La “amenaza” de un virus que transforme a todos en zombis o de algún hechizo que levante a los muertos de sus tumbas se ha convertido en el común denominador de bromas, libros, películas, cómics, videojuegos manuales de sobrevivencia y toneladas de merchandising zombi que parecen indicar más idolatría que miedo. En este mundo zombificado es donde aterriza ParaNorman, una cinta animada que pretende un acercamiento fresco a la gastada idea del apocalipsis zombi.
ParaNorman
En el pequeño pueblo de Blithe Hollow vive un chico bastante peculiar que llama la atención desde el primer momento; su nombre es Norman Badcock, un fanático de las películas de zombis -que pudiera parecer de lo más normal-, sin embargo posee un don que ya quisiera más de un aficionado de los muertos vivientes ya que puede ver y hablar con los espíritus de las personas fallecidas.
Todos los días Norman saluda a la nada a través de su camino a la escuela. Realmente a él no parece importarle mucho su peculiar don, sin embargo no es de extrañarse que toda la gente de su pueblo piense que está completamente chiflado, lo que lo ha hecho presa fácil del bullying y de las críticas hirientes. Incluso su familia no sabe qué hacer con él y temen que sufra de la misma demencia que su tío, el loco del pueblo, el señor Penderghast.
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Sin embargo, es precisamente el señor Penderghast quien da la pauta para comenzar con la historia de ParaNorman, ya que está en busca de su sobrino, pues sabe perfectamente que no puede encomendarle a nadie más su deber secreto: detener una poderosa maldición que arrojó hace siglos una bruja sobre Blithe Hollow y sus habitantes. ¿Por qué Norman? Queda claro, ambos tienen el poder de convivir con los fantasmas y en ello está la clave del éxito.
Las cosas se comenzarán a poner sumamente tensas, ya que cuando Norman conoce su “misión” no tiene a nadie de su parte, ni siquiera alguien a quién pueda confiarle el oscuro secreto que ahora conoce, y sin embargo, a partir de ese momento, la seguridad de todos aquellos que lo señalan quedará en sus manos y tendrá que averiguar por sí mismo cómo evitar la maldición que amenaza com despertar a viejos cadáveres para sembrar el horror por las calles.
El arte de Laika
Lo primero a destacar en ParaNorman es que es una película que aún se resiste a dejarlo todo en manos de la animación por computadora, y al ser una producción de un estudio relativamente nuevo, no teme en experimentar con las propuestas visuales que le dan forma a esta historia.
ParaNorman llega de mano del estudio de stop-motion Laika, que ya anteriormente dejo un buen sabor de boca entre los fanáticos de este arte con Coraline (2009), y es que aunque su trabajo aparentemente está dirigido hacia los niños, siempre logran impregnarle un toque impactante -y más adulto- a sus cuentos en la pantalla grande, con diseños que no temen jugar con los colores oscuros, contornos afilados, y las caprichosas y grotescas formas de sus modelos, que terminan siendo caricaturas perfectas de la misma imperfección humana.
La cinta nos va presentando poco a poco a los protagonistas de esta aventura zombi, cada uno con un diseño muy peculiar que lo distingue del resto y que encaja con algún estereotipo fácilmente indentificable por el público.
Norman Babcock
Norman es un fanático de los zombis y las películas de terror, afición que quizá desarrolló por su don de ver y hablar con los muertos, sin embargo, esto también le atrae la desconfianza y la burla de casi todo el pueblo. Este niño es el único que -más o menos- sabe cómo funciona la maldición y cómo detenerla, pero no cuenta con apoyo alguno para realizar su misión.
Neil Downe
Un chico regordete y afable que termina convirtiéndose en el mejor amigo de Norman. Su sobrepeso y otro montón de curiosidades también le acarrean burlas y ser bulleado por los bravucones de la escuela, por lo que tiene cierta empatía con el protagonista. A Neil no le molesta que Norman hable con los fantamas, al contrario, parece que le emociona.
Courtney Babcock
La hermana mayor de Norman. Una rubia porrista de curvas pronunciadas y bastante pretenciosa, siempre presume sus múltiples rutinas en YouTube y busca un hombre alto y fuerte para que salga con ella. Se supone que tiene que cuidar que su hermano no se meta en problemas, pero como pueden anticipar, Courtney no lo logra.
Mitch Downe
El hermano mayor de Mitch, y al contrario de Courtney con Norman, parece que hace un mejor trabajo en intentar cuidar a sus familiares. Mitch es el clásico joven mega mameyer, pero un poco -o un mucho- despistado. A pesar de que Courtney le tira toda la carrocería encima, este joven parece no darse cuenta.
Alvin
Aquí tenemos al prototípico bully de la primaria de Blithe Hollow, con todo y piercings de malote. Alvin gusta de molestar y llamar fenómeno a Norman, aunque curiosamente terminará siendo arrastrado por la montaña de sucesos y colaborando en la medida de sus posibilidades para librar al pueblo de los zombis.
Cada uno de los personajes e ParaNorman tiene su toque de magia, son disfrutables y cuentan con una gran cantidad de gestos que enriquecen la traman, gestos que toman un nuevo valor cuando recuerdas que el estilo de animación cuadro por cuadro obliga a los creadores a capturar cada segundo de animación con decenas de fotogramas creados a partir de muñecos, un trabajo prácticamente artesanal.
Claro que el resultado es espléndido, con personajes que se alejan diametralmente de las últimas películas animadas comerciales. Además, al igual que en Coraline, ParaNorman salta abruptamente de las locaciones cotidianas hasta las más sombrías e incluso oníricas, todas muy bien realizadas y con ligeras amalgamas de animación CGI y hasta técnicas tradicionales que logran lucir muy bien en conjunto.
Veo gente muerta
El largometraje animado dirigido por Sam Fell también se cuelga del rush cultural que ha perdurado por varios años acerca del fenómeno zombi, mostrando un breve homenaje a las primeras películas del género y a los autores clásicos, pero sirve también como una burla irreverente hacia este fenómeno.
Dentro del desarrollo de la historia de ParaNorman contamos también con rápidas analogías a lo que es la muerte y una forma de ver lo que ocurre al morir, sin que lleguen a ser rollos nefastos ni complicados, incluso para que los niños entiendan de qué va todo. Y es que cuántas veces no nos hemos visto en la complicada necesidad de intentar darle forma a este concepto tan duro a los pequeños del hogar.
Otra aspecto muy rescatable es el planteamiento original de un holocausto zombi en la actualidad; ParaNorman se aleja de las nuevas concepciones de ciencia ficción de los muertos vivientes y se queda con las monstruosidades canónicas que nacieron en las producciones de cine B, exponiendo en pantalla que evidentemente estos no muertos de hace 300 años se las verían más que negras en nuestra sociedad “tecnificada”, donde hemos crecido perdiendo poco a poco la sensibilidad y estirando nuestra tolerancia a la violencia.
Y es ahí donde esta parodia de zombis se convierte también en una crítica a nuestro estilo de vida actual. Hay una parte más seria de la película donde se nos pone de manifiesto que la intolerancia aunada a la ignorancia es un elemento que puede despojarnos de toda nuestra humanidad. Ustedes la notarán de inmediato porque de hecho es la parte más madura de toda la historia, que se resuelve dándole peso de nueva cuenta al libre albedrío.
La historia avanza de manera original y generalmente con buen ritmo, aunque algunos pueden sentir los gags y bromas algo espaciadas. El cierre de la historia en ParaNorman está muy bien logrado, ya alejado de cualquier tono de humor y es la parte más oscura del filme, que nos recuerda que esta cinta, aunque no deja de ser familiar, puede no ser tan recomendable para los niños más chicos.
Todos sabemos que estas películas mantienen historias que enaltecen los valores y dejan un aprendizaje, pero la historia real de fondo resulta ser bastante sombría a comparación del resto del cine animado del año. Eso sí, aunque no es un película muy larga, los personajes cambia, crecen y maduran, y no dejan de lado la moraleja al final del cuento.
Ésto también le traerá seguramente un grupo de seguidores muy bien definido, que se enamorarán de la combinación de cinta para público infantil, historia sombría, diseños atrevidos y una estética que llama inmediatamente la atención en cuanto te sientas a ver la película. El único “pero” con la producción de ParaNorman es que la versión en 3D no ofrece nada para resaltar, e incluso en varios momentos puedes quitarte los lentes y notarás que el largometraje no tiene tanto trabajo en este formato, y el que presenta es más bien demasiado sutil.
Es una lástima que ParaNorman esté un tanto fuera de temporada, habría sido genial ver este largometraje animado en fecha cercanas a las de Halloween y Día de Muertos, porque es la película indicada de zombis para chicos y grandes. El trabajo visual es de disfrutarse, pues es una artesanía en sí a pesar de la evolución en la industria, y tiene una buena dosis de diversión apta para todo público. Simplemente no se la pueden perder, ParaNorman destaca sorpresivamente como uno de los mejores estrenos animados del año.
1 comentario
Este tipo de animación es casi una pisina donde uno puede lansarse con los ojos cerrados. de alguna forma el esfuerzo que demaqnda la tecnica o algun otro motivo daq a los rrealizadores el aliento para buscar ofrecernos una buena historia. No he experimentado aun esa sensacion de… no se de que, que traen esas horribles secuelas de exitos taquilleros. El Stop motion es así como una especie de refugio.
en cuanto a esta obra sel septimo “arte”, buen trabajo