Con el sabor de los antiguos juegos de rol, y sobre todo de Earthbound, Atlus nos presenta Citizens of Earth, un videojuego donde tomaremos el papel de un funcionario público en su búsqueda por mantener contentos a los ciudadanos, no con decisiones y gestiones administrativas, sino a punta de subir de nivel, derrotar criaturas extrañas y reclutar aliados.
Citizens of Earth
Muchos han querido quemarme en leña verde, amarilla, café o simplemente prenderme un cerillazo cuando les comparto que no me gusta Earthbound. “¿Cómo es posible si es un clásico”, me reprochan, pero a decir verdad, cuando tuve la fortuna de comprarlo originalito hace ya varios años, sentí que había tirado mi dinero a la basura.
Amante de los RPG, a mí mismo se me hacía increíble que no me gustara y prácticamente decidí no cambiarlo ni venderlo únicamente porque venía en una cajota con todo y guía, y siempre he sido un acumulador en esto de los videojuegos. Pero de gustarme, nunca, ni cuando lo jugué por primera vez y tenía unos quince, ni cuando me decidí a terminarlo –cual si fuera manda- y ya rondaba los 21.
La trama nunca me pareció interesante. Ni curiosa. Tampoco chistosa. Yo en aquel tiempo en los RPG buscaba historias épicas, leyendas maravillosas, mitologías encerradas en un cartucho. Hay que recordar que en la época de la SNES eran pocos los juegos serios y cuando yo tomaba específicamente un RPG era porque buscaba cierta seriedad en el asunto. Earthbound no la tenía. Y su tono desfachatado no me gustó antes y me sigue sin llamar ahora.
Curiosamente, desde que vi las primeras imágenes de Citizens of Earth sentí una obligación a probarlo. Un reclamo natural quizá de mi gamer interior que me exigía que 20 años después regresara a los RPG a la antigüita con una aventura que inmediatamente se veía que sudaba y transpiraba la esencia de Earthbound por todos sus poros.
Y sí. Citizens of Earth es un claro homenaje a aquel clásico RPG de Nintendo y HAL Laboratory, esta vez de la mano del estudio Eden Industries y Atlus. Qué digo homenaje, es casi casi una especie de sucesor espiritual, con mecánicas de exploración, sistema de juego, estilo gráfico y hasta el tono ligero de su argumento recordándonos aquella aventura de 1995 a cada paso que damos y cada enemigo que vencemos.
Reclutando ciudadanos
Como tal, podemos esperar lo mismo que vimos en aquella época ahora en nuevas plataformas (yo probé las versiones de PS4 y PS Vita). Empezando por las batallas, que se miran en una especie de primera persona: no vemos a nuestros personajes, sólo a los enemigos y hay una carencia casi total de animaciones a no ser por algunos brillitos y deformaciones de las figuras para advertirte de golpes y/o daño. Esto no me gustaba del original Earthbound, vaya, no me gustaba ni de los Dragon Quest de NES y sigue sin gustarme en Citizens of Earth, pero tengo que reconocer que algunos enemigos tienen diseños tan divertidos que no pesa tanto verlos sólo a ellos… las primeras 50 veces.
Más allá de ganar estos combates, lo que distingue a este juego de rol de otros es que uno de los objetivos principales es reunir ciudadanos. Atrápalos ya, hay que atraparlos, son más de 40 y reclutar a cada uno de ellos tiene su chiste, pero básicamente todos quieren que les ayudes de alguna u otra forma; una vez que lo hagas y regreses con ellos se unirán a tu grupo.
Esto es bien importante, pues como buen vicepresidente que eres pones a pelear a todos por ti, hasta a tu madre –literalmente-. ¿No había comentado que controlabas al vicepresidente? Bueno, así es, eres el segundo al mando en la Tierra y lo primero con lo que te topas es una turba iracunda que pide tu renuncia y un rival político dispuesto a hacerte polvo. Tu madre y tu hermano se unirán a tu causa al principio, ayudándote a lidiar con fieros enemigos como hippies y manifestantes.
No había abordado la trama porque en verdad es difícil resumirla. La historia de Citizens of Earth se torna más extraña con cada nuevo objetivo, con misiones que rayan en lo absurdo pero que se distinguen en que tú ayudas al presidente y a su vez a los ciudadanos, lo que va dando forma a las pequeñas subtramas. Por ejemplo, el primer misterio en la ciudad tiene que ver con animales salvajes en el bosque y una cafetería que ha perdido el sabor. Al final nos damos cuentas que el negocio era una nave espacial… y bueno, así sucesivamente, loquera tras loquera le van dando forma una entretenida campaña.
Los diálogos entre el vicepresidente y los ciudadanos son de lo más divertidos, lo mismo que las parodias a negocios, la políticas, la farándula y los videojuegos. Todo en Citizens of Earth se lo toman a broma. También a los ciudadanos, y pronto verás que tu equipo está formado por un grupo de personajes bien curiosos, desde una jefa de Policía, pasando por un salvavidas, un bartender, una niña amante de los gatos, una foto reportera y hasta la mascota de la escuela local.
Batallas a la antigüita
Pero más allá de lo divertidos que son, cada recluta es especialista en un par de apartados: en batalla y alguna habilidad que te sirve fuera de ellas. Por ejemplo, tu hermano tiene ataques de carga contra los enemigos, pero fuera de los combates te puede enviar ítems por mensajería.
El sistema de pelea de Citizens of Earth es harto sencillo (y uno de los ciudadanos te ayuda a subir o bajar la dificultad si tienes problemas). Es un RPG por turnos, con ataques normales que sirven para cargar los especiales y los especiales que ocupan un par de stocks para ejecutarse. La estrategia es la base de todo, así como traer un equipo equilibrado.
Y éste fue mi único problema en este aspecto. El sistema de batallas es tan, pero tan fácil que tampoco es como que los ciudadanos tengan muchísimas habilidades por desbloquear, pero habiendo tantas posibilidades para armar tu equipo de tres, siempre es prudente que tengas con quieren curarte cuando no tengas muchos ítems para ello.
Los jefes son quizá el mayor reto, pero dado que te salen enemigos a cada rato, uno sube de nivel rapidísimo y cuando llegas a ellos suele pasar que no son tan difíciles. Si los enemigos son cómicos, los jefes lo son mucho más, criaturas sacadas de una truculenta imaginación que dan más risa que miedo. Claro, todo en el mismo tono cómico de Citizens of Earth.
Además de pelear y reclutar, obviamente está la parte de la exploración. No es un mundo enorme el de Citizens of Earth, pero al menos se puede decir que nos lleva a muy diversos tipos de locaciones, en donde podemos entrar a casas, negocios y oficinas para husmear en los cajones y encontrar ítems o dinero (de hecho hacer esto nos hace ganar experiencia). También hay varios mini juegos para darle algo de variedad, pero nada que te haga perder mucho tiempo.
El videojuego en sí no es muy largo, y aunque hay un buen número de misiones secundarias, puedes terminarlo sin mucha prisa en unas doce-quince horas. Sacar el 100 por ciento de los logros tampoco es tan complicado, más bien requiere poco más de tiempo en lo que encuentras y le subes de nivel a todos.
El apartado técnico me pareció regular. Las ilustraciones de personajes y escenarios son en alta calidad, pero algo estáticas, supongo que para en parte parecer propaganda política. A mí me gustaron, y mucho, pero he leído muchas críticas de que parecen gráficos de videojuego creado en Flash. Eso sí, las batallas tan poco animadas y tristes si dan sueño, mucho sueño. Esta bien que era un homenaje a Earthbound, pero pudieron ponerles animaciones de ataque y no quedarse tan flojos en ese aspecto. La música también me agradó. Suena a juego de antes, de la vieja escuela.
Merece tu voto… si eres del partido
Al final me la pasé muy bien jugándolo, más que nada por su desfachatada trama y su omnipresente humor. Pero en mecánicas de juego se siente pobre y poco profundo. Si en su momento no me gustó Earthbound por ciertos aspectos rústicos en cuanto a tácticas y los visuales, Citizens of Earth no se aleja ni intenta mejorar gran cosa sobre ellos. Se queda en ser un interesante homenaje, pero nada más, aunque muy cómico. ¿Recomendable? Sí claro, pero sólo si eres amante de los JRPG, que en ese caso puede que no sólo te guste, sino que te encante. Al resto puede parecerles algo tedioso.