles y efectos de combate, sino también en lo elaborado de las expresiones faciales y comportamiento de los personajes. Me sorprendió gratamente la naturalidad de los gestos de Dante, la vivacidad de los enemigos principales y lo bien que se ve en tu pantalla hacer machaca de demonios.
¿Qué podría fallar en un juego con una mecánica tan agresiva, gráficos despampanantes, escenarios llamativos, música de primer nivel, historia mejorada y un protagonista interesante? Bueno, sí tiene algunos detalles, empezando quizá por la nula capacidad para poder atacar a un enemigo en específico. DmC: Devil May Cry carece de un sistema de lock on, lo cual se vuelve un verdadero dolor de cabeza en las dificultades más altas cuando te hacen bolita los demonios. También, me parece que Ninja Theory debió incluir al menos un par de jefes más. Las boss battles son buenas, pero muy escasas.
Otro detalle mínimo es el doblaje, que mientras en inglés está muy bien logrado, en español es algo malito y hace uso de un insípido castellano falto de vida y emoción. El problema es que si tienes tu sistema configurado en español no hay manera de poner las voces en inglés con subtítulos en nuestro idioma; tendrás que chutarte todo con un doblaje muy triste en castellano o cambiar la configuración de tu consola si sabes inglés.
Aún así, las fallas son detalles mínimos y aunque seguramente muchos aficionados de hueso demoniaco se retorcerán por comentarios como éste, es un hecho que DmC: Devil May Cry no es sólo un gran título de acción para iniciar el año, sino la mejor entrega de la franquicia hasta el momento. Sexy, mal hablado, irreverente, agresivo, pero increíblemente disfrutable, así es este nuevo videojuego, un caza demonios que superó ampliamente las expectativas y que pone a llorar en una esquina al veterano hombre de cabellera blanca.
3 comentarios
El problema es que nadie lo quiere jugar porque segun el nuevo Dante es emo y gay, si el otro era bien glam.
Excelente reseña, mejor que la de level up.
Gracias por tu comentario, me gustó mucho el DmC y creo que se notó en la reseña. Síguenos en Twitter (@anim_arte) para nuestros próximos análisis, estamos con Ni No Kuni y Epic Mickey 2. Saludos 🙂