Short Peace es un proyecto multimedia japonés que unió dos de los directores más talentosos del país del Sol Naciente, Katsuhiro Otomo (anime) y Goichi Suda (videojuegos), para ofrecernos en paquete cuatro cortometrajes animados y un juego de plataformas; cinco capítulos contándonos cinco historias en diferentes lugares y versiones de Japón.
Short Peace
Desde que el CD llegó a la vida de las consolas, los desarrolladores comenzaron a usar su espacio extra para darle más vida a la narrativa de sus obras. La capacidad de los discos compactos permitió incluir algunos cortos animados o en live-action que profundizaban en la historia, y esto se convirtió prácticamente en un sello de la industria. Actualmente es imposible concebir la mayoría de juegos sin escenas no controlables dedicadas únicamente a contarnos de qué va todo.
Recuerdo que en la época de la original PlayStation y el Saturn, un gran incentivo para avanzar en los RPG era observar el siguiente corto cinematográfico. El premio a nuestra paciencia y esfuerzo eran esos fragmentos que le daban forma a la trama. Short Peace, como un todo, de cierta manera funciona de manera similar pero a la inversa, dejándonos primero conocer cuatro visiones sobre Japón y su cultura, para luego tener la oportunidad, casi como premio, de jugar la quinta parte, la mejor de todas.
De Katsuhiro Otomo
Short Peace se vende como un paquete exclusivo en la tienda digital de PlayStation, y de momento sólo está disponible para PS3. Al adquirirlo tendremos dos archivos descargables: uno llamado precisamente Short Peace, que incluye los cuatro cortometrajes de anime con todo y subtítulos en español, y otro con Ranko Tsukigime’s Longest Day, el videojuego con el que cierra el proyecto.
Aquí el común denominador es Katsuhiro Otomo, el prolífico creador de manga y anime, padre de obras como Akira, Memories, The Legend of Mother Sarah y, precisamente, Short Peace, un manga que publicó en 1979 y del cual el proyecto tomo su nombre. Katsuhiro participa como director, escritor o asistente en todos los capítulos.
Los cortometrajes y el juego mismo varían en historia y estilo visual, con diferentes enfoques y estilos artísticos, pero siempre con Japón como tema central, representado en cultura, leyendas, épocas, tradiciones e imágenes que nos vienen a la mente cuando pensamos en este país, desde los samurái de la era feudal hasta heroínas con cosplay. Aunque mi parte favorita es el increíble opening.
“Los cortometrajes y el juego mismo varían en historia y estilo visual, con diferentes enfoques y estilos artísticos, pero siempre con Japón como tema central.”
Cuatro cortos con la visión de Japón
Posesiones es el primer corto. Dirigido por Shuhei Morita, lo que hace es evocar el pasado del país oriental y su rica tradición oral, con cuentos fantásticos que los viajeros contaban al llegar al siguiente pueblo. La historia se centra en uno de ellos, quien atrapado por la lluvia se tiene que refugiar en un santuario, donde peculiares espíritus de viejos objetos lo abordarán. El estilo visual recuerda a los videojuegos actuales, con una animación fina pero no tan detallada. En lo personal, el mejor corto de los cuatro.
El segundo es Combustible, del mismo Katsuhiro Otomo, una clásica historia de amor en el Japón feudal que incluye a un chico que soñaba con ser bombero. El arte utilizado recuerda las pinturas japonesas de la época en un derroche de belleza y dirección de arte, aunque quizá demasiado “poético” el concepto para mi gusto.
Sigue Gambo, que para los amantes de los animales, los samuráis y los onis (demonios) seguramente será su preferido. El corto, dirigido por Hiroaki Ando, cuenta la historia de un oso blanco que decide proteger a la última niña de un pueblo acosado por un gigantesco demonio rojo.
El cuarto y último cortometraje es Un Adiós a las Armas. En él se retrata un futuro post guerra al que todo mundo teme pero que hemos visto en infinidad de mangas y animes. El director Hajime Katoki nos pone a seguir los pasos de un equipo de militares dedicados a desarmar ojivas nucleares en una post apocalíptica ciudad de Tokio, resguardada por unos peligroso robots. Si les gusta el concepto de exoesqueletos tipo Titanfall o Call of Duty: Advanced Warfare, éste es su veneno.
Ranko Tsukigime’s Longest Day
La cereza del pastel es Ranko Tsukigime’s Longest Day, de Crispy’s Inc. y Grasshopper Manufacture, un título de acción frontal y plataformas con una trama bastante interesante y mucha adrenalina. El guion fue escrito por Goichi Suda, “Suda 51”, así que de antemano eso es un seguro de que veremos toda clases de situaciones tan irreales como surrealistas, siempre con una enorme dosis de ciencia ficción, fan service y referencias a la industria del entretenimiento.
La aventura nos pone detrás de una chica preparatoriana llamada Ranko, cuya misión (la cual no comprendemos mucho, pero no importa) es matar a su padre. Su arma es un violín y su vehículo sus veloces piernas. Los niveles son de fugaz avance lateral a la derecha, siempre con algo persiguiéndonos los talones, por lo que la velocidad y no perder el tiempo son la clave.
Hay enemigos, obstáculos y diversos caminos, pero al no contar con barra de salud el que nos peguen o nos caigamos no nos quita vida, pero sí nos retrasa. Enormes manos que aparecen del lado izquierdo nos estarán cazando en todo momento, una vez que nos atrapan es game over. Lo único que tenemos que hacer es avanzar y avanzar, siempre de la manera más ágil posible.
Liquidar a los enemigos también es importante, pues al ir formando cadenas vamos llenando un medidor de disparo que es nuestra única forma de repeler a las manotas cuando las tenemos encima. Dado que los niveles tienen varios caminos y coleccionables, poder recolectar todo en un nivel requiere de sincronizar los combos al despachar monitos para tener algunos disparos de reserva al hacer algo de exploración.
Los controles son precisos, puntuales, excelentes. Ranko Tsukigime’s Longest Day me recordó muchísimo a los títulos de acción “adrenalínica” de la época de los 16 bits, donde tus mejores amigos son tus finos pulgares, los brincos tienen que ser calculados y empiezas a memorizar a base de prueba y error las mejores rutas posibles.
Para variarle un poco (o un mucho) a la jugabilidad central, tenemos algunas peleas contra jefes, secuencias sobre moto, un pequinés gigante, un batalla estilo shooter con un dragón y una fase de lucha libre que me recordó a Tag Team Match: MUSCLE. A esto le sumas una historia súper fumada pero contada como los dioses de la animación japonesa mandan, y tenemos un viajesote del que no querremos soltar el control
Desgraciadamente lo haremos muy pronto. Mi primera vuelta en Ranko Tsukigime’s Longest Day me tomó cerca de una hora, la segunda -pasando todos los niveles seguidos sin perder para obtener el trofeo más difícil- la realicé en 33 minutos. Sí, apenas y te vas acomodando cuando de repente resulta que ya terminaste. Claro, siempre habrá la posibilidad de mejorar tiempos y el número de enemigos derrotados, así como buscar todo los coleccionables, pero dado que me la estaba pasando tan, tan bien, me duele que este juegazo requiera tan poco tiempo para completarlo. Si fuera por mí le hubiera puesto otros 500 niveles y con dificultad muchísimo más grosera.
Y es que además el apartado gráfico es muy sencillito, nada que te sorprenda y sólo lo justo para mantener tus ojos en la pantalla durante los veloces recorridos. Los niveles en su construcción son muy similares, así que uno imagina que pudieron haberle metido cientos de circuitos distintos sin tantos problemas. Pero se entiende, ese no era el concepto. Ranko Tsukigime’s Longest Day tenía que sentirse tan breve y puntual para un videojuego, como los anteriores cuatro cortos lo eran para un largometraje.
Ranko Tsukigime’s Longest Day tenía que sentirse tan breve y puntual para un videojuego, como los anteriores cuatro cortos lo eran para un largometraje.
Al final de la función
Al final, Ranko Tsukigime’s Longest Day es como un resumen de la propuesta artística del proyecto entero, su argumento se narra entre nivel y nivel con increíbles secuencias que recurren a distintas corrientes de arte y de animación, desde cel-shading hasta un manga en movimiento, todo con una dosis narrativa de Sailor Moon, mechas, Super Sentai, alienígenas, lolis, karaoke y el Monte Fuji como punto de referencia.
Short Peace y Ranko Tsukigime’s Longest Day son un combo imperdible para los fanáticos del anime, la cultura japonesa, los juegos retro y que buscan algo diferente en el catálogo de PlayStation 3. El único “pero” real que se le puede poner a este paquetazo es que para ser el día más largo de Ranko, a nosotros nos toma apenas un par de horas completarlo, aunque al menos el final nos deja abierta la posibilidad de ver una nueva colaboración de este tipo, quizá con más carnita de por medio.