Si escuchaste o leíste de Time and Eternity seguramente fue por su intento de mezclar dos de las cosas más gustadas en Japón: el anime y los RPG. Este título exclusivo de la PlayStation 3 fue sorpresivamente traído al mercado occidental gracias a NIS America. ¿Valió la pena el viaje o es acaso un juego “muy japonés”?
Time and Eternity
Uno de los géneros que más variantes presenta en el gameplay de sus distintos representantes, es sin duda el JRPG. A pesar de que muchas voces no se cansan de señalar a los juegos japoneses de rol como desgastados y poco originales en sus mecánicas e historia, la realidad nos indica que hay de todo y para cualquier tipo de gustos, así como también buenos y malos exponentes.
Un ejemplo de esta gran variedad es Time and Eternity. El título desarrollado por Imageepoch y animado por el estudio Satelight es un curioso híbrido de RPG con anime y una pizca de simulador de citas. El resultado, sin embargo, no es igual de prometedor que su premisa, y al final del día es sólo una mezcla de buenas ideas muy mal ejecutadas.
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En principio tenemos que hacer énfasis en la historia. En este género donde el motor principal para seguir o no con el control en la mano responde al interés que despierta la trama, es imperativo que ésta enganche desde un principio al usuario con su temática y/o personajes. El caso de Time and Eternity difícilmente podría ser más pobre en este apartado.
Toki emprende un viaje al pasado para salvar la vida de su esposo. En el presente (o futuro, según se vea), Toki contrae matrimonio con Zack, pero su prometido es asesinado justo el día de su boda por un grupo armado que irrumpe en el templo. La chica en cuestión libera un poder escondido que le permite viajar en el tiempo y regresa unos días antes para intentar descubrir el motivo del ataque e impedirlo. Como efecto colateral, el espíritu del novio también viaja al pasado y habita en el cuerpo de la mascota dragón Drake.
Todo esto pareciera un cuento ciertamente jalado de los pelos, pero interesante. El problema es que sucede apenas dentro de tu primera media hora de juego, cuando los personajes no te importan un bledo y ni siquiera una batallita has librado con ellos, dando como resultado que te de igual si mueren, viven, se casan y viven felices para siempre.
Toki y Towa
El desarrollo de personajes es también un completo mal chiste. Si la trama en un principio no te enganchaba, te darás de topes contra la pared cuando tu primera misión es aparentemente hacer frente al gremio de asesinos implicados, pero resulta ser que sólo es un grupo de fans de los verdaderos asesinos. Estas situaciones supuestamente cómicas se repiten hasta el cansancio.
Time and Eternity presenta instantes después a Towa, una chica de cabello rubio muy parecida a Toki, quien resulta ser una especie de segunda alma que reside en el cuerpo de la jovencita. Durante la aventura alternarás entre ellas dos para tomar control de la situación conforme vayas subiendo de nivel, aunque muy rara vez podrás decidir a cuál usar específicamente. Una de ellas es especialista en combatir a distancia, la otra basa su fortaleza en atacar en corto.
Igual esto no tiene mayor impacto, y es cuando empezamos con las fallas dedicadas a la jugabilidad. Ya sea que uses a Toki o a Towa, el sistema de combate es idéntico y nos presenta batallas en tiempo real donde te enfrentas a sólo un enemigo a la vez (aunque puede haber varios en fila). Tienes un ataque físico lejano usando una escopeta y también puedes acercarte para combatir cuerpo a cuerpo e intentar encadenar combos. A cualquier distancia tienes la posibilidad esquivar los ataques enemigos haciéndote a un lado con el control, poner guardia y usar algunas habilidades especiales.
Para nuestra mala suerte estos ataques especiales muchas veces son más vistosos que útiles, y muchas la mejor opción es simplemente alargar un buen combo con los ataques básicos y alguna habilidad que sí te sirva. La cuestión táctica de debilidades elementales es nula, lo que convierte a un juego que debería tener muchos elementos de estrategia en casi una especie de machaca-botones en las batallas. Adicionalmente tienes a Drake, que de vez en cuando araña al enemigo (porque no se le puede llamar golpe a lo que lanza el dragoncito) y te cura cuando se le da la gana. Debido a que es tan random, tú mejor apuesta será nunca depender de él.
Con una historia mal contada y un gameplay tan austero, uno podría pensar que los elementos a destacar en Time and Eternity son su presentación estilo anime y la parte de simulador de citas, pero ambas presentan igual o más carencias.
Gráficamente, Time and Eternity tiene muy marcados altibajos. Por un lado, el diseño de los personajes y enemigos sí da totalmente la apariencia de una serie anime 2D y no faltará quien lo mire de reojo y lo confunda con una caricatura japonesa. Pero si te tomas el tiempo de observarlo unos 20 minutos salen a relucir las limitantes: bajo número de animaciones (la mayoría de ataques lucen muy similares), patrones reciclados en los monstruos que enfrentas y escenarios tridimensionales muy pobres.
Este tema de los escenarios se me hizo particularmente molesto, si bien la vista general del “mundo” es tipo mapa con puntos de colores como accesos, ya en las zonas para explorar a pie el sistema de navegación es aberrante, con la cámara colocada estratégicamente para apreciar panty shots de Toki Towa, pero con una movilidad tan torpe que parece que en lugar de que controlas a una sexy chica traes un enorme tractocamión. Vaya, el efecto es hasta mareador si no te salen enemigos por un buen rato.
Las música me pareció buena, aunque al igual que las animaciones, es una banda sonora algo limitada y repetitiva. Lo que no se salvan son las voces, muy malas en cualquier idioma que gustes y con una notable falta de sincronización entre voz y movimiento de labios. Los diálogos están llenos de tintes morbosones que pueden generar interés al principio, antes de que te des cuenta que siempre se reduce a que Drake quiere ver desnuda a alguna chica y terminará sin lograr su cometido.
En este apartado también recae la parte de simulador de citas. En Time and Eternity tendrás que participar en varias conversaciones con Toki, Towa y otros bombones animados. Las respuestas y preguntas que dan traen algunas conversaciones distintas, además de que en el caso de las protagonistas puedes darles regalitos como habilidades e intentar definir cuál de las dos es tu favorita. A mencionar que esta mecánica es obsoleta para cuestiones profundas de gameplay (porque todo lo resuelves al final) y no tiene mayor relevancia más allá de sacar un par de trofeos.
Hablando de trofeos, Time and Eternity podría ser una opción a tomar en cuenta para los trophy hunters; la mayoría de ellos son extremadamente fáciles de obtener, aunque tendrás que completar todas las sidequests, sacar los tres posibles finales, encontrar todos los cofres y rejugarlo por completo un par de veces (una de ellas sin bajar la dificultad). En horas totales, me tomó unas 20 la primera pasada y poco más de diez la segunda, donde puedes importar habilidades, dinero y regalos (pro tip: vende todos tus ítems porque estos no se guardan). Aunque es más que la media normal de duración, 30 horas es algo bajo para un JRPG y a la vez bastante alto comparado con el grado de timación que sentirás poco después de haberlo puesto en tu PlayStation 3.
No importa si eres fanático de NIS America, de los juegos japoneses de rol o incluso un otaku de hueso amarillo: evita Time and Eternity… Al menos hasta que baje considerablemente de precio. Sus mecánicas repetitivas, la falta de profundidad en la historia, el pobre desarrollo de personajes y la presentación con tantos altibajos harán que hubieras preferido que desde un principio hubieran matado al novio, a la novia y a toda la familia y amigos que pudieran intentar arreglar este deslavada línea temporal.