A tropiezos, tiras y tirones, pero por fin, casi cuatro años después, aterriza Metal Gear Rising: Revengeance en PlayStation 3, Xbox 360 y PC. El videojuego, anunciado inicialmente en 2009, fue cancelado posteriormente cuando la gente de Kojima Productions no estaba contenta con el avance, para luego entregárselo a Platinum Games, quienes le imprimieron su particular estilo agresivo de gameplay.
Metal Gear Rising: Revengeance
Y si por alguna razón no estabas muy al tanto de Metal Gear Rising: Revengeance esto es lo primero que hay que notar: el título es bastante más parecido a Vanquish (o Bayonetta) que a la saga Metal Gear Solid. Este spin-off nos pone en control del ninja Raiden, un auténtico ciberdemonio con la espada, capaz de cortar en cachitos literalmente todo lo que se le cruce en el camino y la mecánica del videojuego gira alrededor de esta idea.
Árboles, columnas, murallas, automóviles, robots y humanos, todos son dispensables y despedazables. Brazos, piernas y torsos cercenados es el pan de cada nivel en Metal Gear Rising: Revengeance y no sólo como elemento estético, sino como la principal forma de mantenerte vivo.
Blade Mode y Zantetsu
Para esta misión, Raiden cuenta con el uso de dos tipos de espadazos, débil y fuerte, un botón de acción para asesinatos silenciosos, otro para correr, uno para saltar, además del uso de armas secundarias como granadas y lanza misiles. Sin embargo, la principal característica que te permitirá salir con vida es el Blade Mode, que consiste en alentar el tiempo con uno de los gatillos y marcar manualmente con los sticks análogos líneas de corte para destazar a tus enemigos.
Para ejecutar estos tajos necesitas que tu barra de Blade Mode esté cargada, pero esto te da la oportunidad despachar enemigos de manera instantánea y a su vez usar un movimiento llamado Zantetsu, en el que básicamente destripas a las tropas rivales para consumir sus electrolitos, llenarte la vida, el medidor de Blade Mode y continuar destripando más malosos. Un buen ninja mantiene constantemente sus barras a tope y destripa a cuanto cíborg y robot se cruce en su camino.
Algunos enemigos más pesados como Gekkos y Gorilas tomarán bastantes golpes antes de que puedas ejecutar el Zantetsu o cortarles algún miembro, por lo que a veces Metal Gear Rising: Revengeance te sugiere ir más a la discreta y hacer eliminaciones silenciosas (que nos recuerda al elemento stealth de la franquicia), de esta forma, sea la criatura que sea que tengas enfrente, la eliminas de un solo ataque. Claro que si la situación se torna pesada tendrás que recurrir a los elementos defensivos del juego.
¿Y qué creen? Metal Gear Rising: Revengeance no cuenta con un movimiento para esquivar, a lo mucho activando el Blade Mode puedes cancelar algún combo e intentar ponerte a salvo, pero la idea de Platinum Games detrás de este título es “nunca retrocedas”. A cambio de no poder hacerte a un lado cuentas con un sistema de defensa y parry utilizando el botón de golpe débil más la dirección en la que viene el ataque enemigo.
Haciendo parry por la vida
Si eres muy preciso podrás ejecutar el parry, repeler el golpe y aparte ponerte en una situación de ventaja al contraataque. El milimétrico y calculado uso de este movimiento es la llave para superar las dificultades más altas y pasar por los jefes sin siquiera recibir daño (hay unos logros/trofeos al respecto), el problema es que la técnica es complicada de dominar, más aún que tendrás que analizar detenidamente a los rivales y jefes para anticipar por donde vienen sus cadenas de ataques y reaccionar a ellas.
La curva de aprendizaje del parry es bastante alta y empinada, y cuando de repente sientes que has dominado el juego al terminarlo en las primeras dificultades, te darás de topes cuando veas que es prácticamente imperativo “parrear” todo para sobrevivir en los niveles más altos.
Los jefes de Metal Gear Rising: Revengeance, por su parte, son batallas bien logradas que se alejan del clásico hack & slash por elementos de mucho mayor estrategia. No puedes entrar a estos enfrentamientos y pensar que vas a ganar sólo dando de espadazos a diestra y siniestra, ya que tendrás que estudiar sus patrones, defenderte y contragolpear para poder vencer. Cada una de las boss battles puede costarte algunas vidas y, como mencioné antes, conforme aumentes el nivel de dificultad la necesidad de hacer peleas casi perfectas aumenta, por lo que toma varios intentos superarlas.
Es aquí donde para muchos habrá comentarios encontrados. Los combos al ataque son vistosos, pero me parecen demasiado random en ocasiones y es difícil encadenar exactamente lo que quieres y variar tus golpes. como por ejemplo en DmC: Devil May Cry. o en la saga God of War. En lo que respecta al parry, me parece una buena idea, pero es un poco frustrante depender únicamente de él para sacar lo mejor del juego; los usuarios con menos paciencia terminarán Metal Gear Rising: Revengeance sin descubrir mucho de lo que tiene de fondo, más con lo extremadamente corto que es, ya que a lo mucho, y perdiendo demasiado tiempo, la campaña apenas abarca seis-siete horas.
Para darte mayor variedad, cada que derrotas a los jefes obtienes alguna arma, las cuales, al igual que tu equipo regular, puedes mejorar y aprender nuevos movimientos, lo que le da cierta variedad a una eventual segunda o tercera vuelta. También tendrás disponibles misiones virtuales para practicar tus maniobras y mejorar tus tiempos, aunque francamente las encontré aburridas.
Otro “pero” que le encuentro a los jefes de nivel y a varios momentos “pesados” de Metal Gear Rising: Revengeance es que se abusa de dejarte inmovilizado, ya sea porque te marean, porque te sujetan o porque ejecutan algún movimiento especial, el título te obliga a mover las palanquitas a lo loco para zafarte o recuperarte y es algo que en lo personal detesto. Aquí hay momentos donde te agarran, te zafas, te inmovilizas, te recuperas y luego el ataque del jefe consiste nuevamente en batir rápidamente los sticks para repelerlo… sin chiste y aburrido.
“¿Quién es este güey?”
De la historia ni se diga. Metal Gear Rising: Revengeance nos transporta cuatro años después de los sucesos de Metal Gear Solid 4, un mundo con la presencia de grupos paramilitartes a los cuales Raiden junto con su equipo se encarga de combatir, armadas privadas que parecían no ser rivales hasta la aparición de Desperado Elite, un grupo de cíborgs con espadas y una agenda oculta que iremos descubriendo conforme avanza el juego… descubrimiento totalmente soporífero y digno de agarrar el guion y tirarlo a la basura.
Se notan las cicatrices en el juego tras los brincos en los estudios desarrolladores en cuestión de gameplay, pero es imperdonable que algo tan básico y que aparentemente no podía quedar mal, como el argumento, terminara siendo tan terrible. Sundowner, Monsoon y Mistral son buenos rivales a vencer, pero un desastre como antagonistas.
Nada de aquellos momentos donde te identificas, conoces y de cierta manera empatizas con tu rival sobrevivió a la espada de Raiden, y así como entran se van, siendo quizá la única excepción Samuel Rodríguez, un samurái con mejoras cibernéticas que se convierte en el único personaje más o menos bien desarrollado. Vaya, hasta el último jefe parece un total y absoluto (mal) chiste.
Por si fuera poco, el brinco tecnológico dentro de la trama Metal Gear Rising: Revengeance en cuatro años es casi inconcebible, y si bien desde Gun of Patriots sabíamos que Raiden ya estaba en otro nivel, este breve receso y su nuevo cuerpo cíborg le permiten cargar (de levantar) al Metal Gear Ray sin mayor problema: ¡no mamen, cualquiera de estos tipos hubiera acabado con los Patriotas en un abrir y cerrar de ojos!
En el aspecto técnico, eso sí, hay mucho que destacar y nada de qué quejarnos. El juego no es la joya visualmente hablando, pero luce bien y nunca sufrí alentamientos a pesar de la cantidad de enemigos y miembros cercenados en pantalla. La banda sonora es digna incluso de algún premio, combina rock, metal y algo de trance con piezas vocales creadas especialmente para Metal Gear Rising: Revengeance. En específico, las rolas contras los jefes son movidísimas y dan la pauta para el gran enfrentamiento que estás por vivir.
Platinum Games y Konami realizaron en Metal Gear Rising: Revengeance una extraña combinación. El juego aplica mecánicas novedosas de combate con la sensación retro de que los jefes te sacan canas verdes en dificultades altas, algo que de verdad se aprecia. Aún así, la empinada curva del parry pueden no dominarla la mayoría y la historia -realmente es un merequetengue que no da pauta a nada- alejará a los más acérrimos fans que sentirán que Raiden destazó su saga favorita. Un título corto, recomendable, pero con varios detallitos que nos hacen pensar quizá valdría la pena esperar a que bajara de precio.