Todos tenemos recuerdos entrañables de la infancia. Hay momentos que se mantienen frescos en nuestra mente como las primeras experiencias de todo cuanto vamos experimentando: todo es nuevo, todo es interesante.
En mi caso, yo le tengo mucho cariño al recuerdo de la primer tira cómica que me hizo encontrar la manera de descifrar los signos plasmados en aquel viejo papel de un extraño diario que encontraron mis pequeñas manos inquietas.
Evidentemente, cuando le pedí a mi madre que me dijera que decían aquellos monitos que parecían luchadores, inmediatamente mando a la basura aquellas viñetas que se quedaron clavadas en mi delicado intelecto. “Son tiras feas”, me dijo.
Por muchos años le perdí la pista a esos monitos. Los buscaba en puestos de revistas, preguntaba por ellos con mis amigos, pero nadie conocía a esos extraños personajes. Sin embargo, yo los seguía dibujando en mis cuadernos de la escuela con las pocas reminiscencias que quedaban de sus personalidades de tinta china.
Pasaron los años y no supe de ellos nunca más, hasta que un día en la secundaria uno de mis compañeros sacó de su mochila una revista llamada El Chamuco y los Hijos del Averno, un periódico que de alguna manera comenzó a intoxicar mi intelecto con cuestiones políticas que iban al día, acompañadas de tiras cómicas con un humor único. En ese mismo ejemplar conocí los nombres de grandes dibujantes como Rius (uno de mis gurús espirituales), el Fisgón, Patricio, Hernández y Helguera… y al abrir la página central, vi de nuevo la luz.
Ahí estaban mis añorados monitos, aquellos que me hicieron la infancia con sus garabatosas formas y llegaba el momento en el que conocía el nombre de aquel “héroe”: El Santos.
Desde ese momento invadí la casa de este amigo para leer todas las ediciones que tenía de El Chamuco y los Hijos del Averno, en la búsqueda de más historias de los maestros Jis y Trino, autores de estos monos tan divertidos.
El Santos, acompañado de su fiel amigo El Cabo, siempre se veían envueltos en los enredos más ridículos y fugaces y me regalaron enormes momentos de una risa desenfrenada. Incluso entre las páginas satíricas de la revista en que los conocí, era un descanso de toda la sicosis que desataba cada nota puesta en el sartén de la decadente política nacional.
El Santos era una tira cómica que destacaba sobre las demás: llegaba con un nivel de humor que todo mundo podría entender, pero que no cualquiera podría soportar.
La Tetona Mendoza
Nunca olvidaré la primer aparición que recuerdo del amor imposible de El Santos. Una mujer con el cabello de escobeta y en topless que llegaba literalmente “mentando madres” del protagonista: la Tetona Mendoza, siempre imponiéndose sobre el protagonista, dejando en claro que el omnipotente y folclórico Santos era un mandilón de primera. La Tetona Mendoza utilizaba sus artimañitas sexuales y chantajeaba al protagonista para sacarle provecho o se burlaba de sus pifias jocosas.
Poco a poco fui conociendo al resto del reparto, personajes entrañables a la vez que irreverentes, que se paseaban por cada tira de El Santos sin pudor ni tapujos: El Diablo Zepeda, Los Cerdos Gutiérrez, Los Zombis de Sahuayo, La Sirena Lupe, La Perra Fiusha.
De entre esta lluvia de personajas rescato, con mucho aprecio, al políticamente incorrecto Peyote Asesino, un ser que se perfila como una mutación vegetal antropomorfa, un personaje que era la encarnación propia del adicto a los sicotrópicos, de los cuales, sus respectivos autores se declaran fanáticos y experimentados “hongonautas”.
El tiempo pasó y aunque El Santos dejo de aparecer en aquella revista donde lo conocí, llegaron a mis manos de a poco las antologías de pasta dura de este personajazo. Y aunque a seguí leyendo a muchos otros autores, a pesar de centenas de libros en mis manos y pese a una escuela alimentándome de varias doctrinas, políticas, artísticas y filosóficas, El Santos siempre fue para mí la excepción a la regla del buen gusto, su espontáneo manejo del lenguaje soez contradecía con carcajadas lo aprendido por el paso de los años.
Ahora, con el anuncio de su película (El Santos vs La Tetona Mendoza), sin duda alguna mi imaginación vuela con las posibilidades, aunque también siento cierto temor, porque siempre a donde fui, nunca encontré más lectores entusiastas de esta obra.
Desde que se emitieron las animaciones Flash de El Santos en el sitio web de Locomotion, allá a finales de los noventa, estaba más que claro que el encanto de este personaje solamente estaba reservado para aquellos ya llevaban leyendo sus aventuras irreverentes desde tiempo atrás. Los chistes locales, las expresiones tan propias incluso de los mismos autores, son parte importante para comprender por completo los remates de los gags que escupen los personajes, y esto lo entendería mejor cuando comencé a escuchar en 2009 el programa de radio de los autores La Chora Interminable (¿así o más acertado el título?).
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Gracias a este programa, uno se da cuenta que Jis y Trino proyectan facetas particulares de sus propias personalidades en los personajes que dibujan, y al menos a mí me resulta muy satisfactorio escucharlos.
Aunque sus pláticas puedan parecer constantemente ventanas al pasado, me hacen pasar ratos amenos… son como esos abuelitos pachecos que nunca tuve. Dibujantes consagrados, exitosos y plenos que viven al día, felices de haber tomado una pluma y un papel para realizar lo que les gusta y no lo que a muchos se nos exige hacer: crear.
El Santos vs La Tetona Mendoza
El filme El Santos vs La Tetona Mendoza (título homónimo de los recopilatorios especiales de Jis y Trino) viene como un experimento cinematográfico que intentará basarse en el candor de los monos que me han hecho el día desde hace años.
El director, Alejandro Lozano, “El Patas”, (Matando Cabos, 2004), es un fanático declarado de la obra de los moneros tapatíos. De entrada, es bastante alentador este hecho, porque desde que se planteó la realización de la cinta, le quedó más que claro que el punto fuerte para darle su peso respectivo era respetar ese estilo tan peculiar del diseño de los personajes. En las tiras, con cada aventura parecen reinventarse las líneas que los conforman, pero sin perder su esencia y esto fue uno de los retos para Anima Studios, quienes realizaron gran parte del trabajo de producción con animación tradicional.
Esta es la primer película animada que dirige “El Patas”, y desde el avance nos deja en claro que echó mano de todo su bagaje de filmaciones de live action para sacar por completo a los personajes de los planos conocidos y explotar todas las posibilidades, imprimirle mayor dinamismo a las secuencias de acción, que sin duda estarán llenas de tropiezos cómicos para que en ningún momento alguien pueda tomar esta película en serio.
Hablando del factor acción, otra cosa que me resulta muy interesante es el factor zombi que tendrá la película. Esperemos que este gancho argumental funcione en las filas de aficionados de los filmes al estilo de George A. Romero, de entre los que me encuentro como fiel partícipe, ya que, como es bien sabido, siempre que el objeto de mayor violencia sea un zombi, cualquier cinta se convierte en algo aceptable y hasta divertido, lo que impulsará la iniciativa de lograr que se le otorgue la clasificación B15, porque la idea de El Santos vs La Tetona Mendoza es que llegue a todo el público posible.
Este trabajo es una película de autor, eso no se puede negar. Los diálogos y las situaciones que nos refleja el avance nos hablan de que no se buscará estandarizar el lenguaje o las expresiones de los personajes, por lo que yo les recomendaría que leyeran aunque sea un volumen de El Santos y escuchen el programa de radio de los autores, como para que se vayan empapando del humor que encontrarán en esta nueva producción animada nacional.
El casting de voces es 100 por ciento conocido y reconocidos por los seguidores de la televisión y el cine mexicano, con la participación de los grandes ídolos de Jis y Trino como Cheech Marin y el director Guillermo del Toro. La música contará con una participación de Botellita de Jerez en el tema principal y se desfilarán la mayoría de los personajes creados para el universo de El Santos. Estas son de las pocas mezclas de elementos en México que me agrada desde un principio para apreciarla en la pantalla grande.
Sé que tendrá una dura competencia en cartelera a finales de este 2012 , pero desde la esquina ruda haré lo que me toca para alentar y apoyar esta producción de Jis y Trino. El estreno cerrará un círculo personal muy importante, así que está de más decirles que no se pueden perder este justo y merecidísimo homenaje a uno de los íconos de la cultura popular mexicana.
2 comentarios
yo ya leia las tiras de jis y trino y el chamuco y los hijos del averno antes de que se pusieran de moda, ahora son tan mainstream
Asquerosa película