Como muchos de ustedes, mi principal interés en Empezar Otra Vez (Begin Again) era observar a Mark Ruffalo fuera de los entrecortados pantalones de Hulk y en un género de película muy distinto. La otra razón que me llamaba poderosamente la atención es que el director del filme es John Carney, el mismo de Once, el único musical junto con Repo! The Genetic Opera que me ha gustado en los últimos diez años.
Empezar Otra Vez
A otras personas, sobre todo al público femenino, sin duda la intervención de Adam Levine, vocalista de Maroon 5, constituirá otro motivo para darle una oportunidad a este largometraje, aunque desde ya les puedo anticipar que la participación del músico pasa sin pena ni gloria, y su mayor gracia es hacer precisamente lo que hace en la vida real, cantar.
Esta comedia musical dramática es contada a manera de flashbacks, recuerdos paralelos y las clásicas historias cruzadas. Dan Mulligan (Mark Ruffalo) es un productor musical independiente venido a menos, víctima de un cada vez más marcado alcoholismo y con serios problemas laborales por su a veces exageradamente romántica forma forma de buscar nuevos talentos.
Precisamente en lo que parece el momento más complicado de su vida, Mulligan descubre en un bar a Gretta James (Keira Knightley), una talentosa canta autora que guitarra en mano planeaba que esa fuera su última noche en la gran ciudad de Nueva York. El productor le propone a ella lo impensable: grabarle un disco y lanzarla a la fama, algo que también le servirá a él para recuperar su lugar en su antigua compañía de discos.
Historia interesante, el drama no tanto
Obviamente, Empezar Otra Vez tiene algunos enredos más allá de esta premisa, y paralela a la narración de cómo Dan y Gretta intentan grabar el disco conocemos las historias detrás de cada uno, ambos separados de sus parejas por diferentes razones. El largometraje intenta mezclar en generosas pero equivalentes porciones el musical, con el drama, romance y la comedia. El resultado no es tan atinado como quizá el director previó.
John Carney decidió añadir el elemento de comedia para suavizar los momentos hostiles y difíciles de los personajes, con un resultado un tanto extraño. Uno no alcanza a sufrir demasiado con las vivencias de los protagonistas, tampoco a reir del todo con sus tropezones, por lo que la sensación de ser espectadores muy, muy distantes está siempre presente en los 104 minutos de duración de la película.
Pese a tener un inicio realmente prometedor (la escena en el bar es “lindísima”), la segunda mitad de Empezar Otra Vez se siente difusa y atrapada entre el cúmulo de ideas de los escritores y de los géneros que intenta abordar. La carrera musical de Gretta, en lo personal la parte que más me interesaba ver, toma en varios momentos roles secundarios o terciarios ante insípidos problemas que nunca terminan de ser tan interesantes para llevar el hilo narrativo central que se les quiere dar.
El choque entre una premisa interesante, pero personajes mal construidos alrededor de ella es evidente; afortunadamente los actores (menos Levine, que hace del ex novio de Gretta) logran salvar esta situación, y pese a ciertos diálogos que se sienten sobados (y a veces muy “tiernecitos”) logran levantar el filme y capturar nuestra atención. Nunca tiene tanto tragedia, jamás es propiamente una comedia y el romance queda a deber, sin embargo, como un todo funciona.
¿Lo mejor? La música
El otro punto alto es sin duda la magnífica banda sonora de Empezar Otra Vez, construida alrededor del guion. La misma Keira Knightley canta y lo hace muy (muy, muy, muy) bien, dándole algo de variedad country y folk al pop rock melódico de Adam Levine y otros temas de CeeLo Green y la Orquesta Cessyl. Es una lástima que la canción de los créditos, interpretada por The Walls, no venga en el disco. La única forma en la que no te gustaría la banda sonora es que tengas un corazón negro e intolerable que no te permita de pronto disfrutar de otros géneros, pese a no ser aficionado a ellos.
Al final de cuentas John Carney no logró estar ni cerca de lo emotiva y poderosa que fue Once, pero como un cinta palomera, divertida, que pondera el poder de la música en las relaciones humanas y de una sola ocasión, Empezar Otra Vez cumple muy bien su propósito de entretener y dejar un par de rolas tatuadas en la mente. Perfecta para ir con la novia o a la amiga que quieres que te saque de la friend zone, más si después de invitarla al cine le regalas el disco de la banda sonora.