El éxito de los videojuegos siempre ha sido una tirada de dados: tanto como puede ser un resultado favorable, tanto como muy pobre. Sin embargo, los estudios dedicados a desarrollar títulos han contado con un respaldo económico que les da tranquilidad y cierta seguridad de que si la respuesta del público no es buena, aún así seguirán dentro de la industria.
Esto se debe a todo el proceso creativo del videojuego, donde cada detalle tiene que pasar por decenas de filtros antes de ser autorizado y utilizado en el producto final. Es decir, todo está sumamente procesado, muy analizado y se supone que es lo mejor de lo mejor. Básicamente los estudios apuestan por lo que ha sido probado en el mercado y aprobado por el público, tomando pocos riesgos de grandes magnitudes, siendo muy cautelosos para así asegurar ganancias y de ser posible, abrir la posibilidad a más entregas posteriores.
Sin correr riegos, tranquilos
¿A qué me refiero cuando hablo de riesgos? El diseño de un videojuego implica miles de factores, pero señalando los más importantes no podemos dejar de lado el guion, los personajes, el modo de juego, además los gráficos; todo esto conforma la columna vertebral de cada entrega que probamos en nuestra televisión o sistema portátil.
Siendo así, los estudios con altos presupuestos deciden desarrollar títulos que cumplan con todos estos puntos de manera correcta, haciéndolos indudablemente buenos e incluso leyendas, asegurando a su paso altísimas ventas. Esto lo logran gracias a que de igual forma el derroche de publicidad es muy grande, llevando cualquier cantidad de anuncios a las tiendas especializadas, spots de televisión, campañas por todas las redes sociales y contratos con las compañías que hacen las consolas para que ese juego sea compatible en su plataforma. No entraré en detalle de las exclusivas, que sí, suelen ser injustas para el gamer.
Trabajando en equipo, uno sólo es muy difícil
Entre los gigantes de la industria que hacen videojuegos de todo tipo y con alcances publicitarios enormes aparecen los desarrolladores indies. Una población pequeña que deciden aterrizar su gran idea y convertirla en videojuego. Estos grupos han existido toda la vida, pero como su nombre lo dice, son independientes ya que sus recursos son limitados y cuentan con el único respaldo de su ingenio, creatividad, talento y determinación para no seguir las tendencias, romper las reglas y jugar su propio juego, o mejor dicho, hacerlo.
“Indie significa libertad”, tal como Shahid Ahmad, de PlayStation Europa, respondió hace apenas unos días en la Gamescom 2013 al hablar de la alineación de videojuegos que Sony está publicitando para sus consolas.
Efectivamente, los desarrolladores indie tienen la total libertad de decidir qué quieren diseñar, qué historia quieren contar, de qué manera y con qué colores, sin que nadie más que su propia opinión se los critique. Eso sí, no tienen millones de dólares que los detengan en caso de crisis y sólo pueden confiar en sus instintos y en lo que les nace componer para que el público lo compre y lo juzgue.
¿Qué podemos esperar entonces de un desarrollador que solo se tiene a él y a su reducido equipo para cuestionarse y mejorar sus productos? Mucho. Hemos visto miles de videojuegos creados con presupuestos reducidos por estudios completamente desconocidos que nos hacen adictos a sus títulos. Son personas que se atreven a plasmar sus ideas porque creen en ellas, porque confían que su visión no es precisamente la visión de los demás, pero puede ser una nueva y mejor opción a la que originalmente el gamer ya tenía. Es una bocanada de aire fresco para los ojos y manos de los jugadores, pues muchas veces se salen de cualquier categoría o género, simplemente porque son especiales, diferentes y únicos.
Lo indie no es nuevo
Sin embargo, contrario a lo que mucho se pronuncia -y como ya dije- lo indie no es una tendencia o una moda en la industria. Existe desde siempre, aunque eso sí, los canales y plataformas globales no existían antes como existen ahora para la distribución de este tipo de obras.
Antes era demasiado difícil que uno de estos títulos pudiera salir al mercado y fuera distribuido al igual que los demás, repito, porque no se querían corre riesgos para evitar pérdidas millonarias. Sin embargo, hubo un giro de 180 grados en la “consola” menos esperada: el teléfono celular.
Aquí fue donde se descubrió la mina de oro para el fabricante de móviles y sistemas operativos, así como una ventana de oportunidades infinitas para el desarrollador. Por fin alguien tuvo la visión de abrir el código de programación para todos los usuarios permitiéndoles crear lo que fuera: aplicaciones telefónicas, de fotografía, gestión de contactos, calendarios y, obviamente, videojuegos.
Se abrió la posibilidad de que cualquier persona en el mundo con acceso a una computadora pudiera diseñar su propio juego, programarlo y ponerlo a disposición de los demás usuarios para que lo descargaran en sus teléfonos, con lo que centenares de estudios se crearon y otros tantos resurgieron para apostar por este medio.
Ahora ya no tenían que pedir permisos, pagar cuotas altísimas o convencer a altos mandos de corporativos que les darían un “no” por respuesta. Esta vez dependía de ellos el éxito o fracaso, al ser únicamente necesario una afiliación anual y cumplir requisitos de contenido (evitar pornografía o lenguaje altisonante) para poder vender sus creaciones. Y lo mejor, solo tenían que esperar uno o dos meses. También es por esta razón que cada vez son más los estudios que se inclinan por esta plataforma móvil.
Las computadoras también juegan
¿Y por qué no aprovechar los vastos recursos que una computadora personal nos ofrece? Valve, la compañía creadora de Half-Life y más tarde Steam lo sabían y por eso crearon su plataforma especializada en difusión de juegos para diversos sistemas operativos en PC, la cual se dedica a vender y ofrecer demos que pueden o no estar disponibles en formato físico, pero que al ser adquiridos en línea, poseen de muchas ventajas para el cliente y para el estudio que pone su creación a la venta.
Siendo así, un programa diseñado para descargar videojuegos que inició desde abajo y con muchas carencias, es perfectamente normal que los desarrolladores independientes voltearan a Steam para usarlo como ventana al mundo. Y así fue. Steam es ahora, una herramienta sumamente poderosa para que los estudios indie puedan vender y publicar sus videojuegos en la red más grande del mundo: Internet.
A pesar de que se cuenten con ciertas restricciones de localización y moneda, Steam ha resultado ser una plataforma muy efectiva por la cantidad tan extensa de usuarios activos, siendo 50 millones de gamers una cifra muy atractiva para que los desarrolladores muestren sus trabajos y lograr una difusión que se compara con la de cualquier consola de videojuegos.
Steam cuenta con demasiadas ventajas que le dan al usuario gran poder en la gestión de sus videojuegos, reproducción de los mismos y además de una permanente actualización que permite siempre tener al día los títulos con parches y DLC gratuitos, Estas ventajas hacen que el número de miembros de esta comunidad crezca exponencialmente y que cada vez más estudios, grandes y pequeños, volteen a la plataforma diseñada por Valve para mostrar sus trabajos. Las consolas también ya se dieron cuenta del éxito e intentan emularlo en sus mercados.
Entonces es una realidad
Hoy en día efectivamente los videojuegos indie son una realidad. El catálogo es increíblemente grande en cualquier consola y plataforma. Cada vez existen más desarrolladores que deciden llevar sus ideas a la práctica y dan resultado. Incluso creativos de grandes compañías se salen brevemente de su trabajo regular para mostrar mediante un estudio independiente un juego que de otra forma no hubieran podido publicar.
No sólo el público lo está notando, las grandes compañías también se dan cuenta y ya no sólo voltean a verlos, los están escuchando y están cumpliendo varias de sus peticiones. Durante la E3 de este año, las tres grandes empresas de consolas tomaron parte de su tiempo en las conferencias para hablar exclusivamente de los desarrolladores independientes: Sony, Nintendo y Microsoft están haciendo acuerdos de exclusividad para llevar a sus consolas estos juegos que por el lado financiero, les dejarán ganancias jugosísimas, y por el lado del entretenimiento, podrían satisfacer a un gran número de sus usuarios.
Las estrategias de ventas han hecho un espacio gigantesco para estos títulos, dándole difusión a todos ellos para que el gamer piense más en serio a la hora de adquirir uno, es decir cada día somos más los que nos inclinamos a experimentar las originales historias que nos tienen que contar. Para este año y el que sigue, cada consola ha anunciado por lo menos 20 videojuegos independientes, pero aclaran que están en producción muchísimos más. Y esperamos así sea.
Estamos en una época donde mucho ya se ha visto, donde es difícil impresionarse tan fácilmente y como gamers, como seres humanos no nos conformamos tan fácil, por lo tanto exigimos calidad y originalidad en lo que jugamos, en lo que pagamos y esperamos recibir, pues cantidad existe, y mucha, pero necesitamos volver a sentir esa emoción, nostalgia, aventura, placer, adrenalina.
Los juegos de hoy tienen todo eso, pero la experiencia que se vive en un indie, no es la misma. Hablamos de mundos diferentes, gráficos que retan al concepto y a la imaginación, voces y música que envuelven. Me refiero a trabajo minucioso y detallado por un pequeño grupo de personas que, alejados del ruido de los billones de dólares de las grandes compañías de la industria, son igual que nosotros y quieren mostrar su visión a todo el mundo. Independiente puede ser libertad para unos, riesgo para otros, pero para nosotros es calidad.
1 comentario
Lo ,más importante de un videojuego es la jugabilidad. Los indie no tienen para pagar motores con físicas realistas, y por eso sus juegos se sienten más frescos. En cambio, los juegos comerciales realistas como los FPS y otros de aventura tienen una física realista que hace que todos los juegos se sientan iguales:
A falta de presupuesto, cada indie se inventa su propio motor y mecánica de juego, es por eso que son tan interesantes; algo muy similar surgía durante la era de los primeros arcades, el atari, hasta el NES y todo lo demás antes del salto a 3D.