Animado por Alois Di Leo y Windy Van Druten con una paleta de tonos amarillos, un estilo de dibujo a mano, y con música de Greg Knowles, se trata de un profundo trabajo que simplemente hay que ver y analizar, una crítica a la falta de comunicación familiar que en la actual historia finaliza con una nota de sangre.
La historia de un chico que parece disfrutar más de un mundo interior que del poblado por personas; como se mira, la complicada relación con sus padres y el entorno no le hacen nada feliz, sin embargo y mientras los días pasan, es como descubre que hay algo que le falta; un viaje al zoológico le abre los ojos al encontrar y descubrir la afinidad con un solitario león, una criatura casi abandonada que pasa sus días de manera simple, un por decir, rey de la selva que en este caso da el ejemplo de ser una criatura fascinante, cosa que por lo cual el chico, y con la ayuda de su madre, debido a este encuentro se dispone a realizar un disfraz a semejanza del felino. Esperando quizá de esta forma, el descubrimiento de un mundo que funcione mejor que el suyo, un lugar donde pueda ser aceptado sin más y donde pueda ser libre sin escuchar a diario las peleas, discusiones y todo ese ruido del mundo exterior, un caos que sus oidos solo le propicia incomodidad.
Pero luego que el traje esta hecho las cosas no parecen pintar mejor para el niño, un juego inocente y una gracia se transforma al poco tiempo en un dolor de cabeza para los padres quienes no saben como lidiar con esto, mucho menos debido a la falta de comunicación con su hijo; desesperados en este ilógico comportamiento, cada vez más se muestran intolerantes, algo que el chico convertido en león sólo mira con sus ojos de niño. Tratando de huir de esa molesta realidad y ser simplemente una nueva creación, el niño que deseaba ser león.
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The boy who wanted to be a lion, es en lo personal una muy buena animación, que detrás de sus líneas “simples” y una música que imprime tonos de curiosidad nos muestra este juego que lleva a un trágico desenlace y del que obviamente no tiene la culpa el animal si no el problema planteado desde inicio, la falta de comunicación entre padres e hijo, algo que lamentablemente termina en una tragedia donde es imposible dar vuelta atrás.