¿Recuerdas esas emocionantes historias del Hombre Murciélago donde se enfrentaba solito a centenares de tanques y el Batimóvil era el personaje principal del cómic? ¿No? Yo tampoco, pero eso es lo que tendremos oportunidad de hacer en Batman: Arkham Knight, el cuarto y último título de la saga Arkham, y que marca el regreso del estudio Rocksteady tras su descanso en Batman: Arkham Origins.
Batman: Arkham Knight
Si por alguna razón no viste la toneladas de tráileres respecto a este videojuego, te cuento rápidamente que la historia se ubica tras el final de Batman: Arkham City. El Espantapájaros pacta con otros villanazos de siempre, como Pingüino y Dos Caras, destruir de una vez y para siempre a Batman, ya que en esta ocasión cuenta con la ayuda de un (la verdad no tanto) misterioso aliado que se hace llamar Arkham Knight, y que por alguna (no tan misteriosa) razón conoce de pe a pa al encapotado: sus métodos, su pasado, sus fortalezas y debilidades.
Como cereza del pastel, Arkham Knight cuenta con un ejército y tecnología militar que ya quisiera cualquier nación de primer mundo. El Espantapájaros libera una poderosa toxina en Gotham y hace que la población sea evacuada, mientras que Arkham Knight y su armada toman el control de las calles. Corresponde a Batman reconquistar la ciudad y desarticular un maquiavélico plan que tiene tintes terroristas.
Súbete a mi Batimóvil
Para ello, la principal novedad en esta iteración es el Batimóvil, que más que un gadget -como quiso presentarlo Rocksteady en la ruleta de dispositivos a los que tenemos acceso- se trata prácticamente de otro personaje central. Encima de este vehículo me pasé la tercera parte del tiempo que invertí en Batman: Arkham Knight, ya sea siguiendo la línea principal de la historia o en muchas de sus misiones alternas.
De acuerdo a Rocksteady, el mapa de Gotham en esta ocasión era mucho mayor, con kilómetros cuadrados para explorar, pero la verdad que todo se siente que está a unas cuantas cuadras de distancia debido precisamente al Batimóvil. Esa fiebre de que todo se parezca a Grand Theft Auto no necesariamente benefició a Batman: Arkham Knight y aparte de recorrer demasiado rápido Gotham a cuatro llantas, con el Batimóvil enfrentaremos buena parte de los retos del Acertijo, patrullaremos la ciudad para desmantelar millones de tanques, perseguiremos a un par de villanos de la galería, correremos carreras contra reloj y hasta enfrentaremos a la mayoría de los jefes.
Así es. Alguien en el equipo de desarrollo pensó que cuando uno se refiere a los principales enemigos de Batman se le vienen a la mente vehículos de guerra y taladros gigantes, buena parte de los jefes que enfrentamos es maniobrando con el Batimóvil. Vaya, el último distrito de la ciudad es una larga y algo tediosa lucha contra puras unidades militares, y el colmo de lo ridículo viene con una torre, la cual para escalar tienes que hacer uso del Batimóvil, algo que me trajo dolorosas memorias de la película Batman & Robin.
No puedo negar que sean secuencias divertidas. Ya sea en el modo normal de conducción o en el de batalla –donde plantas los neumáticos para emplear las armas del automóvil-, la experiencia resulta entretenida, sobre todo en ciertas misiones adicionales donde debes proteger el perímetro de tanques. Pero a la larga resulta cansado, son las partes más complicadas de Batman: Arkham Knight y se sienten que estás jugando a todo, menos a ser el mejor detective del mundo.
Nuevos trucos para una vieja ciudad
Fuera del extensivo uso del Batimóvil, Batman tiene algunos trucos nuevos bajo la capa. Una de las mejoras del traje ralentiza el tiempo para derribar rápidamente a varios rivales uno por uno, algo que además de que se ve muy espectacular, también te ayuda a deshacerte de los hampones que traen armas de fuego. En el Modo Detective también tenemos un escáner de tejidos, el cual sólo usamos en una de las campañas secundarias, y un reconstructor de escenas del crimen, que también está algo abandonado pese a lo reconfortante que se siente cuando conectas todas las pistas.
La mayoría de gadgets del baticinturón son viejos conocidos y los obtienes desde el comienzo, sólo desbloqueas mejoras con puntos de experiencia. Si bien tiene cierta lógica, le quita algo de lo que me gustó de la primera entrega: el hecho de ir encontrando nuevos ítems que te ayudan a acceder a zonas a las que no podías anteriormente. El mismo sistema de juego de Batman: Arkahm Knight no te invita a que hagas mucho uso de ellos, pues las peleas y enfrentamientos, uses lo que uses, no otorgan puntos de experiencia a menos de que sean en misiones, mientras que cualquier tanque que elimines por la calle con el Batimóvil sí los da.
Otra adición es el poder usar a personajes como Robin, Ala Nocturna y Gatúbela durante el juego. No sólo repartimos caña con ellos, sino que lo hacemos en equipo con Batman, pudiendo alternar entre ambos personajes y ejecutar algunos golpes especiales en pareja. Tampoco esperes que suceda mucho, los momentos son contados y me parece que así funciona bien. Algunos de los DLC de preventa te permiten controlar a Harley Quinn y Red Hood, además de un personaje sorpresa esperando en las cimas de los edificios.
En general hay muchísimas más cosas qué hacer y varias formas de superar los distintos escenarios, pero entre la manera discrecional de otorgar puntos de experiencia, la sobreexplotación del Batimóvil y una evidente baja de utilidad del Modo Detective y del sigilo, como que el mismo Batman: Arkahm Knight no te invita mucho a experimentar, sólo a superar el reto y listo. El mismo escenario de la ciudad desolada y devastada que conocemos de las pasadas dos entregas tampoco ayuda mucho; pese al poder de las nuevas consolas, nuevamente se siente como un lugar muerto al que difícilmente uno le vería interés en salvar.
Olvida a los jefes, tenemos tanques
La carencia de peleas notables contra jefes es algo que también le resta puntos, sobre todo conforme avanza la historia y te das cuenta que no hay siquiera un gran batiencontronazo conclusivo. Tras superar la batalla final, si es que podemos llamarle así a la última secuencia, te deja con la sensación de que faltó quebrar algunos huesos.
Una vez terminada la aventura quedan decenas de misiones adicionales que presentan a la mayoría de enemigos incluidos en Batman: Arkahm Knight, porque la campaña central no lo hace. Los clásicos retos del Acertijo, contrabando de armas del Pingüino, robo de bancos de Dos Caras, puntos de control militar, un asesino que deja piezas de ópera en las cercanías, un nuevo enmascarado que desea tomar el lugar de Batman y toneladas de tanques son algunas de las misiones que afrontarás y que rebasan con facilidad las 40 horas de juego. Tendremos también la opción del New Game + si acaso deseas revisitar Gotham, aunque a ciencia cierta, después de completar la mayoría de eventos no me dan ganas de volver a tocar el juego en años.
Sumado a los puntos bajos, Rocksteady peca del Síndrome de Estocolmo por enésima ocasión, y aunque el juego en teoría debería centrarse en Arkham Knight, el Espantapájaros y en una nueva y máxima amenaza, el estudio es el más grande aficionado del Joker y lo quiere meter hasta en la sopa. El legado del payaso del crimen es pieza medular de la narrativa… o eso intentaron. Cuando terminé Batman: Arkham Knight me pareció que buena parte de la campaña, sobre todo el final, es un burdo e innecesario homenaje a las pasadas apariciones del Joker y no una historia nueva que se valga por sí misma explorando nuevos escenarios y enemigos del Murciélago.
Eso sí, gráficamente Batman: Arkham Knight luce impecable. Los modelos de los personajes principales, secundarios y terciarios son de resaltarse, lo mismo que los efectos de clima, las texturas, las sombras y el nivel de detalle de buena parte de la ciudad y sus interiores, así como las animaciones de las cachetadas que repartimos. Claro, siempre y cuando te quedes con las versiones de PlayStation 4 y Xbox One, pues la de PC contiene una abismal cantidad de bugs y bajones visuales que lo vuelven una experiencia muy, pero muy inferior a la de sus contrapartes de consola.
Síndrome de Estocolmo
El doblaje nuevamente es de altísima calidad, y a pesar de que el guion tiene severos altibajos, los diálogos están bien escritos y mejor representados. Las pocas sorpresas en la trama de Batman: Arkahm Knight resaltan gracias a este doblaje que nada le pide a las producciones para cine o televisión y que confirma que este medio se está convirtiendo en una interesante manera de contar historias.
¿Conclusión de la reseña? Pese a divertirme con la experiencia, Batman: Arkahm Knight me pareció el final de una saga que por alguna razón, capítulo tras capítulo, buscaba alejarse de los conceptos que le funcionaron bien la primera vez para parecerse a otro montón de videojuegos estilo mundo abierto. Si tu idea de Batman es enfrentar tanques y un conflicto bélico a gran escala, estás en el lugar adecuado. Si eres como yo, que esperabas algo con mucho menos llantas y orugas, notarás que aquí sobran. Pero aunque sea por una única ocasión, es difícil no sentir la tentación de acudir al llamado de la batiseñal.