“Si no está roto no lo arregles”, reza el refrán, y Activision lo ha seguido al pie de la letra desde 2007 cuando lanzó Call of Duty 4: Mordern Warfare. Y otra vez estamos en esa época del año en que recordamos la frase y probamos la entrega anual de este conflicto bélico que parece que poco ha evolucionado a través del tiempo, aterrizando en esta ocasión con Call of Duty: Advanced Warfare y la promesa, otra vez, de un cambio notable.
Call of Duty: Advanced Warfare
Pero hay que ser honestos. ¿Por qué habría de cambiar Activision algo que le ha funcionado tan bien durante casi una década? La fórmula de los escenarios de guerra más modernos le ha redituado en éxito crítico y comercial, siempre con dos elementos clave tatuados en el ADN de cada nueva iteración: una sólida estructura de juego en línea y momentos definitivos en la campaña.
Si por algo resaltó Modern Warfare inmediatamente fue por lo primero. De repente Halo y Gears of War cedieron terreno en los servidores de Microsoft para darle paso a este título, que se convirtió de golpe y porrazo –y durante varios meses- en el más jugado en Xbox Live. La clave fue el balance, los entretenidos y variados modos, el excelente diseño de mapas y una gran selección de armas, todo para encontrar un nido de usuarios en Internet que gozaban con partidas no tan aceleradas como otros FPS futuristas, y tampoco de ritmo semilento, como en la mayoría de títulos basados en la Segunda Guerra Mundial.
El otro aspecto por el que ha brillado la saga Call of Duty es por su especial atención en la trama y los momentos clave dentro de sus modos de campaña. La muerte del general Paul Jackson junto con otros miles de personas víctimas de una bomba nuclear en Modern Warfare fue el primero de esos momentos críticos, especiales y hasta polémicos que se sucedieron en las próximas entregas, tocando quizá su pico más alto con la escena del asesinato de civiles inocentes en el aeropuerto, en Modern Warfare 2.
Estando en un punto tan alto de aparente excelencia, era difícil imaginar un giro brusco en la franquicia, pero Activision tomó el reto: dejó fuera de la producción de Advanced Warfare a sus estudios de siempre, Treyarch e Inifinity Ward, para darle la batuta a uno nuevo con ideas menos recicladas –Sledgehammer Games- y adelantó todavía más el reloj para ofrecer un escenario bélico más futurista, donde máquinas y hombres funcionaran en mayor simbiosis… bueno, no tanto.
El primer video que observé de Call of Duty: Advanced Warfare y el uso de exotrajes me hizo pensar inmediatamente en Titanfall. Me vino a la mente que Activision no quería pasar de largo esta veta de oro que había descubierto Respawn Entertainment y seguiría sus pasos. Y los siguió, pero no en el sentido literal de imitar sus mecánicas con robots y tecnología para saturar la pantalla, pero sí en la iniciativa de regresar al tablero de diseño y reconstruir el esquema central de gameplay para ofrecer el primer Call of Duty que se siente como un verdadero cambio desde 2007.
Bienvenidos al 2054, año de Kevin Spacey y las milicias privadas
Bienvenidos al año 2054. ¿Algo ha cambiado cuarenta años al futuro? No en el panorama de luchas de poder y terrorismo, de cierta manera incluso la situación se ha agravado, con un grupo conocido como KVA intentando sembrar el caos bajo su misión de limpiar al mundo de sí mismo.
En Call of Duty: Advanced Warfare tomaremos el control de Jake Mitchell, un soldado a quien se le otorga una segunda oportunidad tras perder su brazo en una misión en Corea. Clásico en la saga, este importante momento definitivo no es narrado a manera de flashback, sino que lo viviremos en la primera misión que cierra con una impresionante secuencia donde vemos que somos rescatados mientras nuestro brazo se queda ahí, cercenado junto a nuestros compañeros muertos.
Atlas, una compañía que sirven como armadas a sueldo, crea una prótesis para Mitchell y le da la oportunidad de seguir luchando en nuevos frentes, ahora con la tecnología y una directriz firme en manos del dueño del corporativo, Jonathan Irons, un personaje que seguramente ya todos saben que fue modelado a partir de Kevin Spacey, el actor protagónico de House of Cards.
Como es de esperarse, el hecho de que el balance de poder mundial se encuentra en una compañía militar privada es una bomba de tiempo, y el argumento dará algunos vuelcos mientras desentramamos los secretos más oscuros de Atlas y peleamos en diversos frentes. La historia de Call of Duty: Advanced Warfare no es precisamente innovadora y prácticamente no contiene un solo giro argumental inesperado, sin embargo, abogó por dejar de lado una trama compleja para presentar la campaña de una forma más explosiva y brutal, como una buena película de acción hollywoodense, pero con 400 kilos más de nitroglicerina.
Curiosamente, la interpretación de Spacey es la que me pareció más baja, e incluso su modelo ultra detallado en 3D a veces luce muy estático y pierde credibilidad. Caso contrario al protagonista, quien vive en voz del ya súper solicitado Troy Baker, y de Gideon, nuestro tutor buena parte del juego, interpretado por Gideon Emery; ambos personajes se vuelven de los más recordados de la franquicia y se puede sentir una conexión real entre ellos que te obliga a mantener con vida al otro y al mismo tiempo hacerle caso en las situaciones apremiantes.
Punto a destacar, y a súper destacar en este caso, es el doblaje en español latino, que me pareció acertado y con un reparto de voces tan adecuado que parecía a veces el doblaje natural de Call of Duty: Advanced Warfare.
El único tache en este aspecto son algunos momentos donde falla la sincronización con los labios, pero Activision ya sabe hacia dónde tiene que apuntar para convencer a nuestro mercado.
Conociendo al exoesqueleto
La campaña en general sirve como un gran tutorial para conocer todas las novedades y se requieren varias misiones para tener los dedos bien puestos sobre los botones, sobre todo para aquellos que nacimos con la mira chueca. No hay que malentender esto, ya que no demerita la experiencia explosiva y adrenalínica de completar la historia, llena de momentos que te harán incorporarte de tu asiento.
Son quince misiones en total, en realidad la mayoría de ellas muy cortas y se pueden completar en espacio de 30 minutos o menos si vas directo al objetivo, aunque si intentas encontrar todos los coleccionables, le pones en la dificultad más alta, te aguardas a desaparecer a cada soldado enemigo y no eres tan ducho en los FPS como yo, cada episodio puede extenderse al menos al doble. Me gustó que pese a los momentos obvios de dificultad, nunca sentí que Call of Duty: Advanced Warfare fuera injusto o imposible de pasar, el perfecto control te hace sentir que tienes la situación a la mano siempre y cuando pongas todos tus sentidos en ello.
Ya en cuestión de gameplay, tenemos varios cambios importantes, siendo el más evidente el uso de exoesqueletos, que potencian a nuestro soldado con características como doble salto, un gancho para alcanzar lugares altos, ralentización del tiempo, trepar por paredes, escudos defensivos y un mediano etcétera. Cada traje es diferente, adecuado para diversas situaciones y la campaña te obliga a usarlos todos para conocerlos.
Algo que me encantó es que además de los trajes hay un bien estudiado progreso por los escenarios que te ofrece cierta apertura en cuanto a cómo completar cada nivel. Los escenarios son relativamente pequeños (y en campaña hasta restringidos, tantito te sales y “mueres” por salirte del objetivo), pero te da opciones para superarlos, ya sea flanquear sorpresivamente enemigos, campear, usar escudos y pararte a lo macho, o bien hasta algunas rutas alternas menores.
El arsenal de Call of Duty: Advanced Warfare también colabora con esto. Las armas tienen diferente poder, velocidad de recarga y propiedades únicas como visor de calor y el útil marcador de objetivos, que permite que al enfocar con la mira a un enemigo lo marques de color rojo para tener una mejor perspectiva de hacia dónde se mueve, incluso detrás de paredes. Puedes traer dos al mismo tiempo y alternar libremente entre ellas.
Las granadas también recibieron un cambio mayúsculo. Disponemos de dos tipos, una para cada gatillo, y al dejarlo apretado sólo la prepararemos, pero con otro botón podemos cambiar el tipo de granada que lanzaremos al final. El gatillo derecho tiene las explosivas (inteligente, de contacto, fragmentación), mientras que el gatillo izquierdo tiene algunas de uso más táctico (marcadoras, cegadoras, eléctricas).
La campaña de Call of Duty: Advanced Warfare también nos pone algunos niveles con minijuegos o actividades alternativas, que van desde conducir una moto futurística, pasando por el clásico uso de torretas, secciones de plataformeo, otra de sigilo y hasta una intensa misión conduciendo un mecha con el que sientes que ni toda la artillería del mundo puede contra ti.
Multijugador para todos
El armamento en sí ya es una variante menor pero interesante de lo que hemos conocido de la saga, y junto con el inteligente diseño de mapas convierten la campaña en solitario en algo diferente, una experiencia que afortunadamente también se traslada íntegra (y más intensa) al multijugador, donde tendremos que tener cuidado de todo lo que le tiramos a Atlas y KVA, pues ahora las útiles granadas marcadoras y el uso de exoesqueletos con mayor movilidad estarán también en nuestra contra.
No soy muy clavado de estos modos, más que nada porque lo mío no es disparar en primera persona con muchísima precisión, sin embargo tengo que reconocer que pasé un muy buen rato. Activision empleó un bien tiempo balanceando el gameplay para evitar que aquellos que son salvajemente mejores se cansen de agarrar carne de cañón, o que los novatos sientan que no progresan pues son abrumados por la puntería y la memoria muscular de los rivales más experimentados.
Call of Duty: Advanced Warfare mantiene el mismo nivel de excelencia en el multiplayer, aunque ahora con un grado vertiginoso mayor gracias al uso de los exoesqueletos, que se traducen en batallas más intensas, menos tácticas pero más divertidas. Estos trajes le añaden otra dimensión a cómo transitas en cada mapa y se sienten como algo totalmente nuevo en modos como Captura la Bandera.
Obviamente, también hay muchos escenarios a la vieja usanza, donde brincar doble y el gancho no sirven de mucho, así que en este sentido tenemos mapas y estilos de juego que satisfacen a todos los gustos, pese a algunos bugs que están siendo explotados por un grupo de usuarios. Activision ya está trabajando al respecto, así que no debe tardar en tener una solución permanente para los exploits que se ha descubierto.
El nivel de personalización también se llevó un paso más adelante en Call of Duty: Advanced Warfare, sin que se sienta tan imposible de entender para los no tan estudiados como en la última entrega, Ghosts. El desbloqueo de premios y características es más rápido, y hay un montón de perks, personalizaciones para armas y cuestiones estéticas que te mantendrán ocupado por varios meses, más si tomamos en cuenta los planes de contenido descargable con los que cuenta el título.
Básicamente, tenemos mejoras y creaciones de clases personalizadas para ajustar no sólo a cada tipo de juego, sino al mismo nivel del usuario, para usar bonificaciones que realmente sean alcanzables y no experimentar con imposibles “kill streaks” o modificaciones de armas que no podemos manejar con la misma destreza.
Claro que hay que tomar en cuenta que el componente multijugador de Call of Duty: Advanced Warfare fue desarrollado por otro estudio, Raven Software, por lo que son notorios ciertos cambios en cuanto al brinco de la campaña a la refriega en línea. Simplificando: los mapas son muchos más abiertos y la movilidad bastante más ágil.
Por si fuera poco, hay todavía un modo adicional para jugar en cooperativo local y superar una larga secuela de misiones de alto grado de dificultad, donde el principal objetivo es sobrevivir tremendas oleadas de tropas enemigas. ¿Las superaste todas? No hay problema, una segunda vuelta le sube todavía más el renglón a la dificultad y las horas de juego.
Técnicamente, el videojuego es una chulada y más corriendo a 60 cuadros por segundo. Pero ya sea en Xbox One, PlayStation 4 o PC, no habrá ninguna queja al respecto, más allá del inerte modelo basado en Kevin Spacey. La construcción de los paisajes urbanos supera por mucho, no sólo en detalle sino en diseño, a los de anteriores entregas, los personajes también se notan mucho más vivos y las armas tienen el punch adecuado, sin exagerar ni sentirse como que estás disparando salva. El apartado de sonido también es soberbio y recomiendo usar audífonos para que la guerra te estremezca como se debe.
Las versiones de Call of Duty: Advanced Warfare para Xbox 360 y PlayStation 3, aunque gráficamente lucen muy deslavadas, en la cuestión principal, el gameplay, conservan el mismo ritmo intenso, aunque con algunos bajones de frame rate, sobre todo a la hora de repartir plomo en Internet. Hay que felicitar también a High Moon Studios, pues lograron atrapar en las anteriores consolas casi todo el poder de lo que vemos en las más nuevas.
Misión cumplida
A final de cuentas, Call of Duty: Advanced Warfare es fácilmente el mejor shooter en primera persona de nueva generación. No sólo eso, sino que representa el cambio más radical y la mejor iteración de la franquicia en siete años. Para que nos entendamos mejor, Advanced Warfare es en 2014 lo que Modern Warfare en 2007: explosivo, cerebral, con un campaña sólida y un adictivo modo de juego en línea que amenaza con seguir vigente cuando sus secuelas salgan a la luz. Misión cumplida, Activision, misión cumplida.