Con una versión para PlayStation 3 desde agosto de 2013 y ahora una más reciente en PS Vita, lanzada el mes pasado, Hatsune Miku brinca por primera vez a Occidente con Hatsune Miku: Project Diva F, un videojuego musical que tiene algo para todos, sean o no sean aficionados de la cantante virtual japonesa.
Hatsune Miku: Project Diva F
Cuando surgió el boom de las aplicaciones Vocaloid con el lanzamiento de Hatsune Miku, en 2007, nunca pensé que la chica de largas coletas podría llegar a estar vigente más allá de un par de años, o tal vez no me llamó la atención en lo más mínimo y decidí brincarme su evolución durante todo este tiempo sin importarme si se convertía en un éxito o en una moda pasajera.
En este lapso que me alejé diferentes compañías no sólo mejoraron el software, sino que Crypton Future Media desarrolló de gran forma todo un concepto que va más allá de una voz femenina generada a través de un sintetizador, para convertir a Hatsune Miku en una estrella de la mercadotecnia cantando en presentaciones “en vivo”, vendiendo figuras con su sexy diseño y creando todo tipo de productos en los que se les pudiera sacar jugo tanto a la marca como a la temática, entre ellos videojuegos.
Hatsune Miku: Project Diva F es el primer título de la saga en llegar de manera oficial a América y Europa y nos permite, tanto en PlayStation 3 como en PS Vita, participar en un juego rítmico con varios de los temas musicales no sólo de Hatsune, sino de otros personajes creados por Crypton como la curvilínea Meiko y los hermanos Kagamine.
Las diferencias de Hatsune Miku: Project Diva F entre ambas plataformas son muy sutiles y responden principalmente al uso de la pantalla táctil y que sólo puede ser comprado en formato digital para la portátil, así como el mayor número de canciones por default en la consola de sobremesa. Para esta reseña me baso principalmente en la versión de PS Vita.
Ahora, a pesar de que el concepto de Vocaloid no me llamaba ni tantito, tengo que aceptar que en cuanto puse mis manos sobre este título eso pasó a segundo plano, ya que el gameplay responde a una de mis mecánicas favoritas de gameplay de los años 90: apretar los botones que ves en pantalla con el ritmo adecuado.
Aprendiendo a seguir el ritmo
Tal como PaRappa the Rapper, Umjammer Lammy o Boost a Groove, Hatsune Miku: Project Diva F no necesitas más instrumento musical que tus dedos siguiendo los comandos que te marca la pantalla y el tempo que te dicta la canción. Aunque como atractiva novedad, los botones que ves no están flotando siempre en el mismo lugar fijo sino que aparecen en diversas parte, se mueven y juguetean con el entorno para volver un poco más interactivo el hecho de seguirles la pista para saber qué presionar a continuación.
Esto no representa problema alguno en la PS Vita, pero probar tus habilidades en Hatsune Miku: Project Diva F en PS3 con televisores grandes puede volverse un reto a seguir con la vista, por lo que mi recomendación es que disminuyan el espacio visible para no tener que bailar la mirada tanto.
Las combinaciones usadas en los ritmos son siempre con los botones principales (más la pantalla táctil para marcar las estrellas en la portátil), y en algunos casos tienes que pisar el botón más su equivalente en la cruz direccional, o bien dejarlos presionados durante un espacio de tiempo hasta que un sello de color más intenso da paso a la siguiente nota.
De acuerdo a tu ritmo, tino y memoria recibirás calificaciones por cada botón presionado. Tienes una barra que irá disminuyendo o aumentando con tus aciertos o errores, si se vacía pierdes la partidas mientras que si la vas llenando recibes un mayor número de puntos hacia el final. También, en las canciones hay algunos segmentos que te otorgan más bonos o suben tu barra de vida si marcas bien todos o la mayoría de beats.
Hatsune Miku: Project Diva F cuenta con varias dificultades, aunque mi recomendación es que pases todas las canciones primero en normal para seguir con las dificultades más altas enseguida. Las canciones en fácil son aburridísimas por la falta de beats, mientras que en difícil y extremo, aunque pueden costar algo de trabajo al principio por el uso de más botones en un mismo ritmo, es donde verdad se disfruta.
Además todos los temas están muy bien diseñados en cuanto a seguir el tempo y bastante pegajosos, salvo un par donde la música suena muy acelerada y la voz está en tonos que sólo los robots pueden comprender. En general el control y la mecánica de Hatsune Miku: Project Diva F no sólo son buenas, sino que te hacen sentir que la curva de aprendizaje es mínima con un reto que va aumentando paulatinamente.
Diva Points, Diva Rooms y Diva chácharas
Un detalle estético muy chulo es que los videos de fondos está casi todos muy bien realizados, con temáticas que van desde la fiesta, las vacaciones en el balneario y hasta la reflexión de la soledad y cosas así medio muy japonesas, pero que son divertidas de intentar de ver mientras por otra parte luchas por presionar los botones. La buena noticia es que Hatsune Miku: Project Diva F te permite observar los videos (sin jugar) y hasta cambiar al personaje que los interpreta (aunque no la voz cantante) una vez que pasas el nivel.
Y así como podemos ubicar a nuestro personaje favorito en cada canción (yo siempre usaba a Meiko), también hay un montón de cositas coleccionables y objetos desbloqueables una vez que sales del sistema central de Hatsune Miku: Project Diva F. Cada canción al final no sólo es calificada con puntos, sino que de acuerdo a tu desempeño te otorga Diva Points para cambiarlos por diferentes chácharas en la tienda virtual, casi todas inútiles, menos los trajes donde puedes ver a las chicas con menos ropa.
Además de vestimenta puedes comprar cuartos temáticos para las divas (sí, tienen habitaciones para que las visites), adornos para dicho lugar, regalitos y cosas que en general mejoran tu virtual relación con los monitos. Una vez que entras a sus cuartos puedes interactuar con cada uno/una, jugar piedra, papel o tijera, obsequiarles pastelitos o mimarlas en el cabello. Hubiera sido interesante poder acosarlas un poco, pero Hatsune Miku: Project Diva F se mantiene bastante familiar en este aspecto.
La verdad que no le vi mayor caso a este apartado. La interacción es realmente muy, muy básica y es más bien un pretexto para obligarte a ganar Divar Points, rejugar, ganar más puntos y repetir hasta que puedas gastar para comprarlo todo, que son los logros más tardados de Hastune: Miku Project Diva F. Siendo sinceros si quitan estos Diva Rooms, nadie los extrañará, ni los fans.
Por otra parte, una herramienta que me encantó y me parece ampliamente subutilizada es la de edición. Puedes ponerles voz, pasos, editar los videos, las tomas, en fin, crear todo un nivel en base a tu canción favorita y compartirla en Internet. El único requisito para que todo funcione correctamente es que por algún otro medio les hagas llegar a los demás exactamente el mismo MP3 que usaste para tu composición, pero no es muy difícil y esto le da mucho replay value a Hatsune Miku: Project Diva F… al menos en teoría, porque como comenté, la herramienta no ha sido explotada como se podría.
¿Alguna otra curiosidad? Bueno, Hatsune Miku: Project Diva F en PS Vita incluye la posibilidad de ver a tu chica de largo cabello verde bailando en la habitación de tu cuarto una de las cuatro canciones especiales gracias al uso de la realidad aumentada. El problema es que tendrás que imprimir la tarjeta AR por tu cuenta, pues tal como comenté antes, en la portátil de Sony el juego sólo se vende en formato digital. Igual vale la pena como experimento y más porque puedes ver a la muchachona en tamaño real.
¿Te gustan Vocaloid o Hatsune Miku? Si tu respuesta es “sí”, “no” o “no sé de qué me estás hablando” en realidad no importa. Hatsune Miku: Project Diva F sobrepasa el nicho de fans de la franquicia entregándonos un videojuego viciosamente adictivo que vale cada dólar que pagamos por él.