Como el nuevo fenómeno cinematográfico francés llega Amigos (Intouchables) a México, intentando emular el éxito que obtuvo en Europa, donde registró seis veces más entradas que la cinta muda El Artista y a nivel mundial ya superó a El Viaje de Chihiro como la película de habla no inglesa más taquillera de todos los tiempos. Amigos, si bien no busca posicionarse como una obra maestra del séptimo arte, sí ofrece un respiro a lo que regularmente se exhibe de manera comercial en nuestro país.
Amigos
Cuando el mundo del cine de se rendía ante la cinta francesa El Artista, reventando las nominaciones y acaparando las portadas de revistas, otro largometraje galo con menos ruido se encontraba llenando las salas de cine en su país natal hasta convertirse en el tercero más rentable de todos los tiempos en dicha nación. La abrumadora respuesta del público se repitió en muchas otros países como Alemania, Italia, España y Corea del Sur, que fueron quedando enamoradas ante Amigos.
Escrita y dirigida por Olivier Nakache y Éric Toledano, Amigos es una película basada en el libro autobiográfico Le Diable Gardien (El Diablo Guardián). La obra combina con un mágico balance el drama y la comedia mientras nos adentra en la vida de Philippe Pozz di Borgo y Driss, dos hombres diametralmente distintos que cruzan caminos en el momento adecuado.
La historia, inspirada en el más sincero amor fraternal, nos podría resultar más tentadora al saber que está basada en un hecho real. Philippe es un billonario aristócrata que tras un accidente en parapente queda tetrapléjico. Después del terrible percance, Philippe tiene que vivir para siempre con un asistente personal que le ayude en todo, ya que él solo puede mover la cabeza. En una de las extensas entrevistas que realiza para contratar a su siguiente asistente conoce a Driss, un joven de origen senegalés (en la vida real es argelino) que no parece el más indicado para la delicada labor.
Dos personajes totalmente opuestos, el selecto Philippe y el problemático Driss, tendrán que acoplarse a un nuevo estilo de vida, en lo que parece de entrada una relación laboral destinada al fracaso y que sorprende al espectador cuando el joven africano no sólo se convierte en los brazos y piernas del millonario, sino en las sonrisas que habían quedado guardadas en algún lugar de su mansión.
Una fórmula conocida, no tan conocida
Es aquí cuando entendemos el arrasador éxito de Amigos y el porqué resulta imposible no recomendarla. En tiempos de crisis y reflexión, dos cineastas logran transmitir esperanza y dibujar una amplia sonrisa en el espectador. La película francesa rompe con los prejuicios y las diferencias raciales, ya que todos -blancos o negros, ricos o pobres- podemos ser golpeados por la vida.
Amigos invita a revalorar la importancia de los lazos de amistad. Un hombre de raza negra y con antiguos problemas con la justicia conoce al fino y caprichoso millonario. El filme no se enfoca en resaltar sus similitudes, sino en destacar sus notables diferencias: Driss conocerá la poesía, la música clásica, la pintura y los trajes sastre, mientras Phillipe aprenderá a fiestear, a fumar, la música pop y a ser más audaz con las mujeres.
Y es que la fórmula de dos desconocidos que se conocen en el momento justo es bastante socorrida en cine y algunos podrían argumentar que no aporta nada nuevo. Historias como Perfume de Mujer y El Chofer y la Señora Daisy son ejemplos perfectos de esta temática, pero Amigos logra brillar por encima de ellas gracias su atractiva narrativa y los entrañables personajes que se combinan de manera perfecta.
Philippe y Driss
Pero el gran peso de este cuento de verdadera amistad no sólo recae en los personajes, sino en los actores que le dieron vida. La interpretación de François Cluzet como Philippe es de destacarse. Cluzet, con su vasta experiencia, brinda un trabajo impecable, alejado de transmitir cualquier sentimiento de lástima al espectador y más en la vena de un hombre complicado y acomplejado.
Omar Sy, un actor cómico de 34 años de edad, es quien encarna al dicharachero Driss. Su increíble interpretación de un hombre duro pero siempre afable le valió el galardón como Mejor Actor de la Academia de Cine Francés, por encima del mismísmo Jean Dujardin, quien estaba nominado por su papel en El Artista.
Otra parte importante de Amigos viene de los roles de soporte: Alba Gaïa Kraghede Bellugi, como Elisa, la problemática hija adoptiva de Philippe; Audrey Fleurot, quien interpreta a la bella secretaria Magalie, y Anne Le Ny, como Yvonne, la divertida ama de llaves de este peculiar hogar.
Quizá el último gran ingrediente en Amigos es la música. Los gustos musicales de Driss y Philippe dan lugar a una extraña, pero siempre funcional mezcla en la banda sonora que no sólo endulza o amarga ciertos momentos, sino que se vuelve casi otro personaje que interactúa con los actores y le da su propio matiz a la historia.
Amigos, de inicio a fin, logra lo que otros largometrajes similares no han conseguido: tocar la fibra sensible. Te conmueve y te alegra, y demuestra que no hacen falta los efectos especiales ni las ideas rebuscadas para reclamar prestigio en el cine. Hacer comedia no es tarea sencilla, ya que el mundo usualmente considera a este género como menor. En el caso de Amigos, 42 millones de sonrisas valen todos los premios Oscar y las Palmas de Oro del mundo. Tienes que verla y sonreír también.