Cuatro pequeñas historias distintas que tienen como escenario la capital de Italia dan vida a De Roma con Amor, película escrita, dirigida y protagonizada por el multifacético cineasta estadounidense Woody Allen. En este largometraje Allen logró reunir a actores de diferentes nacionalidades, como a la española Penélope Cruz, a la canadiense Ellen Page, al italiano Roberto Benigni y a los estadounidenses Alec Baldwin, Greta Gerwig y Jesse Eisenberg en una ensalada cómico-romántica con su peculiar toque.
De Roma con Amor
Han pasado más de 50 años desde el estreno de La Dolce Vita. Sin embargo, es todavía imposible pasar en frente de la Fuente de Trevi sin estar invadido por la sensual visión de Anita Ekberg bañándose ante los ojos de Marcello Mastroianni.
Esta escena de culto es uno de los innumerables vestigios de la herencia cinematográfica de Roma. Roberto Fellini transformó la grandiosa fuente barroca en un mito del séptimo arte. Catorce años después, Ettore Scola rindió homenaje al director por medio de un cameo que reconstruye el rodaje de la famosa escena, al cual asisten los personajes de Nos Amábamos Tanto, otra obra maestra del cine italiano.
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La historia es un fiel testigo de como la capital italiana ha sido el escenario de memorables películas, y es fácil darse cuenta porqué Woody Allen la escogió para rodar su cuadragésimo segundo largometraje, De Roma con Amor. La última obra del director es justamente un homenaje en forma de repetidos clichés sobre la quintaesencia romana.
Después de haber rodado en Londres, Barcelona y París, Allen siguió su gira europea con Roma, aunque con mucho menos inventiva que en Amor y Muerte, La Provocación, Vicky Cristina Barcelona y Medianoche en París, cuyo guion era un tributo a la vivacidad cultural de la capital gala al final del siglo XIX y entre las dos guerras mundiales.
De Roma con Amor sorprende, sin embargo, con la belleza de sus imágenes, obra de uno de los mejores directores de fotografía del mundo, el irano-francés Darius Khondji. Woody Allen logró, como Fellini, hacer de Roma el personaje principal, mientras todos los actores de carne y hueso se tienen que contentar con papeles secundarios: Woody Allen en padre neurótico; Penélope Cruz en prostituta descarada, sexy y divertida; el cantante de ópera Fabio Armiliato en tenor que puede cantar únicamente bajo la regadera; Alec Baldwin en arquitecto nostálgico que se vuelve consejero en los amores de un joven estudiante (Jesse Eisenberg) quien a su vez se enamora de la mejor amiga de su novia (Ellen Page).
Ensalada cómico-romántica
No podía faltar en este impresionante elenco el Woody Allen italiano, es decir Roberto Benigni, quien encarna a un funcionario aburrido cuya vida cambia cuando se vuelve, sin razón, una celebridad.
El hilo argumental de esta película no es tan sólido como trabajos del veterano director y basa su mayor fuerza en intentar un fino entretejido entre estas cuatro historias. En De Roma con Amor, cada uno de estos personajes refleja la necesidad por ser reconocidos, en una comedia con tintes románticos y dramáticos, más nunca abusando de ningún género.
La primera de las historias en De Roma con Amor está dedicada al arquitecto John (Alec Baldwin), quien regresa a de vacaciones a Roma, ciudad donde vivió buena parte de su juventud Al visitar su viejo vecindario se encuentra con Jack (Jesse Eisenberg), un muchacho que le recuerdo mucho a él mismo y quién le hará revivir varios de los momentos más dolorosos de su vida.
Por otro lado tenemos a Jerry (Woody Allen), un director de ópera jubilado que viaja a Roma junto con su esposa para conocer al prometido de su hija. Curiosamente, el padre de su nuero tiene un gran don que le hace pensar en retomar su carrera de director musical, mientras que Leopoldo Pisanello (Roberto Benigni) despierta una mañana y descubre que es uno de los hombres más famosos en Italia sin saber por qué.
De Roma con Amor cierra con la historia de Antonio (Alessandro Tiberi), quien llega de las provincias de Roma esperando impresionar a sus estrictos familiares con su encantadora nueva esposa Milly (Alessandra Mastronardi) y así escalar socialmente en la capital italiana, pero se termina relacionando con una atractiva acompañante profesional de nombre Anna (Penélope Cruz).
Desafortunadamente, fuera de la fotografía y los grandes nombres del cartel de la cinta, De Roma con Amor no es lo que muchos esperan. Por momentos la narrativa asemeja más la de una telenovela corta que la de un producto para el cine, con enredos rebuscados, personajes sobados y una dirección que parece no querer llegar a ningún lado. No es un apuesta segura para gastar en salas (a menos que seas un ñoñales de las cintas románticas y/o de Woody Allen), pero bien pudieras darle una oportunidad cuando llegue al formato casero.
Woody Allen no logró en la Ciudad Eterna lo que había logrado en la Ciudad de la Luz: profundidad y un conmovedor sentido de nostalgia. No obstante, una cinta medianamente buena del reconocido cineasta es intelectualmente disfrutable en su ritmo, ligereza y sentido del aforismo.
La prueba de que Allen es un gran director es que ya no se puede comparar con los demás realizadores, sino con él mismo y aunque De Roma con Amor navega con cierta torpeza de telenovela entre los enredos que presenta, termina siendo una cinta que entrega un poco de mucho: un poco de fotografia, un poco de buenas actuaciones, un poco de historia y un poco de homenajes para una mítica ciudad en el cine.