Es cada vez más común ver películas basadas en videojuegos famosos en la pantalla grande, pero ¿una película basada en Dance Dance Revolution? ¿Una cinta española cuya trama gira en torno a la maquinita de baile de Konami? Sí, éso es La Máquina de Bailar. Agárrense del barandal de protección porque esta es una película como ninguna otra.
La Máquina de Bailar | Reseña
Una película barata. “Sí, es filosofía barata de película barata. Pero las películas baratas ayudan a la gente, porque la gente como nosotros vive vidas baratas”. La Máquina de Bailar, como primer adjetivo, es una película simple, pero atrevida, tal vez demasiado atrevida por varias razones: está basada en un videojuego, un videojuego de baile para ser exactos y es una producción española… sí, tiene, todos los ingredientes perfectos para ser un churro… y no nos queda mal.
Antes de continuar tengo que mencionar que el cine español no me gusta del todo: el acento por momentos me parece insoportable, no por el acento en sí, sino porque se me hace difícil encajar las voces en sus personajes, y a su vez encajar a los personajes en el contexto que nos quieren presentar… yo en el cine español escucho que todos tienen exactamente el mismo tono de voz. Por si fuera poco, pareciera que hay dos cosas que no pueden faltar: afeminados y chistes malos, y no sólo no faltan, sino que abusan de ambos a tal grado que vemos chistes malos con gays… así que no es raro que las películas españolas de miedo me den risa y las de risa me den miedo.
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¿Y La Máquina de Bailar encaja en ese esquema del cine español? De sobra, repleta de bromas malas y con demasiados afeminados en la pantalla: uno de cada tres personajes importantes es gay y los otros dos lo parecen. Sin embargo, una película española con chistes malos y montones de gays es normal, ¿pero basada en un videojuego? ¿En Dance Dance Revolution? Vaya apuesta más atrevida, y la verdad es que el resultado no es malo: es pésimo… pero muy entretenido.
Dance Dance Revolution: la película
Dani (Jordi Vilches) es un joven que trabaja en un supermercado y aficionado a los videojuegos, especialmente a la vieja conocida de todos: la Dance Dance Revolution. Junto a sus amigos Josemi (Óskar Salcedo) y Óscar (Eduardo García) suelen reunirse en el New Park, un gran local de maquinitas de arcade, donde gastan cada centavo ganado para farolear en la popular máquina de baile.
Un día, el gerente del supermercado donde trabaja Dani decide irse de vacaciones y deja encargada su mascota al joven empleado: una rarísima boa albina domesticada a la cual tiene que alimentar diariamente con un hámster y leerle algunas páginas de la filosofía de Nietzche para desestresarla. Si la situación ya de por sí es absurda, toma un giro más extraño cuando por hacer una fiestecita en la casa de su jefe, la boa literalmente explota en pedazos. Ahora tendrán que conseguir el dinero necesario para comprar una mascota que supla a la anterior sin que su dueño note el cambio.
De aquí en adelante la trama es un cheque al portador. Todos sabemos qué sigue, todos intuimos los giros que dará la historia y anticipamos el final con precisión matemática. ¿Cómo conseguirán el dinero nuestros intrépidos héroes? ¡Claro! ¡Jugando a que bailan! Un concurso nacional de Dance Dance Revolution se llevará a cabo en el famoso Salón del Manga (advertencia, la película está atascada de referencias frikis) y repartirá diez mil euros al equipo ganador, extrañamente la cantidad justa y necesaria para recuperar al reptil inmolado.
Entran en escena el resto de personajes que le darán vida a esta especie de comedia y sátira: Johnny (Santiago Segura), quien atiende el New Park y era un gran bailarín; Salva (Chema Rodríguez), un afeminado nerd; y Lara (¿Croft?), interpretada por Bárbara Muñoz, que se volverá en algo así como la niña deseada y la manzana de la discordia. Con la guía y supervisión de Johnny, los cinco tendrán que aprender a bailar y coordinar sus movimientos para el gran concurso organizado por Konami.
Obviamente tenemos que tener un antagonista que en el caso de La Máquina de Bailar recae en Fernando, quien odia a Johnny por alguna extraña razón y desea frustrar todos sus sueños, ganar el concurso de DDR incluido. Hay que reconocer que después de un rato los personajes al menos terminan cayendo bien y uno siente cierta empatía con cada uno de ellos.
Referencias frikis a la vista
Afortunadamente tanto absurdo y ridículo llega a ser muy entretenido. La Máquina de Bailar tiene todos los elementos para ser catalogada como una película mala, incluyendo unas actuaciones irregulares (salvo la de Santiago Segura que hace un personaje increíble), pero a su favor tiene una dirección atinada que en varios momentos logra rescatar risas e insertar magistralmente elementos y parodias de películas ochenteras como Karate Kid, Rambo y Rocky, así como referencias a varios videojuegos más.
Por si fuera poco, retrata de maravilla el submundo friki que rodea a eventos como las convenciones de anime: es realmente de risa ver a los gorditos con sus bandas de Naruto apoyando con lujuria a Lara durante su rutina, o la bola de disfrazados nerdos aplaudiendo -como nerdos que son- cada pasito de la coreografía… es verídico, existe, y esta película lo retrata cual si fuera documental de la vida real. Imposible no sonreir.
La banda sonora de La Máquina de Bailar obviamente incluye canciones y música de Benimani, clásicos como “What a Feeling”, “Dam Dariram”, “Buttefly” y “Breakdown” le dan algunos puntos extras. El resto de apartados técnicos son apenas regulares, no despunta en ningún rubro, y en cambio es una cinta con demasiados, exageradamente demasiados, errores de coherencia. No es raro ver que los concursantes bailan en el tapete derecho mientras que los pasos realmente están en el tapete izquierdo, igualmente, parece que las flechas se pisan solas pues los bailarines están incluso a veces fuera del mueble cuando las pisadas se están marcando adecuadamente en la pantalla. Monjes shaolin japoneses, fulanos que se saben de memoria las canciones sin haber pasado nunca antes ni la mitad y concursos realizados en modos de dificultad baja le restan algunos puntos freaks al valor de producción.
Personajes seleccionables de La Máquina de Bailar
DANI: uno de los personajes más aburridos de La Máquina de Bailar, y desgraciadamente el protagonista. Un poco miedoso, un poco tarado, pero amante de la Dance Dance Revolution, tiene todos los récords del juego… en algo así como la dificultad súper facilísima. Su pinta de friki se complementa con un lindo aretito de flor en la oreja que lo hace ver como el líder que es de Los Tigres del New Park. Como era de esperarse, tiene sentimientos nobles y tiernos por Lara.
JOSEMI: el más aburrido del roster, poco menos maleta que Dani para jugar DDR (me refiero a lo que aparenta en la vida real) y el clásico personaje que se siente galán de telenovela. Juega un papel importante entre protagonista/antagonista y como también era de esperarse, tiene sentimientos sucios y cochinotes para con Lara.
ÓSCAR: el clásico chavo gordito, bonachón y mal hablado que nunca pueda faltar en un local de maquinitas. Lo usan de chiste y compra perfumes de feromonas para ligar a alguna despistada en el arcade. Tiene un problema de lateralidad por lo que el pobre mocoso no distingue izquierda de derecha ni arriba de abajo. De esperarse, también como que se quiere tirar a Lara.
SALVA: reclutado de rebote para completar el equipo, este afeminado con lentes y cabellera ñoña se convierte en un personaje más divertido que los mismos protagonistas. Le encanta la ropa ajustada y aunque dice que hace como 40 mil puntos la verdad es que juega terrible. Parece tener sentimientos nobles por Dani. =)
LARA: una niña popis quien entra de último momento para completar el equipo. Se puede abrir de piernas, tiene la “Play” en casa con tapete metálico y antes era una gorda traga Sabritas que bajó de peso gracias al modo fitness de la Dance Dance Revolution. Ahora todo mundo quiere con ella… menos el maricón de Salva, claro. Colecciona tarjetas tiernecitas y las entrega en toda ocasión para expresar sus ridículos sentimientos.
JOHNNY: atiende el New Park y es una especie de ídolo local. Gran bailarín de los años 70, llegó a la final juvenil. Practicó kung fu con el maestro de Bruce Lee, trabajó para la NASA, realizó misiones de infiltración en Cuba y Vietnam, trabajó con el Servicio Secreto entre muchas otras cosas. Todos lo admiran por sus historias y es el alma del equipo, un accidente lo dejó medio cojo pero no le impide enseñarles a bailar. Tiene la afición de sacar el anillo de Fernando del inodoro cada que se le cae. La verdad que este personaje se roba la película: excelentemente interpretado.
FERNANDO: el villanazo de la historia, odia a Johnny pese a que son aparentemente amigos desde muy jóvenes, acostumbra tirar su anillo al retrete y tomar notas mentales con una grabadora. Es inmensamente rico, socio de una secta de encapuchados, dueño del New Park y quien le da trabajo al mismo Johnny, pero hará hasta lo imposible por hacer que pierdan.
Con todo, ¿vale la pena verla? Definitivamente sí.. bueno sí eres fanático de los videojuegos. La Máquina de Bailar es una propuesta interesante, aunque tiene incontables fallas nunca deja de ser entretenida y las referencias al cine ochentero, el anime, convenciones, los gordos disfrazados de Naruto, el buscador Moogle y referencias a otros videojuegos son un plus que aunque pudieron quedar mucho mejor logradas, se agradece el intento de ponerlas todas juntas. Junto a los amigos y una bolsota de chicharrones, La Máquina de Bailar puede arrancarnos algunas carcajadas y pasar volando 109 minutos. Muy recomendable, es una especie de placer culposo. Si este no es tu mundo… aléjate, te parecerá la peor cochinada del cine.