A veces nos esforzamos por odiar algo, por encontrarle lo malo, señalarlo, magnificarlo y hacer de ello el centro de una crítica generalizada sin tomar en cuenta el resto de sus partes. En otras ocasiones lo vemos diferente, tan alienado a nuestro concepto de cómo deben ser o hacerse las cosas que con premura lo tachamos de mal hecho. Esto es lo que en buena medida ha pasado con Batman vs Superman: El Origen de la Justicia, más no refleja la realidad del filme ni de la experiencia.
Zack Snyder, siempre generando división de opiniones en sus trabajos, regresa como el director de una película que sirve como secuela directa de El Hombre de Acero, como presentación de un nuevo pero veterano Batman y al mismo tiempo como catapulta para lanzar (o relanzar) el Universo Cinematográfico de DC. Los tres objetivos centrales ya encierran en sí una complejidad como pocas obras en el género, y a ello hay que sumarle la muy particular visión de Snyder con respecto a los superhéroes y su mundo.
Batman vs Superman: El Origen de la Justicia
Este no es el Superman que rescata gatos de los árboles, ni el que reúne las armas nucleares de todo el planeta para lanzarlas al espacio y mucho menos el que borra la memoria de Lois Lane con un beso. Este kriptoniano, el interpretado por Henry Cavill, es un personaje que, a pesar de su inmenso poder, la mayoría del tiempo se encuentra agobiado y desencajado por el mismo. No disfruta ser Superman, en buena medida Clark Kent odia a su alter ego y las opiniones encontradas de quienes lo perciben como nuevo mesías o falso dios lo tienen harto.
Del otro lado, aunque no precisamente de la moneda, está el Batman de Ben Affleck. Oscuro, traumatizado, retorcido sicológicamente y al igual que Clark, hastiado en buena medida de la opinión que ciudadanos y prensa tienen de él. La diferencia es que Ben Affleck interpreta a un Hombre Murciélago más maduro, y con el paso de los años llega no necesariamente la tolerancia, pero sí la indiferencia, algo que se refleja en una sutil línea de diálogo con Alfred: “Nosotros siempre hemos sido criminales”.
Así son los personajes de Zack Snyder en su visión de DC Comics. Batman vs Superman: El Origen de la Justicia presenta superhéroes no más realistas, pero sí bastante más humanos, más vigilantes que paladines de la justicia, un catálogo de emociones y sentimientos que normalmente se ven siempre ensombrecidos por sus temores cual si fuera retrato de la máxima Jedi: “el miedo lleva al enojo, el enojo al odio y el odio al sufrimiento”.
El cineasta rompe el molde narrativo impuesto y bien recibido de Marvel. Batman vs Superman no es una serie de pasajes para narrar como al final los buenos salvan el día, sino como medianamente lo sobreviven y las afectaciones a largo plazo que estos eventos implican. Tampoco tiene los elementos de chick flick ni de comedia tan recurrentes en la competencia; todo es más sobrio y serio.
Así es DC Comics en cine
Tras los eventos en El Hombre de Acero, el mundo empieza a preguntarse si deberían regular las acciones de Superman y el Senado de Estados Unidos intenta conciliar todas las opiniones. De forma paralela y marcado por la batalla contra Zod, de la cual fue testigo, Bruce Wayne ve con recelo y temor a Superman. La mera existencia de alguien con ese poder es una amenaza a la vida en todo el planeta, y es un riesgo que Batman no puede correr.
En el centro del conflicto es obvio anticipar que de alguna manera está Lex Luthor. La interpretación de Jesse Eisenberg es interesante. Plagado de inseguridad al mismo grado que de sed de conocimiento, éste se trata de un Lex enoclofóbico, lleno de tics nerviosos, discursos rebuscados sin concluir y un severo problema de egocentrismo que se ve lapidado con la aparición de Kal-El. Sin embargo, Zack Snyder pecó al agregarle varias capas de personalidad francamente innecesarias en un personaje tan cuadrado como Luthor, y si bien funciona para efectos del largometraje, se vuelve una adaptación bastante invasiva para lo mucho o poco que conocemos de su contraparte de historieta.
Muy diferentes, las adaptaciones del resto de personajes, creadas principalmente a partir de la saga Injustice, la novela gráfica El Regreso del Caballero de la Noche (de Frank Miller) y el relanzamiento de los cómics bajo el sello de New 52. Acá tenemos a un Batman con ya al menos 20 años de carrera y que, por lo que se puede apreciar en diversos guiños, ha sufrido en demasía.
Una mansión Wayne abandonada y prácticamente en ruinas, un recuerdo del traje de Robin con la marca asesina del Joker, el recurrir a armas de fuego y hasta el uso letal de la fuerza no son el común denominador del Hombre Murciélago, pero tampoco elementos aislados que no hayamos visto en cómics o los cuales sea difícil aceptar dadas las circunstancias. Todo hombre tiene un límite, y aunque no se hace referencia específica al pasado, se nos da a entender que algo sucedió y que este Batman, lleno de rencor y cierta impotencia, no se apega a los métodos tradicionales porque han demostrado ser inútiles.
Como su fiel escudero está Alfred Pennyworth, magistralmente interpretado por el actor inglés Jeremy Irons. El papel del mayordomo en esta ocasión es opacado por el de confidente y mano derecha del encapotado. Alfred ayuda en la parte técnica, mecánica, táctica y humana al vigilante de Gotham, sin descuidar su clásico y mordaz humor británico.
También central en el último tramo de la cinta, aunque con apariciones a lo largo de las casi dos horas y medias de duración de Batman vs Superman: El Origen de la Justicia, está Diana Prince, alias Mujer Maravilla. Gal Gadot cierra bocas con una interpretación sólida y convincente de una guerrera amazona que ama el combate.
Snyder el efectista
Claro, las escenas de acción también son buenas y rescatan la mejor adaptación de un cómic de grandilocuente de este tipo al cine. Sólo por esto último vale la pena verla. Aun así, con todo y lo efectista que es Zack Snyder, Batman vs Superman: El Origen de la Justicia tiene sus altibajos en este tenor. La armadura con la que Bruce Wayne hace frente al kriptoniano se mira extremadamente pesada en un par de tomas y el diseño de Doomsday es más genérico de lo que debería.
Totalmente a su favor está el ritmo narrativo (tan criticado por algunos). Zack Snyder intentó imitar en Batman vs Superman el flujo puntual de los cómics, con una construcción narrativa a base de escenas cortas alrededor de un gran panel central, que en el filme es el colofón de cada acto. La cinematografía de Larry Fong también hilvana esta similitud, con pocas tomas abiertas y un atinado abuso de encuadres en plano medio para los personajes y la acción.
El inexplicable odio en su contra
¿Si entonces es tan interesante Batman vs Superman por qué ha recibido tan malos comentarios? Una cosa es calificar la película y otra la expectativa que se tenía sobre la misma. Batman vs Superman no iba a profundizar por enésima ocasión particularmente en los mitos de cada superhéroe, hubiera sido metraje echado a la basura; tampoco podía brincar directamente a la pelea, no tendría sentido. El meollo del asunto era dimensionar el conflicto anunciado entre los personajes icónicos de DC y como esta lucha llevaba a formar en un futuro la Liga de la Justicia. Punto.
A pesar de ello, la trama profundiza en lo necesario tomando riesgos y siendo una producción menos formulaica, colorida, familiar y campy que el esquema de Marvel, a la vez que representa lo que ha tratado de imprimir la editorial en sus últimos números: ser superhéroe es difícil, injusto y sicológicamente devastador (para el héroe y para quienes lo rodean, sean familiares o completos extraños).
Algo que destaca por encima de otras obras del género es el enfoque de cómo el argumento se cuenta a través de los ojos de los protagonistas (abrumados), de la prensa (vende noticias), de los seres queridos (preocupación y reconciliación), de Lex (principalmente envidia), de las víctimas colaterales y del mundo en sí (opiniones encontradas), y cómo trasladan todas estas visiones a intertextos socio-políticos bien vigentes, como la búsqueda de líderes, de poder y de autojusticia.
Si algo hay que criticarle a Batman vs Superman severamente es la mercadotecnia para promover su estreno. Los tráileres, al igual que pasó con El Hombre de Acero, otorga poco espacio para las sorpresas (salvo el inesperado final). Además, el montaje pudo recorrer un par de escenas hasta después de los créditos para confundir un poco menos a los no tan entendidos de DC y dejar totalmente de lado otro par que sólo atascan innecesariamente el ritmo.
Cerca de la crema y nata del género
Sin estar exenta de fallas y pese a la multitud de comentarios en su contra, Batman vs Superman: El Origen de las Justicia es una de las adaptaciones más interesantes y mejor logradas del cómic a la pantalla grande. La película recibe de frente las balas de la crítica por sus ambiciosas pretensiones pero sale bien librada gracias a su ritmo narrativo (similar al de Watchmen), su atinado casting, su sorpresiva conclusión y montones de detalles que disfrutarán especialmente los seguidores de los personajes. Quizá su mal recibimiento se disipe conforme el resto de entregas conecte con este largometraje y el público perciba que hay lugar para las clásicas películas de superhéroes y para el trágico y reflexivo universo cinematográfico que propone DC.
2 comentarios
A mi no me gustó la película, pero esta reseña está muy bien escrita y da argumentos muy interesantes.
Muy buena reseña, a mi también me gusto. Se entiende que halla quien no les guste pero querer rebajarla a los Cuatro Fantásticos del 2016 no tiene justificación.