Basada en las obra de Arturo Pérez-Reverte, Alatriste es una súper producción española que retoma y nos cuenta varios de los sucesos acontecidos durante las cinco novelas del Capitán Alatriste. ¿Está a la altura de los clásicos filmes épicos del cine de Hollywood y de la obra en la que está basada?
Alatriste
Ambientada en la España imperialista del Siglo XVII, Alatriste narra las aventuras Diego Alatriste (Viggo Mortensen), antiguo capitán de las fuerzas armadas en la guerra contra las holandeses, quien tras una estrepitosa derrota en Flandes le promete a uno de sus compañeros caídos cuidar de su hijo y alejarlo del camino del soldado. Íñigo Balboa (interpretado por Unax Ugalde) es el vástago de aquel soldado fallecido, ahora bajo la tutela de Diego Alatriste en la ciudad de Madrid, que después de la batalla de Flandes se dedica a medio sobrevivir rentando sus habilidades como espadachín al mejor postor.
En aquella época, el rey Felipe IV mantenía un imperio en decadencia, una nación partida socialmente y un territorio blanco de constantes revueltas civiles y ataques enemigos, por lo que los servicios de mercenarios como Alatriste eran bastante apreciados, aunque peligrosos.
Es en uno de esos “encargos” se le ordena al ex capitán Alatriste asesinar a dos supuestos herejes y enemigos del Catolicismo y la Corona Española, haciendo equipo con otro fino espadachín, Gualterio Malatesta (Enrico Lo Verso), para llevar a cabo tal misión.
En una extraña secuencia vemos a ambos caza recompensas batirse a duelo con los dos sujetos en cuestión, y de la forma más inverosímil, Alatriste presiente que algo anda mal por lo que decide perdonarles la vida y detiene la espada de Gualterio antes de que soltase la estocada final a uno de los ofendidos. Malatesta desde entonces le jura una absurda y desabrida venganza que se volverá motor en varios lapsos de la cinta, convirtiéndose también en el principal antagonista.
Al fallar con su misión, Diego Alatriste se entera de que en verdad aquellos hombres a los que atacó eran dos importantes nobles europeos, el Príncipe de Gales y el Duque de Buckingham, quienes habían llegado a España en calidad de incógnitos. “Sin querer queriendo” había sido partícipe de una gran conspiración que se ocultaba aún detrás del mismo poder de la monarquía española.
Tras esta introducción tan cuadrada que toma casi 45 minutos en pantalla, totalmente sosos, aburridos y con actuaciones que dan flojera, uno sabe que todo la película está condenado a sufrir la misma suerte. ¿Cómo es posible que Diego Alatriste, un mercenario dedicado a vender sus servicios para matar sin remordimientos, se detenga a última hora en esta específica ocasión? La respuesta nos la da el mismo Alatriste unos minutos después: fue una suposición. Una suposición que desencadena en una serie de aventuras y sucesos desencajados, sin hilo argumental firme y que parece estar pegados con resistol uno detrás del otro.
Capitán sin pies ni cabeza
La película nos lleva de regreso a Flandes y de vuelta a España, en guerras y misiones de un sólo hombre que no sólo son agrias sino que la gran mayorías están muy mal logradas. Es cierto, Alatriste no es una cinta con efectos y coreografías hermosas de batalla, pero las escenas de acción son infumables: poco estudiadas, poco creíbles, con espadazos al aire, muertos que se mueven a media escena y gritos de niña de primaria. Por si fuera poco, la narrativa es un caos, dejando huecos en todos lados y haciendo difícil para el espectador entender la relación entre cada uno de los eventos.
Alatriste es también la historia de Íñigo Balboa (que como dato curioso, era un papel originalmente pensado para el mexicano Gael García), quien va creciendo bajo la tutela de Diego, volviéndose un fino poeta y un más refinado espadachín. Íñigo desde niño cae enamorado de Angélica de Alquézar (Elena Anaya), una integrante de la nobleza española quien ve con muy buenos ojos al joven, pero que tiene en un pésimo concepto al capitán Alatriste.
El amor de Íñigo por Elena y el respeto a su tutor se verán encontrados en algunos puntos de la película donde intentan crear un mundo lleno de conspiraciones y traiciones, que sin embargo no logramos comprender y saborear del todo (aún no entiendo porqué Elena odia tanto al protagonista).
Ambas historias se van enlazando y desarrollando, con los pormenores de Balboa y Alatriste, aventuras que envuelven a uno o a los dos personajes pero que parecen encadenadas por la fuerza. De repente están asaltando un barco del rey, y para la siguiente escena está apuntándole con la pistola a su acérrimo rival Gualterio Malatesta, sin que haya de por medio una narrativa aceptable que nos haga digerible lo que intentaron contar. Eso sí, el final es al más puro estilo de Mel Gibson y Breaveheart, y cualquier similitud es prácticamente adrede.
Con un gasto de 24 millones de euros, Alatriste es uno de los filmes españoles más caros de la historia (detrás de Ágora); una cinta de época que incluye aventuras de guerra medieval, algo de piratas y duelos de espadachines, pero que desgraciadamente naufraga en la apatía, con diálogos aburridos, actuaciones de flojera y secuencias malhechas.
Es cierto, tiene momentos rescatables y un excelente trabajo de vestuario y ambientación (esta es la España de las pinturas de Velázquez, los poemas de Quevedo y Góngora y la comedia de Lope de Vega), pero difícilmente podría recomendarla como una cinta entretenida; quizá su mayor fallo haya sido querer meter en tan sólo dos horas las cinco novelas del capitán español… Alatriste es una película sin pies ni cabeza.