No se puede negar que la industria de los videojuegos ha sabido aprovechar los dispositivos móviles para tratar de abarcar un mercado mucho más amplio; títulos que gustan a cualquier tipo de personas, ya sean gamers hardcore –como se hacen llamar- o casuales, y que se basan en mecánicas simples, prero entretenidas. Fort Meow tiene ese fin: hacer pasar un simple y buen rato tanto a usuarios de PC como de iPad.
Fort Meow
Personalmente nunca me han gustado los videojuegos diseñados para celulares o tabletas, sin embargo debo admitir que Fort Meow es una de esas sorpresas que llegaron a mi pequeña lista de excepciones debido a que su premisa es increíblemente adictiva: que no te molesten los gatos. Me quedé jugando por horas hasta que terminé esta variante gatuna de defensa de torre y sentí un vacío en mi vida.
El hecho de meterle historia a un título de este tipo puede llegar a espantar y alejar a jugadores que prefieren los dispositivos móviles; es decir, la trama es un arma de doble filo, pero en Fort Meow terminó funcionando.
Por otro lado el gameplay se siente muy fresco, principalmente adaptado para pantallas táctiles, sin embargo en PC no es complicado y los controles (todo con el mouse) son fáciles e intuitivos; no obstante, pienso que le faltó variedad en modos ya que una vez que terminamos la campaña no hay nada más qué hacer. Salvo algunos logros y mostrarle Fort Meow a la novia, no hay pretexto para volverlo a jugar.
Quizá lo que más me gusto de Fort Meow fue su estilo visual, un apartado que pretende hacernos entrar en un mundo de cómics o caricaturas infantiles. Soy fan de los buenos diseños de arte y el título, aunque puede parecer simple, está lleno de esos detalles y colores que agradan mucho, sobre todo a 1080p.
El secreto de los gatos del abuelo Ronald
Como ya lo dije, introducir una trama elaborada en un videojuego que va dirigido a los usuarios casuales puede ser un error, sin embargo el estudio Upper Class Walrus supo implementar una buena historia, que es meramente opcional si no le pones atención y te la brincas, pero que es realmente entretenida y te engancha desde el principio.
Tomamos el papel de Nia, una niña que acude a la casa de sus abuelos porque uno de ellos se encuentra mal de salud y está en el hospital; desde la última vez que visitas a la abuela te das cuenta de que se convierte en un tipo de señora loca de los gatos, por lo cual la tarea es investigar qué pasa.
Encerrada en el ático leyendo el diario científico de tu abuelo Ronald Birtch todo comienza a tomar sentido. Pero una horda de gatos intenta no dejarte proseguir con la lectura, por lo que tendremos que armar un pequeño refugio con lo que tengamos a la mano.
La historia se divide en episodios que vamos desbloqueando cada que superamos dos o tres niveles. Cada uno revela nueva información de los gatos y el motivo por el cual nos atacan, por ende debemos investigar la verdad con los nuevos datos: por qué su abuelo está en el hospital, por qué su abuela se volvió loca y por qué los gatos son agresivos. En realidad la narrativa de Fort Meow es tan buena en momentos que por momentos pareciera que estuviéramos leyendo un libro.
Los giros argumentales me sorprendieron bastante, porque al menos el estudio se ve que se esforzó en no convertirlo someramente en un título infantil, sin embargo, el ritmo se cae con un final un tanto simple y sin chiste, por demás predecible. Si la trama hubiera culminado de una forma interesante o con mayor énfasis en los personajes, Fort Meow sería perfecto en este apartado.
Construye una fortaleza para protegerte de la lluvia de gatos
La propuesta de Fort Meow puede llegar a verse como muy sencilla, pero tan pronto la pruebas se vuelve una adicción: quieres seguir jugando y jugando por horas hasta que te metes en la experiencia de forma completa.
El objetivo es sobrevivir a oleadas de enemigos –los gatos- que nos atacaran en cuanto terminemos de construir nuestro fuerte para proteger al personaje principal, Nia, la niña que investiga todo el asunto; tenemos a nuestra disposición un pequeño números muebles y cosas para hacer nuestro fuerte, y conforme vamos avanzando desbloqueamos más. Incluso tostadoras y disparadores de bolas de estambres para distraer a los felinos.
Cada mueble que colocamos en el escenario cuesta tiempo de instalación, que funciona como una especie de manejo de recursos y limita la colocación de algunos elementos debido a que cada uno cuesta más o menos segundos y resiste varios golpes dependiendo de su tamaño. Algunos tienen efectos únicos, por lo que la estrategia está presente en todos los niveles, pero no se preocupen si no les gustan este tipo de títulos, nunca se vuelve imposible de superar, de hecho peca de sencillo.
En cuanto a los muebles a usar, tenemos sillones, colchones, relojes cucú, canastas de ropa sucia, almohadas y todo tipo de artefactos que puedan repeler a los gatos. Los felinos también llegan en varios tipos, unos más peligrosos que otros y que atacan de maneras distintas (causan más daño, golpean bajo, gatos expansivos, etc).
En los ataques, tenemos una batería que carga energía con cada golpe que recibe nuestra fortificación. Dicha pila sirve para cargar un armatoste que nos ayuda a explorar la casa en su totalidad en busca de nuevos y mejores muebles. Si eres de las personas que buscan buenos retos, recomiendo que no uses ni una sola pieza adicional, que sobrevivas y superes Fort Meow con los que te dan al principio, esa si es verdadera dificultad.
Sin embargo no todo es bueno en Fort Meow. La jugabilidad sí, pero la falta de modos extra harán que al terminarlo lo desinstales y no vuelvas a tocarlo jamás por su escaso replay value; quizá el estudio integre modos nuevos con algunas actualizaciones, porque de no ser así, es un muy buen videojuego que será olvidado inmediatamente.
Como de caricatura
El apartado visual me sorprendió por lo bien que se ve. La paleta de colores suaves a 1080p vuelve muy agradable la experiencia, el diseño del escenario en su totalidad cumple con el cometido de reforzar la jugabilidad y otorgarle cierto humor, ya que no se trata de una experiencia seria y se nota que inicialmente fue diseñada para dispositivos móviles.
El sonido, por otro lado, es excelente, los temas musicales a lo largo del juego son pocos pero se encargan de introducirnos más en el conflicto de armar nuestro fuerte, evitar los gatos y disfrutarlo aunque dure tan poco. Es muy agradable escucharlas mientras se tiene o se pierde el control del nivel, más la del escenario final, que viene con todo y “vocalistas”.
Un buen juego a secas
Como lo mencioné desde el principio de la reseña, no me gustan para nada los videojuegos que van dirigidos al mercado de los dispositivos móviles, sin embargo reconozco que existen sus excepciones. Fort Meow es una de esas agradables experiencias que todo el mundo puede llegar a disfrutar debido a su premisa simple pero llena de punch.
Sin embargo, su corta duración y la nula existencia de algún otro modo fuera de la campaña principal lo convierten en un título condenado a ser olvidado rápidamente; vaya hasta los coleccionables se obtienen todos en una vuelta sin opción a fallas. Fort Meow cumple con lo que promete, entretener, pero cuando los terminas una vez la experiencia también lo hace.