Muchísimo antes de los Cuatros Fantásticos, en octubre de 1941, Stan Lee creó a un superhéroe que se volvería muy popular en aquella década: Destroyer, un tipo demasiado rudo y sanguinario para su época que se la pasó combatiendo nazis, y regresa tras un tiempo de ausencia, ahora en su propio cómic titulado precisamente Destroyer.
Destroyer
Destroyer era una estrella hace mucho tiempo. Era poderoso, rudo y peleaba del lado de los buenos con los métodos de los malos. Para su desgracia, Stan Lee creó algunos personajes durante los siguientes años que lo orillaron al departamento de los superhéroes jubilados por falta de seguimiento y popularidad. Marvel lo tuvo guardado por varios años, con apariciones cada vez más esporádicas e insignificantes en sus cómics.
Pero a la línea MAX de Marvel le encanta rescatar a estos personajes olvidados y darles nueva vida. Robert Kirkman lo hace y trae de vuelta al Destroyer original en esta historia homónima. Desde el primer cuadro del cómic en que vemos a un tipo disfrazado partiéndole salvajemente el cráneo a un terrorista sabemos que la acción ha comenzado y que Destroyer regresó y aterrizó en la época adecuada: sin censura, sin mentes puritanas, sin nazis repetitivos y con el color digital más rojo con que se puede representar la sangre en los cómics.
Destroyer es una historia de cinco números publicada en el año 2009 por Marvel bajo su sello MAX Comics, donde generalmente se publican historias más adultas y, más que nada, violentas. Este cómic en particular está hecho precisamente para los amantes de la sangre, ya que ésta fluye constantemente a lo largo de los cinco tomos que dura y se podría decir que es el personaje principal de la historia.
Keene Marlow, en su papel del antihéroe Destroyer, es una máquina de matar con todo el apoyo del gobierno de Estados Unidos y con una carrera bastante, bastante larga haciendo trabajitos sucios por encargo… su familia quiere que se retire y él mismo está consciente de que está llegando al final de su camino pues también lo aqueja una terrible enfermedad, por lo que Destroyer pretende terminar con todos los asuntos que tiene pendientes antes de pasar a mejor vida.
A lo largo de su trayectoria este personaje se hizo de muchos y muy variados enemigos, así que si quiere morir en paz debe terminar con las amenazas que pudieran poner en riesgo a su familia. Keene Marlow emprenderá en el cómic Destroyer una última cruzada para no dejar cabos sueltos en una carrera contrarreloj antes de colgar los tenis, pero como siempre, hay una sorpresa esperando a la vuelta de la página.
La sangre es el personaje principal
El traje y los poderes de Destroyer son bastante simples: tiene una calavera en el pecho como Punisher y una máscara de Green Goblin, aparte de súper fuerza, súper resistencia, súper agilidad y un buen repertorio de súper frases ocurrentes para cuando te está sacando los intestinos con sus propias manos. Más adelante en la historia se une a él un compinche llamado Turret quien tiene básicamente sus mismos poderes y el mismo mal gusto por los trajes de combate. En el cómic original se explica que estos poderes vienen de una versión no rebajada del Suero del Súper Soldado pero esta saga se ahorra esas explicaciones y te pone directo en la acción.
El dibujo de Destroyer me parece muy bueno, Cory Walker realizó trazos y diseños muy modernos aunque sencillos, pero que permiten realzar el principal atractivo de la historia: la sangre, la cual fluye como kool-aid de cereza y eso le da cierto toque humorístico a tanta moronga que sale volando. ¿Has escuchado la frase “baño de sangre”? Seguro que la inventó Destroyer.
El universo de Destroyer es algo realista, aunque con más avances tecnológicos como el brazo biónico de la esposa de Keene Marlow y algunas armas que (esperamos) no existen en la vida real, pero es básicamente una representación de nuestros tiempos con algunos villanos monstruosos que aparecen por ahí. Esto ayuda un poco a sumergirse rápidamente en la trama, la cual cabe recalcar que aunque efectiva es bastante simple y plana.
Destroyer es un cómic auto conclusivo muy entretenido que no ocupará mucho de tu tiempo y te dejará con un buen sabor de boca. La lectura es sencilla y el desarrollo también, no está sobrecargado de texto y confía en un fuerte elemento gráfico impulsado principalmente por la sangre y la violencia explícita. Seguramente es uno de los cómics más livianos (en historia) que puedes leer de la línea Marvel MAX, pero una excelente opción para los amantes de la violencia y los cómics tipo Red.